Director de elEconomista
Opinión | Amador G. Ayora

En la Unión Europea hay una regla de oro que se cumple inexorablemente: los problemas se solventan antes cuanto más afectan a Alemania. El lunes se alcanzó un compromiso con Turquía para que acoja a todos los refugiados que entren por las costas griegas a cambio de acelerar su entrada en la Unión Europea y facilitar una visa para que sus ciudadanos accedan libremente a la UE. Dos asuntos bloqueados durante años por los sucesivos Gobiernos de Berlín.

Opinión | Amador G. Ayora

El número de fusiones y adquisiciones durante el mes de enero fue de 106 empresas, la menor cifra en tres años. La salida de capitales se aproximó a los 72.000 millones, por primera vez en varios ejercicios; el consumo crece a buen ritmo, aunque la confianza de los ciudadanos en el futuro comienza a ceder. El desempleo subió en febrero también por primera vez en ese mes de los dos últimos años. El Ministerio de Trabajo, que dirige Fátima Báñez, lo interpreta como un síntoma de incertidumbre política, mientras que la patronal aún no ve rastro de deterioro.

Opinión | Amador G. Ayora

Después de la tormenta, llega la calma. La esperanza de que los países de la OPEP más Rusia alcancen un acuerdo a primeros de marzo para congelar la producción de petróleo ha devuelto las aguas al cauce por el que discurrían. La subida del crudo, como ya explicamos la semana pasada, quita presión a los rating de las empresas petroleras y, por ende, a los bancos, cuyas caídas guiaron a los índices de las bolsas mundiales al borde del abismo.

Opinión | Amador G. Ayora

He leído casi todos los libros de Pablo Iglesias que han caído en mis manos. Creo que es un profesor culto, que conoce al dedillo la historia de España, aunque la interprete de forma maniquea. Su ideología, a medio camino entre el marxismo cultural de Antonio Gramsci y las teorías sobre la desigualdad de Thomas Piketty, preconiza que el capitalismo lleva el germen de la autodestrucción en su seno. La acumulación de la riqueza en unas pocas manos exacerbará las desigualdades sociales y conducirá a que el pueblo retome el poder, hasta ahora en manos de los de siempre. Es lo que aplicado a nuestro país, en Podemos denominan capitalismo de amiguetes.

Opinión | Amador G. Ayora

A cabamos una semana aciaga, en la que el miedo a un futuro incierto, tanto por parte de inversores como de pequeños empresarios, comienza a instalarse en el mercado. Si este sentimiento no se torna pronto en positivo, las consecuencias para la economía serán nefastas. No me refiero solo a España, sino a nivel global. A las tres grandes incertidumbres que asolan las bolsas desde comienzos de año (caída del petróleo, crisis china y desaceleración americana), se suma la financiera.

Opinión | Amador G. Ayora

S eguramente habrán leído durante estos días que Pablo Iglesias tiene 112.432 euros en cuenta corriente, lo que le convierte en el candidato con más dinero en efectivo. Aunque la clasificación la encabeza Soraya Sáenz de Santamaría, con algo más de 182.000 euros. Los datos están extraídos de su declaración de patrimonio ante el Congreso.

Opinión

Seguramente habrán leído durante estos días que Pablo Iglesias, candidato por Podemos a la presidencia de España, tiene 112,432 euros en cuenta corriente, lo que le convierte en el candidato con más dinero en efectivo. Aunque la clasificación la encabeza Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta en funciones del gobierno española, con algo más de 182.000 euros. Los datos están extraídos de su declaración de patrimonio ante el Congreso. ¿Por qué acumulan tanto dinero en efectivo los políticos españoles? Evidentemente, porque la liquidez hoy es prácticamente la única alternativa a la inversión de riesgo, como la bolsa. Adiós a los depósitos en los que los españoles guardaban la mayoría de sus ahorros, que remuneraban con una tasa de rentabilidad superior a la inflación.

Opinión | Amador G. Ayora

En España la Justicia es lenta, pero afortunadamente acaba poniendo las cosas en su sitio. El Supremo tumbó esta semana la salida a bolsa de Bankia por contener una valoración engañosa de sus activos. Todo formaba parte de una operación política orquestada por la exvicepresidenta, Elena Salgado, para intentar tranquilizar a los mercados sobre la solvencia de la economía española. Como estamos en un país con instituciones independientes, naturalmente tanto el Banco de España bajo la égida de Miguel Ángel Fernández Ordóñez como la Comisión Nacional del Mercado de Valores, entonces presidida por Julio de Segura, no pusieron objeción alguna. Salgado contaba, además, con el beneplácito del entonces presidente de la entidad financiera, Rodrigo Rato, quien había pasado de la élite política a la bancaria gracias al apoyo de los socialistas, además de los populares.

Opinión | Amador G. Ayora

Para una persona ajena a los vaivenes de los mercados es difícil comprender seguramente por qué las bolsas europeas bajaron más del 3 por ciento por término medio el miércoles pasado y acabaron la semana con subidas superiores a ese porcentaje. Pocas cosas han cambiado, efectivamente, en dos días para dar la vuelta como a un calcetín en el sentimiento de los inversores. La respuesta hay que buscarla de nuevo en los bancos centrales.