Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea, provocadas por la guerra de aranceles, ha encendido las alarmas de numerosos sectores económicos. Y uno de los más perjudicados por estas batallas es, sin duda, el agroalimentario español. La industria es consciente de que, en este nuevo escenario que se ha abierto, con tantas restricciones sobre el comercio transatlántico, no les quedará más remedio que buscar nuevos mercados internacionales para los productos 'made in Spain'.
No dejan de sucederse los hitos que dejan claro que el sector agroalimentario debe actuar para no verse más perjudicado. Estados Unidos anuncia las nuevas restricciones, Bruselas lanza sus contramedidas, China replica y Trump amenaza ahora con imponer aranceles de hasta el 200% al vino y las bebidas alcohólicas.
Una situación que genera mucha inquietud en la industria, y que supone todo un freno a las inversiones en las empresas. Pero, a la vez, y gracias a que es generalizado, también supone una oportunidad, gracias a la búsqueda de nuevos destinos. Pero, eso sí, con resultados que se obtendrán a largo plazo.
No se puede olvidar que Estados Unidos es el primer destino, fuera de Europa, para los alimentos y bebidas españoles, con ventas anuales que alcanzan los 3.500 millones de euros, correspondiendo un tercio al aceite de oliva. También se trata del séptimo socio comercial, y hasta ahora ha sido un puerto muy deseado por su desarrollo y, sobre todo, por el poder adquisitivo de sus consumidores.
Patronales de sectores como el del vino, o el de las conservas de pescado, exigen a las autoridades europeas que negocien, para evitar que las amenazas arancelarias de Trump contra los alimentos no lleguen a materializarse.
También las empresas importadoras están preocupadas, como pasa por ejemplo con la soja, que en el caso de que la Unión Europea aplique represalias contra Estados Unidos, como ha advertido, generará zozobra en el sector, sin apenas alternativas disponibles para los fabricantes de piensos.
En busca de nuevos destinos
La situación es complicada y alarmante, pero también abre la puerta a nuevos destinos. Por ejemplo, si China replica los aranceles de Estados Unidos, podría ser una oportunidad para los exportadores españoles. Es lo que señala la patronal de la industria cárnica, sobre esta especie de partida de ping pong, en declaraciones a EFE. China necesita importar mucha carne de cerdo, y España logró entrar en ese mercado en 2021, cuando tuvo que compensar la bajada de la oferta local por la peste porcina. Sin embargo, desde entonces ha perdido peso.
Además, los precios propiciaron que ese país prefiriera comprar carne de Estados Unidos y Brasil. No obstante, España mantiene sus ingresos por los despachos de subproductos del cerdo al mercado chino. Ahora, según la patronal, el precio del cerdo europeo en China baja y sube el estadounidense y el brasileño, sin contar que Pekín ha impuesto aranceles a las carnes estadounidenses.

Otro análisis, que comparten desde ese mismo sector es la posibilidad de que Pekín relaje su litigio contra los alimentos de la Unión Europea, como el brandy o el propio cerdo, que inició en represalia por los gravámenes comunitarios contra los coches eléctricos chinos.
En 2024, el chino fue el primer mercado en volumen de las ventas de porcino, por más de 1.066 millones, aunque con una bajada del 10% anual. En cuanto a Estados Unidos, las exportaciones cárnicas españolas rondan los 100 millones, sobre todo de productos elaborados. Es un mercado de valor y con miras a largo plazo.
China en el horizonte
Los aranceles impactan en la economía de dos formas, como recuerdan desde Funcas: por un lado, directamente; y por otro, con la incidencia negativa en la inversión de las empresas, que también afecta a las alimentarias. Es probable que un bloque como la Unión Europea redirija ahora sus relaciones comerciales hacia otros destinos, como China, Australia, o América Latina, con Mercosur.
Pero hay ámbitos en los que la Unión Europea y Estados Unidos comparten campo de juego, como por ejemplo las exigencias ambientales, y aunque haya un acercamiento con China, su economía ahora mismo no va muy bien, mientras su Gobierno trata de reactivar el consumo.
En cualquier caso, desde Funcas creen que Trump sobrestima su poder en el comercio internacional, y siendo cierto que son un socio potente, no son el único. Si persiste por la vía de los aranceles, se reorganizará el comercio al margen de Estados Unidos, aunque este nuevo mapa solo se conformará a lo largo de los años.