
La guerra arancelaria entre China y Europa parece ya un hecho. Aunque aún no se han anunciado sanciones o gravámenes, ambas partes ya se están perfilando y enseñando los colmillos, abriendo investigaciones a productos clave de su rival. Desde Bruselas el objetivo han sido los coches eléctricos del gigante asiático, que invaden el mundo, presuntamente, gracias a las ayudas públicas al sector. Sin embargo, la primera respuesta desde Pekín ha puesto en el foco del conflicto a España. Desde China han abierto un proceso contra el 'cerdo' europeo.
Este lunes el ministerio de Comercio de China anunció que quedaba abierta la investigación tanto de productos como subproductos del cerdo europeo a petición de varias asociaciones locales. Según el escrito, las firmas europeas están vendiendo a precios por debajo de sus costes para dañar a sus rivales e impedir que su producción se recupere, manteniendo su cuota de mercado. Todas las asociaciones, tanto españolas como locales esperan que el proceso concluya entre 12 y 18 meses después de este anuncio.
España es el gran baluarte de los productos porcinos de todo el continente. Con el 32% de todas las exportaciones de Europa procedentes del país ibérico, se trata del gran afectado por un posible conflicto con China. La nación compró a España cerca de 602.000 toneladas de carne y subproductos del cerdo en 2023. El triple que el segundo (Holanda) y el 23% del total, consolidándose como su mayor socio. El país asiático es el mayor consumidor del mundo y el principal cliente de España, siendo el elemento clave que ha explicado un auténtico 'boom internacional' del cerdo español, que ha sido clave para el crecimiento de toda la industria cárnica.
Las empresas cárnicas representan el 2,7% del PIB nacional. El porcino, por sí solo, es el producto estrella, suponiendo cerca del 39% de toda la producción final ganadera. "Durante los últimos años el sector del cerdo ha crecido notablemente, tanto en producción, como en censos y en número de explotaciones, gracias al empuje de los mercados exteriores apoyado, a su vez, en la competitividad del sector en el mercado mundial", explica en su último informe del sector el ministerio de Agricultura.
En cualquier caso, la investigación no afectará a todo el 'cerdo' español, aunque sí lo hará a la práctica totalidad. El jamón ibérico se queda fuera de la investigación de dumping junto con los embutidos. Entre las categorías de productos citadas por el Ministerio de Comercio de China, identificadas por distintos códigos según su clasificación, no aparecen las correspondientes a los mencionados alimentos.
En cualquier caso, el jamón ibérico es una fracción pequeña de las exportaciones, con unos 650 millones de euros en envíos a todo el mundo, frente a los más de 6.300 millones que factura en el exterior la industria porcina en su conjunto. Según datos de aduanas, China solo compró cerca de 37 millones de euros de productos curados, salazones y ahumados de cerdo.
Las empresas miran con gran preocupación la amenazada de gravámenes que puede suponer esta escalada. Ignasi Pons, secretario general de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (FCIC) explica en declaraciones a elEconomista.es que "el mercado chino representa entre el 20% y el 25% de todo nuestro negocio internacional" por lo que "esta situación supone una gran turbulencia para el sector". En ese sentido, Pons deja claro que desde la asociación "observamos la situación con mucha preocupación".
"Si llega alguna decisión no será porque se haya hecho nada mal, sino por motivos geopolíticos. Estamos pagando los platos de una guerra que no es nuestra"
Daniel de Miguel, director adjunto y director Internacional de Interporc, explica que "China es nuestro principal socio" y si se confirman las acusaciones "supondría un gran varapalo para las empresas, que perderían cuota de mercado y competitividad en su principal mercado exterior". En ese sentido, "necesitaríamos crecer en muchos países para compensar, algo que sería muy complejo, aunque tenemos las herramientas adecuadas".
Respecto a las acusaciones de 'dumping', De Miguel explica que "cada empresa deberá demostrar que no recibe ninguna ayuda y nosotros entendemos que es así, pues no nos retribuye la PAC". En ese sentido, la asociación defiende que el motivo de esta medida no responde a una preocupación real de competencia injusta, sino que "han elegido a un bien clave en China que pueda herir sensibilidades".
Giuseppe Aloisio, director general de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) cree que la investigación no terminará en nada. "Estamos tranquilos, hemos hecho bien las cosas y hay una gran proactividad de aclarar la situación en bloque". Aloisio explica que "desde ayer se abre el plazo para inscribirse en la investigación y las empresas responderán a los cuestionarios. Si llega alguna decisión no será porque se haya hecho nada mal, sino por motivos geopolíticos. Estamos pagando los platos de una guerra que no es nuestra".
Respecto al impacto desde ANICE creen que es pronto para estimarlo, pues "1.200 millones están en juego y, en caso de que haya medida de China, habrá que lograr recolocar esa producción". En ese sentido, se mostró confiado, alegando que "hay mercados que están creciendo, en Europa y en Asia". Sin embargo, reconoce que, en caso de suceder, "habrá que aplicar un plan de contingencia" dada la importancia de Pekín para la industria.
El 'golpe' de China
China fue la clave de un boom exportador desde 2017 que permitió al sector vivir una era de abundancia en las exportaciones. Todo ello gracias al gran consumo del gigante asiático, que se mezcló con un gran problema de peste porcina, que obligó a que buscaran producto en otros países para poder abastecerse. De hecho, según estimaciones de Angrogapor, el país perdió un 45% de su producción nacional.
Los lazos con España entonces se volvieron clave y las ventas fueron escalando en dos años hasta llegar en 2021 a un verdadero récord de 2.020 millones de euros, en ventas al país, tras cuadruplicar sus envíos, según datos de la Cámara de Comercio. Esto solo teniendo en cuenta la carne fresca, refrigerada y congelada. Sumando todos los productos, la cifra escaló hasta los 2.700 millones de euros.
Desde entonces, con los ingresos generados en el bolsillo y una maquinaria de producción totalmente engrasada, la industria española no miró atrás. A pesar de que China se ha ido recuperando paulatinamente de esta peste porcina, las firmas ibéricas han ido diversificando el suministro hacia otros países, permitiendo no perder ingresos de exportación y desconectando poco a poco del gigante asiático. En 2023 ya solo vendía 1.140,84 millones de euros en total y menos de 690.000 millones en carne fresca, refrigerada y congelada.
Al margen de la recuperación de la peste porcina, otros países, como Brasil, han competido con fuerza por abastecer al gigante asiático, la realidad es que España exporta como nunca. El país europeo ha podido ir ajustando la caída con otros mercados como Japón, Francia e Italia, que en el último trimestre ya compraban más cerdo español que China. Este es el motivo por el que desde Interporc creen que ahora España está más preparada para resistir aranceles chinos. "Hemos conseguido diversificarnos, el impacto ahora será mucho menor de lo que iba a ser en 2023, cuando casi el 40% de nuestras exportaciones venía de este mercado".
Sin embargo, aunque el negocio de este país esté en retroceso, la realidad es que sigue siendo totalmente clave para una industria patria volcada en el negocio internacional y que necesita un tiempo mucho más largo para ir reajustando la oferta fuera del país asiático. "Hasta ahora hemos podido ir colocando el producto en otros mercados, pero esto supondría un cambio muy brusco". Además, este país, independientemente de que ahora importe menos, juega un rol fundamental para las empresas españolas. "China absorbe tipos de productos (como partes concretas del animal) que no tienen tanta salida en Europa, su presencia ha permitido revalorizar mucho nuestra oferta abriendo mucho el catálogo para las exportaciones".
Además, desde FCIC explican que "a pesar de que el sector se mantiene fuerte" y "muchas empresas capaces de afrontar estas turbulencias, la realidad es que este cambio de paradigma llega después de una sucesión de problemas sin pausa desde 2020 que han lastrado al sector. "Ha habido una crisis tras otra, desde el covid, los suministros, la guerra de Ucrania, enfermedades en nuestras cabañas e inflación". En ese sentido, la incertidumbre e incluso aranceles y sanciones que puedan imponerse desde Pekín serían la última estocada que las empresas cárnicas tendrían que asumir.
Un episodio más de las tensiones
La decisión de China sucede escasos días después de que la Unión Europea haya anunciado. Desde Bruselas se impuso un arancel de hasta el 38% a los coches eléctricos chinos. Estos varían en función de la compañía con un 17,4% para BYD, un 20% para Geely y la cifra más alta para SAIC. Al resto se le aplicará un arancel medio del 12%. El motivo detrás de esta medida radicaba en los bajos precios de estos que, supuestamente, habrían venido gracias a unas potentes subvenciones públicas que les permiten sacar del mercado a su competencia.
Casi a modo de respuesta ha venido esta investigación sobre el porcino europeo, pero no es la primera vez que Pekín realiza una decisión similar a raíz de las tensiones respecto a su industria automotriz. Este mes de enero el mismo ministerio de Comercio anunció otra investigación muy similar, pero centrada en Francia. Concretamente, atacó a la industria del coñac, a la que empresas locales acusaron de "prácticas anticompetitivas". Esto ocurrió a escasas semanas de que la UE hiciera lo mismo sobre sus vehículos. Sin embargo, ahora la batalla se centra en el sur, con España como principal escenario.