
El verano ha llegado con fuerza y no han sido pocas las personas que ya han planificado sus vacaciones en la costa. El mar se convierte en estos meses como una solución perfecta a los problemas de calores, ya te hayas decantado por no salir de la península y disfrutar de las playas del sur o por poner agua de por medio e irte a una isla paradisíaca. Si la intención es la segunda una de las mejores opciones es sin duda Menorca, la isla que ha sido considerada como una caracola perfecta salida del Mar Mediterráneo.
Unas playas de aguas cristalinas que poco tienen que envidiar a los destinos paradisíacos del extranjero. Más allá de las típicas a las que todos los turistas van aquí está un listado de algunas de las joyas ocultas de la isla.
Cala des Bot
Es una pequeña calita situada en el norte de la isla en la que su frondosa naturaleza hace que no tenga pocos refugios del sol. La accesibilidad al lugar es un poco complicada porque hay que andar un buen tramo, pero merece la pena cada uno de los 30 minutos del trayecto que atraviesa la hermosa Cala Tancats. Una playa virgen el la que solo vas a tener lo que lleves contigo y la seguridad de pasar un día en un paraje paradisiaco.
Cala Binidalí
Siguiendo por la parte sur de Menorca se encuentra esta pequeña cala que está muy cerca de la urbanización Binidalí. A pesar de su proximidad con esta zona tan poblada, no son muchos los que se aventuran a disfrutar de este baño. Una playa con una zona de arena muy pequeña y bordeada por acantilados. De hecho, uno de los mejores planes para hacer en el lugar es pasear por los alrededores para disfrutar del impactante paisaje de la isla.
Cala en Brut
Cala Brut tiene una belleza única en la isla. De agua cristalina está rodeada por formaciones rocosas muy escarpadas, lo que la convierte en una piscina natural perfecta para todos aquellos que prefieren mantener las distancias con la arena. Un lugar que combina la adrenalina de los saltos al agua con un baño de ensueño. Además, en la zona también se puede practicar snorkel, así que anímate a explorar todas las cuevas marinas que hay en esta curiosa formación. Se encuentra a escasa distancia de la Ciutadella de Menorca, por lo que es obligatorio pasar mínimo un rato apreciando la belleza de los acantilados.
Cala Rafalet
Una auténtica joya escondida a la que no son muchos los que llegan a visitarla, debido que está en una localización poco accesible. Pero si tienes la opción de poder acercarte no lo dudes ni por un segundo. Rodeada de unos altos acantilados, lo que la hacen estar totalmente protegida de viento, esta playa sin arena tiene unas características únicas. De aguas cristalinas y con un fondo de un verdor muy intenso. Es el lugar perfecto para practicar snorkel y explorar el fondo de losas. Sin embargo, no es el único deporte disponible, ya que en los acantilados se puede practicar tanto slackline como psicobloc. Una experiencia única que no te puedes perder en el tramo 19 de Camí de Cavalls, que va desde Punta Prima hasta Cala Sant Esteve.
Cala de Turqueta
Si bien esta cala es más conocida que el resto, se ha ganado la reputación de ser una de las más bonitas de la isla, no se podía quedar sin hacer mención especial a este único lugar. El agua de tono turquesa y la arena blanca y fina la convierten en un oasis para todos. Una de las playas más especiales que se encuentra oculta tras una arboleda de pinos. Se encuentra en la costa suroeste de Menorca, a pocos kilómetros de la Ciutadella de Menorca.
Para llegar la opción más utilizada es la carretera ME-1 hacia Cala Turqueta. Cuenta con todos los comodidades, desde un puesto de socorrismo hasta su zona para lavarte los pies de arena.
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