Política

Sonría, por favor: Podemos y la moción-retrato

  • Rajoy podría salir reforzado ante una ciudadanía hastiada de hastiarse
Pablo Iglesias, al frente de Unidos Podemos, ayer en el Congreso. Foto: EFE

De tanto que cambia, la política española cada vez se parece más a sí misma. Este jueves Podemos ha querido inmortalizar el momento abriendo el diafragma de la cámara al máximo para sacar una instantánea a la oposición en bloque con el planteamiento de una moción de censura a un Mariano Rajoy que volvió de hacer las Américas con el alma de meteorólogo intacta. Cosas que pasan esperando a que pase la tormenta.

Con el 'Tramabús' aparcado en la puerta y el huracán 'Lezo' arreciando más que nunca, las huestes de Iglesias volvieron a convocar una rueda de prensa exprés de esas que pillan a contrapié al más pintado, con un escueto mensajito de cortesía que lees cuando ya queda poco espacio para maniobrar. Atravesando los pasillos del Congreso rollo Reservoir Dogs, los diputados de las distintas sensibilidades podemitas posaron en formación espartana para dejar claro que en ritmo de guion no les gana nadie, aunque el argumento sea poco creíble y tenga poco recorrido.

Si alguien quería achacar que desde Vistalegre II su oposición se reducía a la espantajería de la itinerancia y la cacerola, ahí estaban para callar bocas y lanzar un revés liftado al tejado del resto de partidos de la oposición desde el corazón de las instituciones. Pero ya se sabe que a ovejas separadas, lobo que engorda. Sobre todo cuando el ganado ovino parece más preocupado por proteger su trozo de pasto que por el lamentable estado del monte institucional español.

El rigor y la fe

Tardó el PSOE como minuto y medio en salir a la palestra para confirmar que ellos eran los verdaderos destinatarios del mensaje de Iglesias. "Mala fe y falta de rigor" fueron las expresiones elegidas por un Antonio Hernando que parecía visualizar las manos de Pedro Sánchez frotándose la una contra la otra. El propio Sánchez parecía adelantarse a los acontecimientos escasas horas antes del lanzamiento del órdago para afirmar en la radio que "ahora mismo" y solo ahora mismo no hay alternativa posible a Rajoy de cara a una moción de censura. Porque, obviamente, para él la única alternativa es él.

Mientras tanto, desde la Feria de abril socialista se calificaba de "numerito" el desafío, y hasta Patxi López se animaba con "el protagonismo" que en su opinión busca Iglesias. En el castillo de naipes de la Gestora cualquier brisa se convierte en vendaval, y el 'no es sí' se hace más y más insoportable con cada nueva conversación entre políticos del PP filtrada de un sumario que orina en la separación del poder político y el judicial, latrocinios aparte.

Lo circense

Una vez descartada la posibilidad de quedarse callado, Ciudadanos decía lo que Podemos esperaba que dijera, como no podía ser de otra manera. Y "circo" fue la palabra mágica: Ni le darán el poder a Iglesias ni van a apoyar a un partido asediado por la corrupción. Bueno, de esto último no están seguros. O bueno, igual sí apoyan pero poquito. La estabilidad es la estabilidad y la aprobación de los presupuestos está a la vuelta de la esquina. Que la corrupción no nos estropee el regenerar. Ya actuará la justicia y se darán las explicaciones oportunas a su debido tiempo.

Boomerang

ERC cambia referéndum por moción y la antigua CIU ni está ni se le espera que bastante tiene ya. Al PNV no le parecen formas eso de 'mocionear' y luego preguntar y Aitor Esteban, el portavoz de los nacionalistas vascos dio en una de las posibles dianas: a ver si de tanto querer polarizar se va a acabar reforzando a un Mariano Rajoy en el peor momento de su mandato. De momento parece que lo va consiguiendo. Entre las escaramuzas opositoras, el caminante rápido va consumiendo los tres días que tarda de media en olvidar la memoria de pez de una ciudadanía hastiada de tanto hastiarse. Y si no al tiempo.

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