Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

La sesión de este viernes en el Tribunal de distrito de Washington sobre la validez o no de la orden de despido fulminante de Donald Trump hacia la gobernadora de la Fed Lisa Cook ha terminado con un 'continuará' hasta, como mínimo, el próximo martes. La pregunta de si Trump podrá hacerse con el control de la Reserva Federal seguirá en el aire al menos hasta septiembre.

A las personas que ya han vivido unos cuantos veranos, la marca Camy les traerá recuerdos de juventud: hasta 2004, Camy y Frigo eran las marcas estrella de los helados. La primera, como indicaba su logotipo, pertenecía a Nestlé. En ese año, poco después del cambio de siglo, aquel mítico nombre desapareció cuando la compañía suiza decidió unificar todas sus marcas bajo el nombre de Helados Nestlé. Pero hace dos veranos que Camy ha vuelto a aparecer, esta vez sin el nombre de la multinacional. La nueva Camy ha aparecido de la mano de una empresa valenciana, que se divorció de Nestlé... y que se acabó llevando la mítica marca en la separación.

El mal sabor de boca de los resultados de Nvidia al final no han sido tan determinante como se temía. Wall Street ha cerrado con un triple récord, con el Dow Jones apuntándose en los últimos minutos a los máximos que ya habían firmado ayer el S&P 500 y el Nasdaq 100. Aunque los números no han sido tan extraordinarios como deseaban los inversores, sí que han confirmado que el crecimiento de la IA sigue a toda mecha, impulsando a otras firmas del sector y contagiando a los índices.

La gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook ha impugnado en los tribunales de Washington el intento del presidente Donald Trump de cesarla de la Junta de Gobernadores de la Fed por una supuesta irregularidad en su solicitud de hipoteca hace décadas, dando así inicio a una histórica batalla sobre la independencia del banco central de EEUU.

El día que más esperaban los mercados ya ha llegado. Nvidia, la empresa más valiosa del mundo y el estandarte de la IA, ha presentado sus resultados. Y los números han dejado fríos a los inversores. El gran problema de presentar un 10 en todos los exámenes es que el día en que sacas un 9, la decepción es enorme. Nvidia ha presentado unos resultados por los que la inmensa mayoría de empresas del mundo mataría: la firma ha batido expectativas en ingresos y beneficios, pero se ha quedado por debajo de lo esperado en ingresos por sus centros de datos y se ha limitado a cumplir las expectativas de los mercados respecto a las previsiones de ingresos del próximo trimestre. Unos datos excelentes, pero insuficientes para una compañía que había acostumbrado a los inversores a presentar cifras exorbitantes en cada informe.

El pasado 23 de mayo, el Tribunal Supremo dio a Donald Trump el poder de cesar a cualquier funcionario y directivo de la Administración que quisiera, sin ningún motivo, poniendo fin a un siglo de medidas para profesionalizar el funcionariado y evitar las purgas partidistas cada vez que hubiera un cambio de Gobierno. Pero en esa sentencia, el Supremo añadió una excepción: la Reserva Federal, por su responsabilidad clave sobre el sistema financiero y la credibilidad del dólar, debe quedar fuera de esas purgas partidistas. Trump puede cesar a quien quiera, salvo a los directivos de la Fed. Pero ayer, el presidente decidió retar al Supremo, ordenando el despido fulminante de una de las gobernadoras de la Fed, Lisa Cook, por las alegaciones de unas supuestas irregularidades en la firma de una hipoteca. Un movimiento que, si sale adelante, le puede dar a Trump el premio gordo que el Supremo le denegó hace unos meses: la toma del control absoluto sobre la Reserva Federal.

Tras meses negándose a pronunciar las palabras mágicas, Jerome Powell finalmente ha concedido lo que todos los mercados querían escuchar: "Puede ser adecuado ajustar nuestra posición monetaria". Es decir: el presidente de la Reserva Federal ha abierto la puerta oficialmente a bajar los tipos de interés para la próxima reunión del 17 de septiembre, ante el enfriamiento persistente del mercado laboral y el frenazo en el PIB, una posición en la que ya se habían situado varios miembros de la dirección del banco central. Eso sí, lo ha querido matizar con una advertencia: aunque dejen un poco de lado el riesgo de los aranceles, "no permitiremos que una subida de precios puntual se convierta en un repunte general de la inflación".

Las actas de la última reunión de la Rserva Federal, el pasado mes de julio, traen una doble advertencia para la economía de EEUU. Por un lado, el banco central ve una "notable vulnerabilidad" sobre el sistema financiero de EEUU, alertando de que la bolsa y los llamados bonos 'basura' están en niveles históricamente altos, con el riesgo que eso conlleva. Y, además, los aranceles pueden desatar un alza inflacionaria que dé al traste con sus previsiones de recortes de tipos. Una situación muy delicada para una Fed que se ha revelado dividida en sus opiniones sobre qué parte de la economía corre más peligro.

El pasado 12 de agosto, Palantir, una de las firmas que lideran el negocio de la IA, tocó sus máximos históricos en Wall Street: 190 dólares por acción, una capitalización de 430.000 millones de dólares y una subida interanual que superaba el 380%. Todo ello gracias a unos grandes resultados trimestrales, en los que batió todas las previsiones y arrasó sus metas de crecimiento de ingresos. Todo parecía salir a pedir de boca para la consultora, que había entrado en el Olimpo de las 20 mayores firmas de EEUU. Pero un ataque de la bajista Citron ha reventado el globo de golpe: Palantir ya cae un 20% desde máximos, y el informe de la firma de análisis cree que aún tiene margen para desplomarse otro 66%. La 'burbuja de la IA' parece estar empezando a temblar.

Uno de los grandes objetivos de Donald Trump con sus aranceles era disparar las inversiones extranjeras en EEUU, para reconstruir la industria manufacturera y convertirse en la nueva 'fábrica del mundo', en lugar de China. Sin embargo, los aranceles parecen estar consiguiendo exactamente lo contrario. Según los datos de las encuestas de la Fed, las tasas a las importaciones están hundiendo las inversiones de capital y disparando los costes de las compañías, una situación que no se veía desde la gran crisis financiera de 2008.