SALUD
31/03/2020, 08:58
Tue, 31 Mar 2020 08:58:33 +0200
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Debe considerarse un logro que los líderes políticos del mundo orillen sus intuiciones, criterios y opiniones para hacer caso a los que realmente saben: científicos, técnicos y eminencias sanitarias. El discurso salvador se gestará con el esfuerzo y talento de los clínicos, virólogos, epidemiólogos, matemáticos, farmacéuticos e inmunólogos. Si la salud está por delante de la economía, entonces los recursos deberían corresponder al trabajo de esa gente rigurosa, con experiencia en la investigación de otras enfermedades similares, conocedores de los patrones de comportamiento y capaces de identificar las diversas formas de transmisión comunitaria de los virus. Más pronto que tarde, y sin más bandera que las evidencias, la comunidad científica será capaz de secuenciar el genoma de la COVID-19 en distintas latitudes y estaciones del año, hasta descifrar la resistencia del 'bicho' ante todo tipo de tratamientos. Por ese camino, despejado de ideologías y pasiones, llegarán las decisiones preventivas para salvar el presente, con remedios de choque y con el descubrimiento de vacunas capaces de protegernos en el futuro.