
Seguramente, en más de una ocasión nos hayamos cruzado con algún conocido en lugares como el supermercado, la sala de espera del médico o simplemente cuando vamos caminando por la calle y, sorprendentemente, no hayamos recibido ningún saludo. En estos casos, es probable que pensemos que se trata de una persona maleducada o que, incluso, no le caemos muy bien.
Aunque es cierto que este tipo de motivos estén detrás, la realidad es que la neurociencia tiene una particular explicación al respecto y es que, aunque no lo creas, esa persona no te ha reconocido. Se trata de una 'extraña enfermedad' denominada prosopagnosia o ceguera facial que se caracteriza por la incapacidad para reconocer caras que son familiares.
La causa
Este término fue acuñado en 1947 por el médico J. Bodamer, que descubrió dos casos de esta enfermedad. Las personas que la sufren pueden identificar un rostro como tal y saben cuando hay diferencia entre dos caras, pero no tienen la capacidad de saber a quién corresponde exactamente esta cara. Para lograrlo, en muchos casos debe hacer un procedimiento deductivo, procurando recordar rasgos característicos como el pelo, los ojos, si tiene alguna cicatriz o lunar…
En referencia a algunos análisis, se cree que se trata de una enfermedad causada por una especie de lesión del hemisferio derecho en el lóbulo occipital, aunque también podría darse en otras zonas del cerebro. Generalmente, se debe a un accidente cerebrovascular, un tumor o algún traumatismo craneoencefálico.
Cómo tratarla
El diagnóstico se realiza a través del Test de Reconocimiento Facial de Benton, que consisten en emparejar caras de frente, de perfil y cambiando las condiciones de iluminación. La prosopagnosia no tiene cura, pero la persona afectada puede desarrollar estrategias fijándose en aquellos aspectos característicos de una persona y relacionándolos con ella.
En otros casos, la prosopagnosia puede tener un origen congénito, por lo que, aunque no puede prevenirse, una vida saludable puede contribuir a retrasar el surgimiento de los síntomas mayores, según el portal Cuídate Plus. Controlar los factores de riesgo vascular, mantener la mente activa, evitar el estrés, descansar adecuadamente y llevar a cabo una dieta sana y equilibrada acompañada de ejercicio físico regular son muy importantes.
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