Política

Los 10 temas que (previsiblemente) marcarán la agenda nacional de 2018

  • Los asuntos pendientes de 2017 se solaparán con otros nuevos
Montaje: elEconomista.es

El año 2017 nos ha dejado varios hitos políticos inesperados en el panorama nacional. El primero, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la consecuente disolución del Govern en pleno y del Parlament por la -supuesta- declaración de independencia de Cataluña tras el referéndum. El segundo, que Pedro Sánchez derrotara ampliamente a Susana Díaz en las primarias del PSOE que ella misma forzó al derrocarle. El tercero, que Ciudadanos se haya convertido en la fuerza más votada en Cataluña aunque no le valga de mucho. El cuarto, que las guerras internas en Podemos hayan acabado con Errejón y Bescansa apartados de la sala de mandos del partido.

Todas esas cosas seguirán teniendo recorrido en el 2018 que ahora empieza, junto con otros asuntos tanto o más importantes que se han ido aparcando hasta ahora.

La gobernabilidad, en clave económica

Después del trago del Gobierno 'en funciones', Rajoy no quiere repetir elecciones... al menos, de momento. Aduciría motivos de responsabilidad política, pero la verdad es que entre el desgaste, la corrupción y la pujanza de Ciudadanos, se supone que no tendría buenos resultados... aunque la solidez de su electorado es a prueba de bombas.

La gobernabilidad, sin embargo, depende tanto de lo político como de lo económico. Y no, no es cuestión de la gestión de la crisis, sino de los equilibrios para contentar a quienes necesita. Por una parte, necesita apoyos para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, y no puede lograrlo sin el PNV -con quien se ha negociado el cupo y algo más- y a Ciudadanos, que se opone a ambas cosas y ha resultado ser al fin el aliado más necesario y el enemigo más peligroso, todo en uno.

Todo ello sin olvidar el trago de la financiación autonómica, uno de los motivos de la eclosión del independentismo catalán (entre otras cosas) y generador potencial de trifulcas con muchas regiones que se sienten agraviadas. Y eso no sólo afecta a las que gobiernan otros partidos: hasta las suyas propias deben llorar para mamar.

La quimera de las reformas

Dos asuntos espinosos llevan sobre la mesa casi tanto tiempo como aquella reforma del Senado que nunca llega (esa que busca convertirla en una Cámara útil de representación territorial). Se trata de la reforma de la ley electoral y de la reforma de la Constitución.

Ninguno de todos esos frentes interesan al Gobierno ya que, por decirlo de forma sintética, tiene abrumadora mayoría en el Senado, se beneficia del reparto de escaños actual y ha hecho de la defensa de la Constitución su escudo para anular los ataques de sus enemigos -por aquello de la unidad ante el secesionismo-. En definitiva, agua de borrajas: reformar la ley electoral contentaría a los aliados de Ciudadanos, pero les haría aún más temibles (y no conviene), mientras que reformar la Constitución es imposible sin acuerdo con el PSOE (y ninguno quiere hacer grandes cosas).

El difuso horizonte catalán

El procés es ya una máquina de engullir voluntades. Se cobró la muerte política de Duran i Lleida, obligó a Mas a renunciar a la presidencia (y ahora a dar un paso al lado) y ha llevado a Puigdemont a Bruselas. Pero la gran realidad es que, con una participación histórica y en unas circunstancias bastante anormales, el soberanismo sigue siendo mayoritario. La patata caliente catalana beneficia en cierta parte al Gobierno, por aquello de la polarización, pero requiere de una solución en algún momento. Rajoy es un experto en agotar plazos y ganar batallas por agotamiento del rival, pero en esta ocasión el juego puede acabar siendo demasiado peligroso hasta para un estratega de su talla...

El melón de la sucesión

A Rajoy le costó tres intentos llegar a La Moncloa, así que no parece dispuesto a dejar su sitio fácilmente. Ni siquiera cuando vio fracasar su investidura y la vida institucional quedó paralizada cedió ni un ápice. Al final, tuvieron que repetirse elecciones, pero él siguió ahí, esperando paciente para cobrarse su presa. Sin embargo, nadie es eterno, ni siquiera él. Llegará un momento en el que habrá que pensar en quién podría sustituirle… más allá de él mismo. Y quizá, a un año de las autonómicas y municipales, sea un buen momento de urdir una estrategia antes de que sea tarde.

La corrupción que nunca acaba

El año que ahora empieza será un calvario judicial para el Gobierno. A la multitud de juicios pendientes se unen además otros tantos procesos en ciernes, que si bien pueden acabar en nada, forzarán a que muchos asuntos y personajes incómodos se paseen ante las cámaras. No es que los escándalos, las dimisiones, los registros o incluso los encarcelamientos hayan afectado demasiado al Gobierno hasta la fecha, pero quién sabe si al final, de tanto ir el cántaro a la fuente...

Un PSOE 'rajoyesco'

La decisión de Pedro Sánchez de renunciar a su escaño tras el golpe palaciego de la Federación Socialista Andaluza parecía lógica en su momento: le habían relegado, y se disponía a pasar cuatro años sin pena ni gloria, desgastándose hasta su desaparición de las listas en los siguientes comicios. Sin embargo, el hecho de que ganara por sorpresa a la candidata 'oficial', ha hecho que su retirada haya sido uno de los errores tácticos más importantes de la legislatura.

Sánchez, sin presencia en el Congreso, ha desaparecido del foco público, derivando toda la atención hacia su hombre fuerte y portavoz, José Luis Ábalos. Si Sánchez quiere seguir siendo el líder, y quiere volver a ser el candidato, deberá empezar a cambiar la estrategia… aunque quizá su estrategia sea precisamente mantener un perfil bajo después de la catastrófica exposición de las miserias socialistas del año pasado.

La encrucijada municipal de Podemos

Las últimas elecciones municipales y autonómicas hicieron que en Podemos tocaran el cielo. Lo malo es que una cosa es tocar el cielo, y otra muy distinta asaltarlo, tal y como los decepcionantes resultados de los comicios que hubo después fueron demostrando. Pero en aquel momento, la formación se hizo con el control de los principales Ayuntamientos del país gracias a una inteligente estrategia, que consistía en suplir su insuficiente estructura y capilaridad con confluencias de movimientos urbanos. Aquello, que en su día funcionó, ahora puede complicar el horizonte: perder alguna capital como Madrid o Barcelona sería un varapalo importante en cuanto a su peso e influencia, y podría suponer una pérdida importante de poder nacional a corto plazo. A lo largo de este año deberán empezar a reconfigurar estrategias y formalizar candidaturas, a pesar de todas las tensiones recientes.

Paso adelante Ciudadanos

Tras una vertiginosa escalada nacional, Ciudadanos se ha reconfirmado como el más importante partido 'nacional' en Cataluña. Eso, que dada la mayoría independentista realmente carece de peso alguno, supone una importante oportunidad. La victoria en las autonómicas catalanas a costa de fagocitar al PP abre un nuevo horizonte en el conjunto del Estado, aunque es cierto que la ley electoral juega en contra de sus intereses. Ahora sí, 2018 es el año de la gran oportunidad para los de Albert Rivera.

Contaminación y sequía

Los asuntos medioambientales no suelen copar, ni mucho menos, la agenda política. Sin embargo, la escasez de precipitaciones y el aumento de la contaminación en los núcleos urbanos abre varios escenarios desalentadores de cara al próximo verano. El reparto del agua, con cuencas hidrográficas y trasvases de por medio, siempre ha sido uno de los caballos de batalla de importantes autonomías. Y la contaminación de las grandes ciudades es un problema muy localizado en lo geográfico, pero con un enorme alcance en número de votantes. Aunque sea por las malas, quizá las políticas ambientales ganen algo de peso en el debate político de este año.

Pensiones y desempleados

En el décimo aniversario de la tormenta por la quiebra de Lehman Brothers los efectos del maremoto que vino después no han pasado del todo. Sin embargo, ha sido tal la intensidad del debate político que las consecuencias del temporal parecen haber desaparecido de los argumentarios. Sin embargo, el Ejecutivo ha ido vaciando la hucha de las pensiones, al tiempo que se ha reducido el número de contribuyentes y ha aumentado -más por pensionistas que por nuevos parados- el número de receptores. El descuadre del sistema es uno de los grandes problemas estructurales nacionales, y sólo es cuestión de tiempo que aflore. Quizá, quién sabe, sea ya inevitable a lo largo de este año que ahora empieza... y que ya veremos cómo termina.

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