Periodista y presentadora de 'Trece al día'
Ana Samboal

Apenas llevan cien días, pero sus decisiones e indecisiones han hecho correr ríos de tinta. Al parecer, llevan mal lo de estar bajo la lupa, pero es el precio que hay que pagar cuando has levantado tan altas expectativas y una crisis feroz ha despertado la conciencia cívica de los ciudadanos, que ahora exigen información, saben del valor de su voto y están dispuestos a venderlo caro.

Ana Samboal

Disfrutamos de uno de los mejores sistemas de salud del mundo, nuestro modelo de pensiones es muy solidario y garantiza una digna jubilación que en algunos casos llega incluso para mantener a toda una familia, la educación es universal y "gratuíta" desde los tres años y todavía, cuando algo falla en nuestro entorno más inmediato, apelamos al Estado porque no resuelve nuestro problema, cuando, en muchas ocasiones (afortunadamente), ni siquiera está en su mano.

Ana Samboal

Un buen amigo siempre dice que la primera industria de esta ciudad es la del poder. Y, aunque las decisiones se firman en los despachos, es en los cenáculos donde se cuecen, donde se conforma el clima de opinión que después impregna las tertulias para saltar de ahí a los hogares de los ciudadanos españoles.

Ana Samboal

Los votos de los independentistas catalanes no llegan al 50% y, si valoramos el censo global de la población apenas representan a un tercio. Sin embargo, nos haremos trampas en el solitario si nos quedamos satisfechos con este escenario. La lectura de la prensa internacional, desprovista de la pasión que nos embarga, lo deja claro: el problema continúa.

Ana Samboal

Trueba es el último exponente, pero la lista es ya meridianamente larga. Sea por mero interés partidista, por eso de que la pose de cosmopolita ciudadano de mundo irreal sin fronteras vende más ante un determinado público o por pura provocación, cada vez son más los escritores o artistas que declaran que no se sienten españoles.

Ana Samboal

Si nos quedaba alguna duda acerca del escaso sentido democrático que tienen los separatistas catalanes, la ha despejado su última declaración de intenciones: proclamarán la independencia si el reparto de escaños les da la mayoría absoluta en el Parlamento autonómico, independientemente de que, a la hora de contar los votos, no lleguen a superar el 50%.

Ana Samboal

¿Qué impacto puede provocar la llegada de algo más de 19.000 personas a un país que tiene más de 45 millones de habitantes? Así, a primera vista, la cifra es una minucia. Son seres humanos desesperados; huyen del horror provocado por los terroristas del Daesh y de la guerra. Cerrarles la puerta sería una ignominia. Por eso miles de europeos les han ofrecido un lugar en su propia casa. Sin embargo, cometeríamos un grave error si nos quedáramos sólo ahí, en la simple acción buenista.

Ana Samboal

"A las ocho de la mañana me llamó el presidente Tarradellas, felicitándome por no haber cedido (...) Y a las nueve me llama el jefe de gabinete del presidente para trasmitirme el mensaje de que debía ceder". Así describe en sus memorias Otero Novas, el ministro de Educación de Suárez, el desenlace de su primera batalla perdida frente a los nacionalistas catalanes.

Ana Samboal

Dicen que estos días, la segunda y la tercera semana de agosto, son las más improductivas del año. No hace mucho fábricas y hasta comercios echaban el cierre en todo el país y Madrid se convertía en una ciudad fantasma. Había que conocer bien sus calles para encontrar un bar abierto con el que sofocar el seco calor que, ni cuando cae la noche, da tregua por estos lares. El primer día comenzaba la diáspora. Los españoles se refugiaban en el interior, en el pueblo de toda la vida, el de los abuelos, y los más afortunados disfrutaban unos días del mar y la playa.

Ana Samboal

Corría el otoño de 2003. Cataluña se enfrentaba a unas elecciones autonómicas en las que, por primera vez, las encuestas abrían la posibilidad de desbancar del poder a los de Pujol. Agitando la bandera del España nos roba, los de ERC abrieron la puja ofreciendo un nuevo estatuto. CiU no iba a ser menos y subió la apuesta. Y el PSC de Maragall, que se veía a las puertas de la Generalitat, no se quedó atrás. Y Zapatero, prometiendo aceptar lo que saliera del Parlamento catalán, abrió las puertas al pacto que ya como presidente selló con Durán y Mas en Moncloa.