Política

El presidente finiquita la legislatura con el 'engaño' a su propio Gobierno

  • Sánchez agradeció a los bildutarras la abstención de una fuerza progresista
El Hemiciclo del Congreso de los Diputados. EFE
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Fuentes podemitas recuerdan a eE que Pedro Sánchez es muy dado a tomar decisiones de manera unilateral, y con posteriores cambios de opinión que difieren de las decisiones tomadas en los Consejos de Ministros, lo que ha traído unas cuentas disensiones desde el comienzo del confinamiento. La actuación del presidente del miércoles por la tarde, bien podría encuadrarse en esa conducta mental, o sencillamente, en la ocultación de datos al resto de sus compañeros de gabinete. Esta última actuación ha provocado "una crisis muy profunda de desconfianza dentro del Gobierno, de sus barones y con el Grupo Socialista", y también de socios como PNV, amén del alejamiento que ERC viene manifestando desde hace semanas, advirtiendo del final de la legislatura.

Y es que el acuerdo firmado entre el Partido Socialista, Unidas Podemos y EH Bildu, en el Parlamento, según el cual, a cambio de la abstención, el Gobierno se compromete a derogar de manera íntegra la reforma laboral de Mariano Rajoy, de 2012, era un acuerdo del que Sánchez "tenía total conocimiento", insisten las fuentes consultadas.

Por tanto, la aclaración posterior del PSOE, ya a medianoche y vía whatsapp, rectificando el documento firmado ese día, eliminando la parte que habla de derogar de manera íntegra la reforma laboral, no es más que el producto de una bronca interna muy fuerte en el seno del Ejecutivo, pero no de "un fallo gordo" en la redacción, como Moncloa se afanaba el jueves en reiterar.

"Una derogación indeleble"

Fuentes cercanas al Grupo Socialista explican a eE que la formación "negoció con EH Bildu a la desesperada -con Adriana Lastra a la cabeza- y sin coordinación con los ministros económicos del Gobierno". Lo hizo al comprobar que ERC no estaba dispuesta a apoyar la quinta prórroga de Sánchez.

Esas mismas fuentes también señalan que, "no cuela" que el líder de los socialistas no se enterara de la letra pequeña de un acuerdo con tres puntos escritos en medio folio, y donde el primero era la derogación íntegra de la reforma laboral.

Recuerdan que Lastra se sienta justo detrás de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, y de que el presidente, cuando salió a la tribuna, ya sabía que los bildutarras se iban a abstener. De hecho, él mismo lo desvela, y lo hace así en términos literales desde la tribuna: "Agradezco el tono y la abstención. Decirle que ese compromiso de investidura se puede materializar en un gran acuerdo de formaciones progresistas como la suya. Derogar la reforma laboral permanece indeleble", dijo textualmente el presidente a la líder y portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, quien admite que el presidente ya acaba de desvelar su voto, luego entiende que hay acuerdo con su grupo político.

Nadia Calviño, al informarse del acuerdo firmado entre el PSOE y Unidas Podemos con los herederos de ETA, "pone el grito en el cielo" siendo consciente de que "desde Bruselas se nos está mirando con lupa" y que además los acuerdos alcanzados con los agentes sociales "está entre alfileres".

La rectificación procede a petición básicamente de Economía. Entre tanto, en el Congreso, Lastra le echa la culpa a su grupo, mientras Unidas Podemos intentan reconducir el acuerdo al texto original con las rúbricas estampadas de Adriana Lastra, Pablo Echenique y Mertxe Aizpurúa.

A la mañana siguiente, ya el jueves, Pablo Iglesias reta al Gobierno y apunta que los acuerdos firmados están para cumplirlos, "pacta sunt servanda", apostilla. Por otro lado, José Luis Ábalos, número dos del PSOE, trata de poner paños calientes y asegura que el texto que vale es la corrección que el partido hace por la noche, de repente. En ese momento, la CEOE rompe la mesa de negociación del diálogo social por la irresponsabilidad mayúscula y las consecuencias negativas incalculables.

La propia Lastra, en el disparadero, y con la cabeza política situada en el filo de un cable de alta tensión, se rectificó a sí misma, apuntando a que una reforma laboral íntegra no es posible si no es dentro del diálogo social.

Los socios jeltzales del Gobierno no se esconden para decir que se sienten traicionados con Sánchez, y que no admiten ni el contenido ni las formas del acuerdo sellado con EH Bildu, competidor de Iñigo Urkullu en las elecciones del próximo mes de julio en el País Vasco.

Ni cinco ni doce

Mientras, barones socialistas como Emiliano García Page, Lambán o Ximo Puig, manifiestan su estupor y rechaza el pacto con EH Bildu, la formación de la que Sánchez dijo en 2018 a la TV Navarra: "Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo digo cinco veces o 12. Si quiere se lo digo otra vez. Con Bildu no vamos a pactar".

El dirigente de Ciudadanos y portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados, Edmundo Bal, ha enmarcado el acuerdo del Gobierno con EH Bildu para derogar la reforma laboral en el pacto de legislatura y ha afirmado que la formación naranja seguirá hablando con el Ejecutivo para consensuar medidas. No obstante, califica de "inmoral" que el Gobierno pacte con EH Bildu y, lo acusa de "jugar con el futuro del empleo" por plantear ahora la derogación de la reforma laboral.

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