Catedrático de Historia de América de la UNED
Carlos Malamud

Cambiemos, la coalición electoral de Mauricio Macri, ganó ampliamente las elecciones parlamentarias argentinas. No sólo se impuso en los cinco mayores distritos del país (la capital y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza) y en Santa Cruz, otrora el gran bastión kirchnerista, sino también en siete circunscripciones más hasta llegar a 13, de 24. De este modo, el color amarillo del oficialismo se esparció sobre todo el territorio nacional. Los mercados también reaccionaron favorablemente a la victoria. El riesgo país se contrajo un 4%, subieron los bonos y las acciones y el peso mejoró su cotización frente al dólar.

Opinión

Partiendo de una encuesta de Poliarquía, La Nación de Buenos Aires titulaba que en Argentina se había producido "un fuerte repunte de la percepción del Gobierno y de la economía". Cerca ya de las elecciones del 22 de octubre, que entre otras cuestiones renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, la noticia constituye un fuerte estímulo para el oficialismo.

Opinión

Durante la reciente reunión en Buenos Aires del Consejo de las Américas, Alejandro Werner, director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), afirmó rotundo que "Argentina exhibirá uno de los cambios en la tasa de crecimiento más altos de la regióny pasará de una tasa negativa del 2% el año pasado a superar el 2% este año; un cambio de más de cuatro puntos".

Carlos Malamud

En abril de 2000 Mercosur y la UE comenzaron a negociar un Acuerdo de Asociación, un Acuerdo que aún no se ha podido firmar. Pese a las dificultades que jalonaron el proceso, parece que hoy estamos en una fase diferente y, por primera vez en tiempos, con ambas partes interesadas en demostrar su interés en cerrar el tratado. Y si bien la llegada de Trump pudo acelerar el diálogo, dados sus ataques a la UE, a México y al libre comercio, lo que ocurre hoy es también producto de los cambios vividos en los últimos años a ambas orillas del Atlántico.

Opinión

En las próximas elecciones parlamentarias en Argentina, a celebrarse el 22 de octubre, son muchas las cosas que están en juego y si bien no se espera un cambio trascendental en la composición de las Cámaras sus consecuencias inmediatas sobre la política nacional serán muy importantes. Como cada dos años de forma indefectible, en lo que no deja de ser un calendario electoral endiablado que impide una gobernanza sin sobresaltos, toca renovar la mitad del Congreso de los Diputados y un tercio del Senado.

Carlos Malamud

En las próximas elecciones parlamentarias en Argentina, a celebrarse el 22 de octubre, son muchas las cosas que están en juego y si bien no se espera un cambio trascendental en la composición de las Cámaras sus consecuencias inmediatas sobre la política nacional serán muy importantes. Como cada dos años de forma indefectible, en lo que no deja de ser un calendario electoral endiablado que impide una gobernanza sin sobresaltos, toca renovar la mitad del Congreso de los Diputados y un tercio del Senado.

Opinión

En las últimas semanas se han multiplicado las manifestaciones populares que piden en la calle la renuncia del presidente Michel Temer y la convocatoria inmediata de elecciones directas (Diretas Já). Pero más allá del deseo de las multitudes es una reivindicación difícil de satisfacer, ya que la Constitución brasileña no contempla el adelanto electoral. En el caso de vacancia presidencial corresponde al Parlamento en pleno (Senado y Congreso) elegir al nuevo mandatario 30 días después del cese o dimisión.

Carlos Malamud

En las últimas semanas se han multiplicado las manifestaciones populares que piden en la calle la renuncia del presidente Michel Temer y la convocatoria inmediata de elecciones directas (Diretas Já). Pero más allá del deseo de las multitudes es una reivindicación difícil de satisfacer, ya que la Constitución brasileña no contempla el adelanto electoral. En el caso de vacancia presidencial corresponde al Parlamento en pleno (Senado y Congreso) elegir al nuevo mandatario 30 días después del cese o dimisión.