Tecnología

Samsung Galaxy S10e: potencia en un compacto y refinado tamaño

Samsung ha roto este año su habitual estrategia y ha lanzado un gama alta más de lo habitual: el Galaxy S10e. El smartphone va contra la tendencia del mercado ya que toma una decisión poco habitual en el sector: equipar una gran potencia en un tamaño compacto.

El Galaxy S10e tiene unas dimensiones de 142,2 mm de alto, 69,9 mm de ancho, 7,9 mm de grosor y un peso de 150 gramos. Sus líneas están bien acabadas y tiene un acabado en cristal y metal que hacen que sea muy agradable en la mano que, al combinarse con su reducido tamaño, hace que sea extremadamente manejable.

A diferencia de sus hermanos mayores, monta una pantalla plana, rompiendo así con el sello de pantalla curvada que caracteriza a la gama alta de Samsung. Sin embargo, el panel es un AMOLED de 5,8 pulgadas que aprovecha bastante bien el frontal, aunque para ello ha decidido apostar por un panel Infinity-O, es decir, tiene una perforación en la esquina superior derecha.

Esta solución por la que ha apostado Samsung se plantea como una alternativa al notch, aunque todavía es una solución de transición para poder aprovechar el frontal por completo. Y es que aunque en ocasiones nos olvidamos que está ahí, aún se hace raro en a la hora de navegar o ver vídeo a pantalla completa la interrupción del círculo en esa esquina.

Más allá de la perforación superior, la pantalla del Galaxy S10e rinde como pocas en el mercado. Los contrastes y los espacios de color son de los mejores que se pueden encontrar en el sector, y permiten además al usuario personalizarlos a su gusto. Una opción clave para los sibaritas de la imagen.

La cámara alojada en la esquina superior permite al usuario disponer de un rapídisimo reconocimiento facial que en muchas ocasiones hace olvidar al sensor de huellas, alojado en un sitio poco habitual: el lateral derecho. De este modo, el Galaxy S10e está concebido para colocar el pulgar derecho o el dedo índice izquierdo. Una solución cómoda, que ya vimos en teléfonos como el Razer Phone, pero a la que cuesta acostumbrarse.

Con el resto del apartado fotográfico, encontramos una doble cámara trasera que apuesta por una lente principal de 12 megapíxeles y un gran angular de 16 megapíxeles, careciendo así de un zoom que sí tienen sus hermanos mayores. La cámara del Galaxy S10e cumple bien, siguiendo la tendencia de la gama alta de Samsung del año pasado, con ciertas mejoras pero sin avances significativos. 

La compañía surcoreana ha centrado su desarrollo fotográfico en dar más posibilidades al usuario a nivel de software e inteligencia artificial con efectos coloridos o reconocimiento de escenas mejorados. Aunque se echa de menos mayor nitidez y menos ruido en ocasiones, en general la cámara de Samsung destaca entre las mejores de la gama alta.

Por fin potencia en teléfonos pequeños

La particularidad del Galaxy S10e es que en un tamaño que no llega a las 6 pulgadas, monta el procesador Exynos 9820, equivalente al Snapdragon 855, una rara avis del sector. Y es que el que ha sido el chip de alta gama de Qualcomm durante la primera mitad del año lo han equipado únicamente teléfonos que van desde las 6,1 pulgadas del LG G8 hasta las casi 6,7 pulgadas del OnePlus 7 Pro. 

Al procesador le acompañan 6 GB de RAM que hacen que el Galaxy S10e sea rápido, se mueva con ligereza y responda con soltura a aplicaciones pesadas. A la hora de usarlo, no hay diferencias de rendimiento evidentes del modelo más pequeño de la gama alta con los Galaxy S10 de mayor tamaño pese a contar con menor memoria RAM.

Parte de este rendimiento fluido es responsable de la nueva interfaz One UI, una capa de personalización sobre Android 9 que Samsung adapta a sus servicios y terminales para que el usuario pueda ajustarse mejor a sus necesidades. Aún así, si el usuario está acostumbrado a alternativas de software más limpias como Android puro o Oxygen OS le puede costar adaptarse al sistema de Samsung.

Con respecto a la batería encontramos luces y sombras. Debido a su tamaño y su gran gran rendimiento, la autonomía no es todo lo amplia que desearíamos y en ocasiones se puede quedar corta para largas jornadas. Sin embargo, incorpora un sistema de carga rápida, tanto a través de cable como inalámbrica, así como el sistema de recarga inversa que permite drenar batería desde nuestro terminal hasta otro dispositivo como pueden ser unos auriculares inalámbricos u otro smartphone.

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