Las bodegas españolas tienen motivos para celebrar, después de que los importadores de Estados Unidos hayan comprado más vino español en los últimos meses de 2024. Sin embargo, el sector también sufre la incertidumbre sobre qué va a hacer el nuevo Gobierno de Donald Trump con la política arancelaria, y las consecuencias que podría tener para un negocio que ha logrado una posición privilegiada en el mercado americano.
En concreto, España es el cuarto país proveedor en valor de vino a Estados Unidos, con más de 390 millones de dólares en 2024. Si nos fijamos en el volumen, cae hasta la séptima posición, con 67,3 millones de litros, según datos del 'Informe de Importaciones de vino en Estados Unidos', elaborado por la Interprofesional del Vino de España. Si se compara con el año anterior, representa 4,5 millones más de litros de vino, y un gasto adicional de 27 millones de dólares.
Es fácil darse cuenta de que se trata de un destino clave para el sector, especialmente en lo referente a vino envasado, donde ocupa el primer o segundo puesto del mercado durante los últimos años, según explica José Luis Benítez, director general de la Federación Española de Vino, en declaraciones a EFE. También para los espumosos, que lo tienen como mercado preferente.
Acopio de vino
El aumento de las importaciones se han concentrado especialmente al final del año, sobre todo en diciembre. Un hecho que refleja que los importadores han hecho acopio, después de que Donald Trump ganase las elecciones, y a la espera de qué va a pasar con su política arancelaria, cuyas consecuencias podrían ser muy negativas para el sector.
Sigue sin estar claro del todo cuál va a ser la postura del nuevo Gobierno, lo que sitúa a las empresas vinícolas en una situación de incertidumbre absoluta. Sin embargo, confían en que es un mercado muy fuerte para ellos, en el que ya se han posicionado, e incluso con aranceles podrían seguir ocupando una situación privilegiada.
Pero, por si acaso, cada vez son más las bodegas españolas que tratan de diversificarse, tanto a nivel de mercados como de productos, para evitar jugárselo todo a una carta. Por ejemplo, Canadá y México han aumentado mucho las compras de vino español.

Por ahora, se siguen estudiando las distintas opciones, como los aranceles recíprocos por productos, y en este punto hay que recordar que la Unión Europea tienen un acuerdo vitivinícola, firmado en 2006, que sigue vigente con unos aranceles "mínimos", como destacan desde la Interprofesional del Vino.
Esta organización cree que el acuerdo del vino marca varias de las cuestiones que se suelen recoger en cualquier acuerdo de libre comercio y, sin duda, puede marcar las relaciones de diálogo establecidas entre la Unión Europea y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Mientras tanto, siguen presionando al Gobierno español para tratar de que el vino no se vea afectado por disputas que nada tienen que ver con el sector.
Los aranceles de 2019
En este punto, hay que recordar que, durante la anterior legislatura de Trump, ya se impusieron aranceles a más de 100 productos españoles, entre los que se encontraba el vino, con una carga adicional del 25% del valor.
Pese a todo, no tuvo grandes consecuencias a niveles de ventas, ni en volumen ni en facturación. Los vinos franceses, por ejemplo, sufrieron mucho más en ese escenario tan complicado. Este arancel estuvo vigente desde 2019 hasta 2020, cuando los suspendió el Gobierno de Joe Biden.
Las bodegas, conscientes de que es un mercado complicado y en el que es importante mantenerse, lograron llegar a un acuerdo con sus importadores, para que asumieran parte del arancel, mientras que otras lo asumieron todo.
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