La Unión Europea está revisando su legislación en materia de clima, energía y transporte, con el objetivo de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en, al menos, un 55% en 2030 y lograr que Europa sea el primer continente climáticamente neutro del mundo en 2050. En el caso del sector del transporte, Bruselas pretende acelerar la implantación de una infraestructura para la recarga o repostaje de vehículos con combustibles alternativos y establecer normas de CO2 más estrictas a turismos y furgonetas.