Quim Torra viajó ayer a Madrid para escenificar la diferencia de posiciones entre el Gobierno de España y la Generalitat en una mesa de diálogo que parecía más un paripé que una reunión para solucionar la crisis del conflicto catalán. Dispuesto a seguir hablando cada mes, pero ya sin presidentes ni vicepresidentes en sus sillas -estos solo acudirán cada seis meses-, el mandatario catalán dejó claro dos premisas irrenunciables: el referéndum de autodeterminación y la amnistía. El resto de temas sectoriales le parecen objeto de la comisión bilateral, pero no para discutirlos en la mesa de diálogo.
Sin embargo, Torra insistió en sus declaraciones en que el desarrollo de la mesa de diálogo no ha de estar mediatizado ni por los Presupuestos Generales ni por las elecciones en Cataluña, dixit.
Sánchez dio ayer un paso más hacía la consecución de los Presupuestos Generales del Estado
Así, y según las declaraciones de Torra, y más tarde de las precisiones de María Jesús Montero -ensalzando el clima de sinceridad, las bases de una nueva interlocución o de fórmulas imaginativas, reconociendo que las posiciones están alejadas-, Pedro Sánchez dio ayer un paso más hacía la consecución de los Presupuestos Generales del Estado de 2020, tanto que Montero llegó a hablar de "números para materializar los compromisos".
En ese sentido, la escenografía monclovita cumplía su función. El president era recibido con honores de Estado como un mandatario de cualquier país extranjero. De hecho, nunca un presidente de una comunidad autónoma había recibido hasta ayer una suerte de protocolos de esta envergadura.
Au revoir! al Le Pen español
Con un escenografía cuidada, puertas y ventanas abiertas, paseos de ensortijados plátanos, e imagen de cordialidad, el presidente y sus ministros (CarmenCalvo, María Jesús Montero, Carolina Darias, José Luis Ábalos, Salvador Illa y Manuel Castells) recibían en primer lugar a la delegación de la Generalitat formada por Alfred Bosch, Marta Vilalta, Elsa Artadi, Josep Rius y Josep María Jové, imputado por el 1-O, conocido por ser el arquitecto del procés.
Habiendo saludado antes al vicepresidente Pere Aragonés, Sánchez se quedó solo para ser quien recibiera de primera mano a Torra, con el que de nuevo volvió a pasear por las dependencias del Palacio de La Moncloa. Apretón de manos y conversación distendida. Atrás quedaban los días en los que el prescindente Sánchez llamaba a dirigente independentista el "Le Pen de la política española".
La resistencia del encuentro
La resistencia de esta mesa se podrá verificar hoy. A primer hora de la mañana, el Gobierno someterá a votación la senda de estabilidad presupuestaria, elemento primordial para unas nuevas Cuentas Públicas, aunque no estrictamente necesario. Dicha senda prevé por un déficit del 1,8% este año, del 1,5% para 2021, del 1,2% en 2022 y, del 0,9% en 2023, con un límite de gasto no financiero (techo de gasto) de un 3,8% más, hasta los 127.609 millones de euros.
A última hora, ERC mantenía el misterio sobre su intención de voto. El miércoles por la tarde, los republicanos catalanes afirmaban que todavía lo están estudiando, porque, según Gabriel Rufián, "un día en política es una eternidad". Eso sí, Rufián señaló que, además del desarrollo de la mesa del diálogo, influirá en la posición de Esquerra la necesidad de encontrar una solución a la reclamación de Cataluña y de otras comunidades sobre el abono del IVA del ejercicio de 2017.
En esa situación de indecisión también se encuentran también EH Bildu -históricamente contrarios a apoyar esta medida, porque para ellos conculca la autonomía municipal- y Teruel Existe, éste predispuesto a convalidar al Gobierno de Pedro Sánchez.