
Marc Murtra cumple el próximo lunes sus primeros cien días al frente de Telefónica, en un plazo donde han coincidido renovaciones profundas tanto en el comité ejecutivo como en el consejo de administración. En el mismo trimestre largo también se han formalizado las ventas de las filiales de Argentina y Perú, ya encarriladas por su antecesor en el cargo, José María Álvarez-Pallete, mientras se esperan las autorizaciones regulatorias para liquidar la participación en Colombia, ya acordada en el verano de 2024.
Desde el pasado 18 de enero hasta la fecha, el nuevo presidente de Telefónica tuvo la oportunidad de liderar la reciente Junta General de la compañía, con el refrendo mayoritario de los accionistas a su nombramiento, con el 90,7%, el segundo más alto en 35 años tras el 99% de César Alierta en 2017. En dicho encuentro, Murtra recalcó sus prioridades en el grupo, en espera de una "revisión estratégica" que se desvelará tras el próximo verano. Sin embargo, no hay que esperar hasta entonces para anticipar que sus miradas se centrarán en el mercado europeo (España, Alemania y Reino Unido), así como en Brasil, mercado core para la compañía, mientras que lo que resta de Hispanoamérica buscará el mejor postor. Por lo pronto, Murtra ha adelantado que el referido análisis "será ambicioso" y que "se llevará a cabo con una profesionalidad estricta".
El nombramiento de Murtra en Telefónica contó con las bendiciones de Moncloa, a través de la Sepi (accionista titular del 10% del capital de la teleco además de brazo empresarial del Gobierno), así como de Criteria Caixa y de Saudi Telecom, cada uno de ellos el 10% del accionariado de la multinacional. Con semejantes apoyos, Murtra se puso manos a la obra desde el primer momento, inicialmente con una ronda de contactos con los responsables de las principales filiales del grupo, con viajes al Reino Unido, Alemania y Brasil, para conocer de primera mano las peculiaridades, desafíos y dificultades de cada negocio. A los anteriores destinos se añadió Riad (Arabia Saudi), junto con un encuentro con los empleados.
Murtra también ejerció de anfitrión en el Mobile World Congress, escaparate global de la industria de las telecomunicaciones, donde tuvo la oportunidad de incidir en un mensaje también conocido en el mercado: la imperiosa necesidad de que los reguladores nacionales y europeos favorezcan la consolidación, no sólo para poder acometer las exigentes inversiones en infraestructuras que requiere el ecosistema, sino también para favorecer la innovación en un continente huérfano de soberanía tecnológica.
En la esfera política y empresarial, los cien días se considera un periodo de tiempo suficiente para que los nuevos gestores se asienten en sus nuevos cargos y, por tanto, puedan admitir las primeras evaluaciones. Y entre las calificaciones objetivas sobresalen las realizadas por la bolsa, territorio doliente para una compañía que no termina de convencer a los inversores sobre el verdadero valor de sus activos. De hecho, desde la designación de Murtra como presidente ejecutivo de la teleco, la cotización de Telefónica ha sido muy volátil.
En un primer momento, el mercado penalizó el cambio ordenado desde Moncloa y los inversores decidieron vender títulos azules con el argumento de la inexperiencia del nuevo dirigente por un lado y, por otro, por la incertidumbre que crea una injerencia pública de este calibre. Sin embargo, a los pocos días el mercado recalibró la nueva situación y la compañía volvió a atraer a los inversores.
Por encima del mercado
Desde entonces, en estos 100 días, el valor ha logrado anotarse cerca de un 10% pese a los vaivenes del mercado en estas últimas semanas, punto y medio por encima de lo que ha hecho el sector en Europa en el mismo periodo. Los analistas, en este tiempo, han recortado la valoración media en algo más de un 2% hasta los 4,2 euros.Bancos de inversión, como Morgan Stanley, Barclays o NewStreet, han coincidido en las últimas semanas al señalar el sector telco europeo como refugio frente a la inestabilidad causada en los mercados, por los aranceles anunciados por Donald Trump. Junto a lo anterior, el dividendo de Telefónica, de 0,30 euros por acción en efectivo, refuerza su papel defensivo, al suponer una rentabilidad por dividendo próxima al 7%.
Marc Murtra: "Nuestra prioridad será Europa, Europa y Europa"
Las cinco máximas expuestas por Murtra en su discurso a los accionistas podría haberlas suscrito Álvarez-Pallete, igualmente comprometido con los destinos de Europa, con los clientes y la creación de valor a los accionistas en sus prioridades, y con la convicción de que la tecnología, la eficiencia operativa y la lógica industrial forman parte de los mandamientos del grupo. Nada nuevo bajo el sol en la comparativa entre una y otra gestión. Sin embargo, Murtra se ha mostrado más vehemente al asegurar que Telefónica "mantendrá una disciplina financiera de hierro", rigor que se acompañará de la "simplificación de la compañía". En esa reducción de las estructuras ya han trabajado los equipos de Álvarez-Pallete, con ajustes en las plantillas cada dos o tres años, siempre consensuados con los sindicatos.
Murtra igualmente ha apostado por centrar a Telefónica en lo que mejor sabe saber como operador industrial de telecomunicaciones y ha abierto la puerta a operaciones corporativas en España. "La consolidación europea del sector debe empezar dentro de los países; si no es así, no tendrá racionalidad económica", apuntó el presidente de la compañía en la junta de accionistas para mostrarse partidario de operaciones "intramercado económicamente rentables".
Nuevas caras en la dirección y consejo
La renovación del Comité Ejecutivo incluyó el relevo de Ángel Vilá por Emilio Gayo, antiguo presidente de Telefónica España y ahora CEO de la compañía. El antiguo despacho de Gayo ahora corresponde a Borja Ochoa, al tiempo que Sebas Muriel retorna a la teleco para liderar el negocio digital de Telefónica y Álvaro Echevarría ejerce de nuevo responsable de la Oficina del Presidente.
Además, el consejo de Telefónica incorporó nuevas caras en los últimos meses, con el nombramiento de Ana María Sala como nueva consejera independiente, por lo que el grupo cumple -un año antes de que sea obligatorio- con la recomendación de contar con un 40% de mujeres en los órganos de gobierno de las compañías.