
El día que más esperaban los mercados ya ha llegado. Nvidia, la empresa más valiosa del mundo y el estandarte de la IA, ha presentado sus resultados. Y los números han dejado fríos a los inversores. El gran problema de presentar un 10 en todos los exámenes es que el día en que sacas un 9, la decepción es enorme. Nvidia ha presentado unos resultados por los que la inmensa mayoría de empresas del mundo mataría: la firma ha batido expectativas en ingresos y beneficios, pero se ha quedado por debajo de lo esperado en ingresos por sus centros de datos y se ha limitado a cumplir las expectativas de los mercados respecto a las previsiones de ingresos del próximo trimestre. Unos datos excelentes, pero insuficientes para una compañía que había acostumbrado a los inversores a presentar cifras exorbitantes en cada informe.
Los titulares de ingresos y beneficios son positivos: ha logrado ingresos de 46.743 millones de dólares, un 56% más interanual, por encima de los 46.060 millones que esperaba la media de los analistas, y beneficios de 26.422 millones, un 52% más que el año anterior. Eso equivale a 1,08 dólares por acción, batiendo los 1,01 que se esperaban.
Sin embargo, la clave está en su principal negocio, los centros de datos. La compañía ha ingresado 41.096 millones de dólares por este concepto, un 56% más interanual, pero por debajo de los 41.200 millones que pronosticaban los analistas. Una señal de debilidad que ha despertado las primeras dudas en un historial que parecía intacto hasta el momento.
Una de las claves que más miraban los analistas era la evolución de los envíos de chips H20 a China, cuya reanudación podría representar una importante fuente adicional de ingresos, con capacidad para reconfigurar las previsiones si llegase a reanudarse por completo. Trump permitió que los pudiera volver a vender en las últimas semanas, a cambio de que pagara una cuota del 15% al Gobierno de EEUU a cambio. Pero China ha pedido a las firmas del país que utilicen semiconductores fabricados en el propio país asiático, lo que ha levantado dudas sobre la potencial evolución de su negocio en ese mercado.
En este sentido, los datos de Nvidia han sido rotundos: la compañía no ha reanudado aún sus ventas de H20 a China. Han entregado unos pocos, valorados en 180 millones, a una firma fuera de China, pero no dentro del país. Esa prohibición les ha costado unos 4.000 millones de dólares perdidos.
El otro mensaje que preocupa a los mercados son las previsiones para el tercer trimestre. Nvidia calcula unos 54.000 millones de dólares en ingresos, una cifra en línea con la media del mercado. En principio eso no sería un problema, si no fuera porque algunos analistas habían hablado de superar los 60.000 millones. En este caso, es más bien culpa de las expectativas completamente desorbitadas del mercado. Pero, habituados a que el gigante de los chips se saque siempre varias cartas de la manga, limitarse a cumplir con lo previsto resulta insuficiente.
Lo que sí ha intentado hacer para atraer el beneplácito de los accionistas es anunciar un programa de recompras masivo, valorado en 60.000 millones de dólares. En el último trimestre, la compañía había invertido 10.000 millones en remuneración al accionista, entre dividendos y recompras, por lo que este movimiento es una escalada significativa.
La firma es una pieza clave en el negocio de la IA, ya que sus chips son los grandes beneficiados de las inversiones en esta nueva tecnología. La menor sensación de debilidad, como se ha visto hoy, puede despertar las alertas sobre un parón en el crecimiento de este sector, poniendo en duda la capacidad de revolucionar la economía de EEUU por la que los inversores están apostando.