Desde 2016, el salario mínimo en España ha experimentado un aumento del 65%, a pesar de que esta subida no guarda relación ni con la productividad (el PIB por ocupado ha disminuido un 2,9% desde entonces) ni con la inflación (el incremento acumulado del IPC desde 2016 ronda el 20%). Este aumento salarial ha afectado de manera más significativa a las pequeñas empresas, ya que estas suelen tener una productividad promedio relativamente baja, lo que resulta en salarios más bajos. Esta situación se ha agravado en los últimos dos años, en los cuales el salario medio en las empresas pequeñas ha aumentado un 12,6%, en contraste con el 9,5% en el caso de las medianas y el 6,6% en el de las grandes empresas, explica Cepyme en su último informe Crecimiento empresarial, elaborado por Cepyme.