el acuerdo con Podemos y Ciudadanos, única baza
Seguro que si a Pedro Sánchez le hubiesen dicho cómo iba a acabar finalmente el partido aquel largo y fatídico primero de octubre en el que vio cómo su cabeza rodaba por el suelo de Ferraz hubiese soltado una de esas graves y profundas carcajadas a las que nos tiene acostumbrados. El caso es que, poco más de ocho meses después, las fregonas terminan de limpiar los restos de sangre de las paredes del feudo socialista para celebrar un esperadísimo Congreso en el que el 'sanchismo' instaurará la ansiada paz interna dejando atrás las enconadas cuitas internas que tanto han dado que hablar en los últimos tiempos y que han sido cercenadas de raíz a golpe de voto militante. Al menos de momento.