La Bolsa de Hong Kong ha expulsado este lunes al endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande por mantener la cotización de sus acciones congeladas durante más de 18 meses. Estas son cinco claves para entender cómo la que fue la mayor promotora inmobiliaria de China se convirtió en la cara más visible de la crisis del sector en el país asiático.
1. El estallido de la crisis
Todas las alarmas saltaron a mediados de 2021, cuando Evergrande incurrió en el impago de su deuda extraterritorial ('offshore') en un momento en el que arrastraba un pasivo superior a los 300.000 millones de dólares, dando pie a cientos de litigios y a una coyuntura de gran incertidumbre en el sector por las implicaciones de una posible quiebra.
Como muchas otras promotoras chinas, desde el 'boom' inmobiliario de finales de los 90 Evergrande dependía en buena medida de altos niveles de apalancamiento (usar deuda para financiar operaciones) y de ventas sobre plano para seguir sacando adelante sus promociones: algunos analistas estimaron que la firma tenía 1,4 millones de viviendas vendidas antes de su construcción cuando estalló la crisis, equivalente a más de 200.000 millones de dólares.
2. Las 'tres líneas rojas'
Entre las causas de la crisis inmobiliaria china se destacan las llamadas 'tres líneas rojas', unas regulaciones impulsadas por Pekín en 2020 que buscaban limitar el acceso a financiación a aquellas promotoras que acumulasen un pasivo excesivo, superasen ciertos niveles de apalancamiento o no dispusieran de liquidez suficiente para hacer frente a las deudas a corto plazo.
Esto hizo que múltiples firmas del sector se enfrentasen a una crisis de liquidez que se sumó a las restricciones aplicadas en aquellos años para "enfriar" el alto precio de las viviendas -inasequibles para muchas familias chinas- en línea con el principio establecido por el presidente del país, Xi Jinping, que aseguró que "las viviendas son para vivir en ellas, no para especular".
3. El mercado no responde
El frenazo del crecimiento tras el 'cero covid', el propio peso del sector inmobiliario sobre del PIB -según algunos analistas, en torno a un 30 %, sumando factores indirectos- y la desconfianza de los compradores se tradujeron en un frenazo del mercado que preocupa no solo a las promotoras sino también a las familias, las cuales ven la vivienda como un importante vehículo de inversión.
Ante la coyuntura, los reguladores respondieron con múltiples paquetes con medidas de apoyo al sector, garantías a la entrega de viviendas vendidas sobre plano o la retirada de restricciones a la compra, pero el mercado no está respondiendo: según cifras oficiales, la ventas comerciales medidas por área de suelo se desplomaron un 24,3% en 2022, un 8,5% en 2023 y un 12,9% en 2024.
4. Orden de liquidación
Evergrande presentó en marzo de 2023 una propuesta para reestructurar casi 20.000 millones de dólares de deuda 'offshore' impagada, pero no logró un acuerdo con sus acreedores y, en enero de 2024, tras varias vistas aplazadas, la Justicia hongkonesa acabó por ordenar su liquidación, un dictamen que abrió un largo e incierto proceso.
La gran duda residía en si sería reconocido en la China continental, donde están la mayoría de sus activos, ya que el sistema judicial de la antigua colonia británica está separado del chino en virtud de su estatuto de semiautonomía. Además, Evergrande aseguró, citando un estudio de Deloitte, que la tasa de recuperación para inversores en caso de liquidación rondaría solo un 3,4 %.
5. Turbulencias constantes
Desde que estalló la crisis, e incluso pese a que las autoridades chinas intervinieron la empresa, Evergrande no ha conseguido salir del atolladero y ha copado titulares por el arresto domiciliario de su fundador y presidente, Xu Jiayin -llegó a ser el hombre más rico de China-, pérdidas de casi 90.000 millones de dólares desde 2021 o una solicitud de bancarrota en EE. UU. para proteger sus activos.
El año pasado, las autoridades chinas multaron con unos 578 millones de dólares a la principal filial del grupo por falsificar más de 78.000 millones de dólares en ingresos y 12.700 millones en beneficios, un escándalo 20 veces mayor al de Enron en 2001 y que también se tradujo en otra sanción y suspensión temporal para la conocida consultora PwC por su labor como auditora de Evergrande.