Catedrático de Historia de América de la UNED
Carlos Malamud

Finalmente ocurrió lo inevitable: Jair Bolsonaro ganó la elección y será el nuevo inquilino del Palacio de Planalto, sede de la presidencia brasileña. Huyendo de las definiciones, sin proponer un programa claro y sin presentarse a debatir con su adversario ni con la prensa, el impulso de la ola conservadora de las últimas tres semanas le bastó para lograr aquello que hasta a él mismo creía imposible dos años atrás.

Carlos Malamud

*Por Carlos MalamudPuede ser que últimamente las encuestas no estén muy acertadas, pero es difícil que se equivoquen demasiado en lo referente a la segunda vuelta de la elección presidencial brasileña. A medida que se van conociendo nuevos estudios de opinión, la distancia entre el candidato favorito, Jair Messias Bolsonaro, y el segundo posicionado, Fernando Haddad va en aumento y no sería descartable un desenlace del 60 a 40 a favor del primero.

Opinión

A una semana escasa de las elecciones presidenciales brasileñas las cosas parecen estar más claras y de la incertidumbre inicial hemos pasado a un territorio bastante más acotado. De cumplirse los resultados previstos por las últimas encuestas la contienda se quedaría reducida a un enfrentamiento a dos, aunque todo indica que el misterio recién se resolverá en la segunda vuelta del próximo 28 de octubre, donde participarían el ultraderechista Jair Bolsonaro y el petista (del PT, Partido de los Trabajadores) Fernando Haddad, el sucesor de Lula.

Carlos Malamud

Lava Jato en Brasil, las escuchas peruanas a los jueces, los cuadernos argentinos de la corrupción y la consulta popular en Colombia son algunos de los hechos recientes que jalonan la lucha contra la corrupción en América Latina. Del tradicional "roban pero hacen", con sus variantes nacionales, se ha pasado a una menor tolerancia con los corruptos y a la exigencia de responsabilidades. Simultáneamente se vive un deterioro creciente de la política y de las principales instituciones democráticas, como los partidos, los parlamentos o los jueces.

Carlos Malamud

No se puede analizar la relación de Donald Trump con América Latina sin incluir su relación con el resto del mundo, comenzando por sus aliados tradicionales, como la Unión Europea, Canadá o Japón. En líneas generales éstas se rigen por el America first, que esconde un gran vacío por detrás, sin nada ni nadie en segundo o tercer lugar. Así, se observa un gran desinterés por América Latina, como prueba el hecho de que recién a finales de junio el Senado haya confirmado a Kimberley Breier como secretaria de Estado adjunta de Asuntos Hemisféricos.

Editorial

La segunda vuelta de las elecciones colombianas se celebró siguiendo el guión previamente escrito. Como esperaba casi todo el mundo, el candidato uribista Iván Duque se alzó con la victoria.