El cultivo del pistacho está viviendo un auténtico boom en España. La superficie plantada ha pasado de apenas 2.600 hectáreas en 2012 a más de 80.000 hectáreas (ha) en la actualidad, y sigue creciendo de forma imparable. La demanda de este fruto seco está disparada, mientras que la oferta se mueve a un ritmo algo más lento. Los pistachos no se producen de un día para otro, ni siquiera de un año para otro (como otros muchos cultivos). Con todo, los expertos creen que la oferta no casará con la demanda real (la satisfecha y no satisfecha) hasta 2040 por lo menos. Mientras tanto, todo hace indicar que el pistacho seguirá siendo un cultivo muy rentable, destinado a seguir inundando los campos de una España, que este mismo año se convertirá en el cuarto productor mundial con una cosecha que rondará las 10.000 toneladas.
Un buen ejemplo de este cambio se puede observar en la carrera A-5 a su paso por la provincia de Toledo, ya cerca de Talavera de la Reina (Castilla-La Mancha es la reina del pistacho en España). Lo que antes eran campos de cereal o zonas de pasto para el ganado, ahora son interminables plantaciones de pistacho regadas (en caso de las de regadío) por el canal bajo del Alberche. El clima de esta zona es extremadamente positivo para el desarrollo de esta planta que necesita de hembras y machos (al menos uno) para dar su fruto (dato curioso). El pistacho es una especie dioica, lo que significa que los árboles son de sexo separado: hay ejemplares femeninos, que producen los frutos (los pistachos que se cosechan), y ejemplares masculinos, que producen el polen necesario para la polinización.
Juan Gallego Arroyo, fundador del Grupo IberoPistacho, explica en declaraciones a elEconomista.es que este cultivo se encuentra en plena expansión. Los precios son información para el mercado y en el caso del pistacho están generando un claro incentivo a los agricultores. "Con las plantaciones de pistacho se está consiguiendo una facturación bruta por hectárea (ha) que puede alcanzar hasta los 12.000 euros en el caso de usar regadío. En el caso del secano estamos entre 5.000 y 6.000 euros brutos por hectárea", asegura este experto. Según los datos de la propia empresa, en los últimos 10 años, la superficie cultivada de pistacho en España se ha multiplicado un 3.000%, lo que posiciona a España como un "futuro líder" en producción europea.
El pistacho tiene la ventaja de ser una planta que puede considerarse de secano (requiere poca agua). De hecho, predominan las plantaciones en terrenos áridos de secano (cerca del 68% del total), aunque también hay quien utiliza el agua de forma más intensiva para lograr una mayor producción. En este caso es el agricultor o empresario el que estudia el coste/beneficio (coste del agua por cada kilo más producido de pistacho) para analizar si es rentable este método que se asemeja más al regadío.
La gran rentabilidad del pistacho
Estas facturaciones brutas por hectárea suelen dejar una rentabilidad de entre el 10 y el 20%, comenta Gallego. "De este modo, el pistacho gana por goleada en lo que a rentabilidad se refieren dentro de los cultivos en abierto y permanente. La comparación es con el olivo, el almendro o la vid, por ejemplo". Con todo, en 2040 se espera que haya alrededor de 245.000 hectáreas plantadas con pistacho en España. En este momento esta plantación se está expandiendo a un ritmo extraordinario, con un crecimiento que ronda las 15.000 hectáreas por año.

Este rápido crecimiento también se refleja en la producción española, que aunque todavía es modesta a nivel mundial (Irán es el mayor productor del mundo por mucho), aumenta cada año. Los últimos datos hablan de que en España se están produciendo unas 7.500 toneladas de pistacho (el 0,7% de la producción mundial), pero con aproximadamente 67% de las plantaciones aún jóvenes (menores de 10 años), es decir, que no producen nada o apenas nada. Por ello, las perspectivas son buenas para el sector y se espera que el volumen cosechado se multiplique en los próximos años a medida que los nuevos pistacheros entren en plena producción.
En paralelo, la demanda interna de pistacho no ha parado de crecer en España y a nivel global. Actualmente, España sigue siendo importadora neta de pistachos (principalmente procedentes de EEUU e Irán), mientras que las exportaciones españolas, aunque todavía incipientes, van en aumento y se dirigen sobre todo a países de la Unión Europea.
El dominio de Castilla-La Mancha
Dentro de este boom en España hay una región que se ha convertido en la gran productora del país. Castilla-La Mancha se ha consolidado como la región líder por mucha diferencia (gracias a su clima y al peso de la agricultura en su economía), concentrando alrededor del 75% de la superficie nacional de plantación de pistacho, gracias a su clima continental (inviernos fríos y veranos secos) idóneo para el pistachero.
Otras zonas también están apostando por este 'oro verde': por ejemplo, en Andalucía la superficie se triplicó en pocos años (de 1.303 ha a 3.828 ha en 2021), según datos de Asaja Jaén, mientras que en Extremadura supera ya las 2.500 ha en 2023, según datos de la Junta de Extremadura, y comunidades como Aragón, Castilla y León o Madrid comienzan a destacar en nuevas plantaciones. En muchas de estas áreas el pistacho está reemplazando cultivos tradicionales de secano (cereal, girasol, etc.) debido a su mayor rentabilidad. En el sector se asegura que se pueden sacar cerca de 8.000 euros brutos por hectárea y año, lo que está llevando a que un número cada vez mayor de agricultores se decante por este cultivo.

A nivel mundial, los principales productores (EEUU, Irán, Turquía) han visto tensarse la oferta frente a la creciente demanda. Según desvela Gallego, de Iberopistacho, España se convertirá esta temporada en el cuarto productor mundial de pistacho, superando a Siria y quedando por detrás de Turquía. Esta expansión de la oferta es en todo caso insuficiente por el momento. Un fenómeno reciente ilustra este desequilibrio: la viralización en redes sociales del 'chocolate de Dubái', un lujoso chocolate negro relleno de crema de pistacho y kunafa (postre árabe), que se convirtió en trend en TikTok a finales de 2023.
Este producto exclusivo (creado por una chocolatería de Emiratos en 2021) se hizo tan popular globalmente que provocó una fiebre de consumo de pistacho en multitud de países. Las ventas del llamado chocolate Dubái alcanzaron cifras desorbitadas —lotes de 6 barritas a 105 euros se agotaban en horas— e inspiraron a otras marcas internacionales a lanzar sus propios dulces con pistacho. Este boom inesperado tuvo efectos reales en el mercado: se habla de escasez mundial de pistachos a inicios de 2025, con subidas de precio por la demanda.
Irán, por ejemplo, incrementó un 40% sus exportaciones de pistacho hacia Emiratos Árabes Unidos en respuesta al tirón del chocolate Dubái. En EEUU algunos proveedores priorizaron la venta del pistacho entero (con cáscara) –más rentable– disminuyendo la oferta de grano pelado destinado a repostería, lo que tensionó aún más a los fabricantes de chocolates y helados. Además, una mala cosecha en California coincidió con el pico de demanda, generando una tormenta perfecta que dejó al sector en jaque a nivel internacional.
Ingresos y costes desagregados
El pistacho se ha ganado la fama de cultivo muy rentable a medio-largo plazo. Una vez que el pistachero alcanza la madurez productiva (a partir de 8-10 años), la producción media supera los 1.000 kg por hectárea de pistacho seco con cáscara, según Asaja. El precio en origen ha sido elevado y creciente en los últimos años, en torno a 5-8 euros por kilo según calidad, explica Gallego en declaraciones a elEconomista.es. Hasta el boom de demanda de este año, una hectárea de secano de pistacho solía generar unos 6.000 euros de ingresos brutos por año. En condiciones óptimas (plantaciones en regadío intensivo o pistacho ecológico muy cotizado), las cifras pueden ser aún mayores: hasta 8.000-10.000 euros anuales por hectárea en ingresos, dado que el pistacho abierto de mayor calibre alcanza precios de 8-9,5 euros el kilo y el ecológico prima con sobreprecios adicionales.
Por el lado de los costes, otra ventaja del pistacho es que su mantenimiento es relativamente barato una vez establecido el cultivo. Tras la inversión inicial, los gastos anuales de una plantación adulta (poda, riego, fertilizantes, recolección, etc.) suelen oscilar solo entre 500 y 1.000 euros por hectárea. Esto significa que los márgenes de beneficio para el agricultor son elevados en el largo plazo y cuando se alcanza la plena producción, muy por encima de cultivos tradicionales de secano (cereales, girasol) y superiores al de otros leñosos como almendro u olivar, tal y como señalaba anteriormente Gallego. Diversas estimaciones sitúan el beneficio neto en torno a 1.200-1.800 euros por ha en secano convencional, pudiendo subir a unos 3.000 euros/ha en secano ecológico (gracias a precios de venta más altos), mientras que en plantaciones de regadío (con un coste bajo del agua) el beneficio anual por hectárea en plenitud puede alcanzar entre 7.500 y 12.000 euros según rendimientos.
Para los inversores, España ofrece una combinación atractiva: condiciones agroclimáticas ideales (solo comparable a California, Irán o Turquía) y márgenes económicos superiores a muchos otros cultivos leñosos. No sorprende que incluso agricultores tradicionales estén rotando de olivar, viñedo o almendro a pistacho en algunas fincas, aunque estos cambios son más frecuentes cuando se abandona cereal de secano poco rentable.
De este modo, el pistacho en España ha pasado de ser casi un cultivo anecdótico a convertirse en una oportunidad dorada para agricultores e inversores. Sus cifras de rentabilidad por hectárea (ingresos de 6.000-9.000 euros con márgenes muy amplios y una rentabilidad que supera a todos sus competidores) superan con creces a muchos cultivos tradicionales y la creciente demanda global (desde el snack saludable hasta productos gourmet virales) garantiza un mercado en expansión que España está preparada para aprovechar.