Los líderes españoles eligen venezuela para hacer política

Imaginen unas elecciones en un país cualquiera. Uno de esos fríos, verdes y lluviosos, en los que la gente se va a la cama a las nueve con el estómago medio vacío y donde los ricos pagan muchos impuestos sin rechistar para que luego la universidad, el autobús y el cirujano salgan gratis.

todo preparado el 26J

Hablábamos de 2015 como el año de todas las elecciones, los 365 días definitivos, los 12 meses que lo cambiarían todo, la rave política más loca de la democracia española antes de afrontar nuestra particular resaca de cuatro años. La necesidad de ponerse de acuerdo, la fiesta del pacto, el goce de romper los tabúes y las líneas rojas por el bienestar de la ciudadanía. La Segunda Transición con mayúsculas. Asaltar los cielos. La leche.

del gran pacto al gran fracaso

Pues sí amigos, ya nos tienen otra vez donde querían. Justo en la fina línea que separa el portentoso milagro del fracaso más absoluto. Sin más esperanza que encomendarnos a la Virgen del Gran Remedio, por ponerle delante ese adjetivo calificativo que ha marcado toda la campaña postelectoral: Gran, gran, gran. Se empezó con la gran coalición, se pasó por el gran pacto, se acabó en el gran fracaso. Al final va a resultar que lo que faltó fue un gran político.

Nadie conocía a Puigdemont cuando su pelambrera apareció por sorpresa

Y cuando todo parece perdido, aparecen. Sobre el ruido de la bocina que marca el final de un partido empatado, en el último segundo del descuento, en el golpe de efecto final de una película que parecía haber quemado su relato. En la postrera enmienda del último presupuesto. En la complementaria de tu declaración de hacienda fuera de plazo. En el cable rojo o en el cable azul. En el botón que pulsas para detener la cuenta atrás justo antes de que la bomba te estalle en la cara. Sudores fríos. Cara de alivio. Volantazo de puro reflejo. Hemos salvado al mundo.

Las diferencias de la primera reunión evidencia lo imposible del acuerdo

Tropecientos días después de depositar el voto en la urna, amplias vacaciones de Semana Santa mediante, el tiempo al fin apremia y nuestros políticos se han vuelto a enfundar el traje de faena. Tras la afilada sesión parlamentaria del miércoles, que iba de refugiados pero al final fue de Venezuela, llegó el esperado jueves de reunión a tres bandas. PSOE, Ciudadanos y Podemos sentaban sus posaderas en una mesa de negociación transcurridos tres meses y medio tontos de ya te llamaré mañana. La cosa, como era de esperar, no pinta demasiado bien.

Trece semanas sin gobierno

Trece semanas, trece, sin Gobierno en España y aquí no pasa nada. O pasa lo justo para que parezca que sí pasa algo. Con las vacaciones de Semana Santa asomando en el horizonte, este jueves tocaba buscar el titular del día para cerrar semana. La reunión de unos cuantos socialistas que pasaban por Bruselas se antojaba escenario perfecto para dejarse ver en algún corrillo 'secreto' de esos que se están poniendo tan de moda últimamente. Charla informal superprivada en un salón lleno de periodistas con la cámara más o menos a cincuenta centímetros de tu cara. Viejos trucos para la nueva política. Con el dedo en el botón de rojo del REC, Pedro Sánchez entró en escena dispuesto a ganarse el pan de candidato en funciones (de teatro, quizás) hasta que alguien demuestre lo contrario.

segunda votación en 48 horas

Después de la cal viva siempre llega la calma. Sobre todo si es viernes y nos queremos ir prontito a casa, que ya estuvo bien. Tras una semana de mandobles parlamentarios al más puro estilo Transición, es hora de recoger velas y consultar la previsión del tiempo en las próximas semanas, porque es probable que llueva política. Eso sí, no sin antes ticar el billete de vuelta de este viaje hacia ninguna parte en honor al movimiento que nos han regalado Pedro Sánchez y Albert Rivera.

iglesias insiste en el cargo

Fernando de Santiago, Manuel Gutiérrez Mellado, Rodolfo Martín Villa, Alfonso Guerra, Narcís Serra, Francisco Álvarez Cascos, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, María Teresa Fernández de la Vega, Alfredo Pérez Rubalcaba, Elena Salgado y Soraya Sáenz de Santamaría. No, no es la alineación de un partidillo de veteranos de la política española. Es la lista de vicepresidentes del Gobierno desde el restablecimiento de la democracia en nuestro país. Que pase el siguiente.

análisis del último barómetro

Cuentan por ahí que fue antes incluso de que un tal Julio Iglesias cantara por primera vez aquel pegadizo y lánguido estribillo. Cuatro certeras palabras con las que nos advertía, pobres mortales, de que daba igual lo que ocurriera con nuestras insignificantes existencias. Al final, la vida seguiría igual. Año arriba, año abajo, allí estaba ya la demoscopia oficial, la pagada por el estado, para recordarnos que las matemáticas imaginativas, las curvas de tendencia y las gráficas de colores serían las encargadas de cerciorarse de ello. Luego ya vino su hermana gemela para demostrar que con dinero privado también se puede crear opinión con un mes de retraso sobre la cruda realidad.

el expresidente vuelve a la actualidad

Y se acabó la diversión. Llegó el comandante y mandó a parar. Así cantaba Carlos Puebla las hazañas del cubano más mentado de la contemporaneidad y así aparecía esta semana Felipe González en la portada del diario de deferencia... perdón, de referencia del socialismo patrio. El día D a la hora H. Con un poco de retraso, como las novias, y a cuatro columnas para regocijo de trifulqueros y demás columnistas. Música de tensión. El hombre ha hablado.