Empresas y finanzas

La demanda mundial de hidrógeno no despegará hasta 2035

Tanques de hidrógeno para la producción de energía renovable. iStock

Aunque todavía existe una gran incertidumbre sobre cómo evolucionará el mercado del hidrógeno en el mundo, qué países liderarán su desarrollo y qué implicaciones geopolíticas tendrá su despliegue, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), prevé que el hidrógeno limpio podría satisfacer hasta el 12% del consumo de energía final para 2050. Suscríbete gratis a elEconomista Energía, la revista líder del sector

En un informe reciente, IRENA apunta que la década de 2020 podría convertirse en la era de una gran carrera por el liderazgo tecnológico del hidrógeno, provocada por la drástica caída de sus costes y una rápida ampliación de la infraestructura requerida. El hidrógeno verde comenzaría a competir con el azul en costes para 2030, principalmente en países como China (gracias a sus electrolizadores de bajo coste), Brasil e India (con renovables baratas y precios del gas relativamente altos), aunque en muchos escenarios de descarbonización la demanda no comenzaría a despegar hasta 2035.

La llegada de la pandemia ha empujado la carrera por el liderazgo en hidrógeno limpio. En agosto del pasado año, los gobiernos habían asignado unos 65.000 millones de dólares en apoyo al hidrógeno verde para la próxima década, con Francia, Alemania y Japón asumiendo los compromisos más importantes. Desde noviembre de 2021, los anuncios globales de proyectos de hidrógeno a 2030 suman 160.000 millones de inversión, la mitad destinados a la producción de hidrógeno verde. Asimismo, la cartera de proyectos de electrolizadores anunciados supera los 260 GW a nivel mundial en octubre de 2021. Si se implementara, traería 475 GW adicionales de capacidad eólica y solar FV para 2030.

IRENA prevé que dos tercios de la producción de hidrógeno verde en 2050 se utilizarán localmente y un tercio se comercializará a través de las fronteras. Es probable que los gasoductos -incluidos los adaptados- faciliten la mitad de este comercio, mientras que la otra mitad se cargaría en barcos en forma de derivados del hidrógeno como el amoníaco. Esta situación es similar a la del gas natural, que se divide en comercio regional basado en gasoductos (48% en 2020) y comercio global de GNL (52%). A este respecto, los países ya están forjando acuerdos bilaterales que podrían allanar el camino para nuevas relaciones comerciales de hidrógeno.

Más de 30 países y regiones a nivel global cuentan con estrategias de hidrógeno que incluyen planes de importación o exportación de este combustible, lo que indica que el comercio transfronterizo de hidrógeno crecerá considerablemente y se limitará la probabilidad de concentración de las exportaciones. Países importadores de energía como Chile, Marruecos y Namibia podrían convertirse en exportadores de hidrógeno verde, mientras que África, América, Oriente Medio y Oceanía tienen el mayor potencial técnico para la producción de este combustible. El informe también señala que los países con gran abundancia de recursos renovables, podrían convertirse también en productores de hidrógeno verde y exportarlo a grandes centros de demanda.

Más competitivo pero menos lucrativo

Por otra parte, los países exportadores de combustibles fósiles consideran al hidrógeno una forma cada vez más atractiva de diversificar sus economías. Muchos de ellos, como Australia, Omán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, se están volcando hacia el hidrógeno verde para desarrollar nuevas industrias de exportación, aprovechando la infraestructura energética establecida (puertos, oleoductos e instalaciones de almacenamiento); mano de obra cualificada en la producción, conversión y manejo de combustibles y gases energéticos; y las relaciones comerciales de energía existentes.

Sin embargo, los productores de combustibles fósiles deberán continuar desarrollando estrategias de transición económica más amplias, ya que el negocio del hidrógeno será más competitivo pero menos lucrativo que el del petróleo y el gas, y no generará rendimientos comparables. El motivo radica en el hecho de que el hidrógeno es un negocio de conversión, no de extracción, y tiene el potencial de ser producido de manera competitiva en muchos lugares, lo que limitará las posibilidades de capturar rentas económicas similares a las generadas por los combustibles fósiles.

La fabricación de equipos también generará negocio. Las estimaciones apuntan a un mercado potencial de 50 a 60.000 millones de dólares para electrolizadores y un mercado de 21 a 25.000 millones de dólares para pilas de combustible en 2050. China, Europa y Japón han desarrollado una gran ventaja en la producción y venta de electrolizadores, pero el mercado aún es incipiente y relativamente pequeño. La innovación y las tecnologías emergentes pueden cambiar el panorama de fabricación actual.

Al hilo de todo lo expuesto, IRENA concluye en su informe la gran oportunidad que ofrece el hidrógeno verde para reforzar la independencia, la seguridad y la resiliencia en materia energética, al reducir la dependencia de las importaciones y la volatilidad de los precios y aumentar la flexibilidad del sistema energético. En este sentido, propone ayudar a los países en desarrollo a implementar tecnologías de hidrógeno desde el primer momento para evitar que se amplíe la brecha global de descarbonización.

La Agencia propone que los esfuerzos globales se centren en aplicaciones que brinden ventajas inmediatas y permitan economías de escala en los próximos años. Considera que priorizar las aplicaciones de alta demanda para las que el hidrógeno es la mejor alternativa, y quizá la única, tiene más probabilidades de ser rentable y es menos susceptible a los riesgos de los mercados nacientes.

A grandes rasgos, el hidrógeno cambiará la geografía del comercio de energía, regionalizará las relaciones energéticas y suscitará la aparición de nuevos centros de influencia geopolítica basados en la producción y uso de hidrógeno a medida que decaiga el comercio de petróleo y gas. El hidrógeno verde incorporará nuevos y diversos participantes al mercado, diversificará las rutas y los suministros, y hará pasar el poder de manos de unos pocos a las de la mayoría. Gracias a la cooperación internacional, el mercado del hidrógeno podría ser más democrático e inclusivo, con oportunidades por igual para los países desarrollados y en desarrollo.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky