Firmas

Las asignaturas para septiembre del Gobierno

El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy.

Dicen que estos días, la segunda y la tercera semana de agosto, son las más improductivas del año. No hace mucho fábricas y hasta comercios echaban el cierre en todo el país y Madrid se convertía en una ciudad fantasma. Había que conocer bien sus calles para encontrar un bar abierto con el que sofocar el seco calor que, ni cuando cae la noche, da tregua por estos lares. El primer día comenzaba la diáspora. Los españoles se refugiaban en el interior, en el pueblo de toda la vida, el de los abuelos, y los más afortunados disfrutaban unos días del mar y la playa.

Este Madrid ya no es el de antes. Las calles bullen, pero son turistas los que deambulan, sofocados, cámara en mano, por el Paseo del Prado y el de Recoletos. La hostelería, nunca mejor dicho, hace su agosto. Sin embargo, los de aquí -algunos menos que antes, pero sí la mayoría- ya se marcharon. A descubrir nuevos y soñados destinos o a alternar en el chiringuito o en la plaza del pueblo con los amigos del verano. Y hablan de amores y de los hijos, de sus trabajos y negocios o de sus achaques.

Para septiembre

Ajenos, hoy como ayer, a esa España oficial que, este año sí, se ha quedado sin el asueto del estío. Como el mal alumno al que le quedan unas cuantas para septiembre. La reunión del ministro del Interior con Rato, los comentarios del presidente del Gobierno en Galicia, la entrada en vigor de la nueva Ley de Educación, los planes de Ada Colau llegan, si es que llegan, al lugar elegido para el descanso, como un eco muy lejano.

Comienzan en el Congreso a debatir el presupuesto. Esas cuentas de las que -mejores o peores- acabaremos por quejarnos. Nunca hay para todos... pero será después, en otoño. Porque, ahora, el agosto de este año, sólo a nuestros políticos les ha dado por ser productivos. Y es que tienen que examinarse. A lo más tardar, a primeros de diciembre.

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