A pesar de que los supermercados empiezan a vender turrones y polvorones cada vez más temprano, los regalos se anticipan al Black Friday y Abel Caballero adelanta el encendido de las luces de Vigo, es ahora, en diciembre, cuando empezamos a sentir la magia de la Navidad. Un sentimiento trazado por un sinfín de tradiciones, más o menos importantes, que impregnarán las próximas semanas.
Muchas de estas costumbres y estas celebraciones tienen que ver con la gastronomía. Las cenas de nochebuena y Nochevieja, la comida de Navidad, el desayuno del día de Reyes, la cena de empresa con los compañeros... la alimentación es, sin duda, una de las protagonistas de estas fechas. Y si hay un producto típico es el turrón. Y si hay un turrón típico es el de Suchard.
A pesar de la larga tradición turronera española, impulsada sobre todo desde lugares con una potente industria como Jijona, la tableta de chocolate de la marca suiza está en la mente de muchos españoles. Ya sea por sus potentes campañas de publicidad, el favoritismo de los niños, los muchos años que lleva entre nosotros...
Una marca con historia
El suizo Philippe Suchard fue un pionero de la repostería y los dulces, que en el siglo XIX lanzó su propia marca de chocolates, que no dejó de cosechar éxitos. Tantos y tan variados que su legado llega hasta nuestros días de muchas formas, pues también fue la marca que creó los chocolates Milka o los caramelos Sugus.
El turrón de chocolate llegaría tiempo después. Tras más de un siglo experimentando con el chocolate, fue en 1960 cuando Suchard lanzó lanzó en España una tableta de fabricación nacional y dirigida específicamente al mercado local y a la época navideña. En un momento en el que la postguerra había quedado atrás, la economía empezaba a funcionar mejor, y en un país en el que la Navidad estaba tan arraigada... era el mercado perfecto para un lanzamiento así.
El original diseño, junto con su envoltorio dorado, que ha acabado siendo santo y seña del sector, junto con la poderosa campaña de publicidad... acabó convirtiéndolo en un éxito, que perdura hasta nuestros días. Y en todas estas décadas la receta apenas ha variado, manteniendo, básicamente, los mismos ingredientes.
Reduflación navideña
El problema es que, en una situación económica más compleja, la empresa turronera ha tenido que buscar la manera de mejorar su rentabilidad. Y como tantas y tantas compañías, hace tiempo que ha apostado por la reduflación. Este fenómeno consiste en que se reduce la cantidad de producto que se ofrece, pero manteniendo los precios, y en ocasiones, hasta subirlo. Es decir, menos cantidad por el mismo precio.
Es una práctica que se ha vuelto habitual en los últimos años, sobre todo con la crisis inflacionaria, pero en realidad nació en los 60, en otra época de alta inflación. En el mundo anglosajón se conoce como 'shrinkflation', un acrónimo de 'shrink', que significa reducción, y 'flation', referido al proceso de inflación.
En esta ocasión ha sido la organización Facua-Consumidores en Acción la que ha detectado este proceso de reduflación de Suchard de cara a la actual campaña de Navidad. En concreto, la tableta de chocolate clásica, que se vende en la mayoría de establecimientos a 3,99 euros, ha 'adelgazado' 30 gramos, pasando de los 260 gramos que contenía en 2023 a los 230 gramos actuales.

De esta forma, el precio por kilo del turrón de Suchard ha aumentado un 13%, a pesar de que, a simple vista, los consumidores no detectan esa bajada de precio. "Es uno de los ejemplo más claros de reduflación detectados", apuntan desde la organización.
No es la primera vez que Suchard recurre a estas tácticas. Originalmente, la tableta pesaba 300 gramos, pero hace ya más de una década, en otra crisis económica, que redujeron el peso hasta los 285 gramos. Y hace un par de años, con la escalada de precios provocada por la invasión de Ucrania, aprovecharon para reducir de nuevo el peso hasta los 260 gramos que había mantenido hasta ahora. El temor de los consumidores es que, a este paso, acabe teniendo el tamaño de una tableta normal de chocolate.
Otras compañías afectadas
Suchard no es la única marca que ha recurrido a esta treta en la Navidad. Son muchas más las compañías de las que Facua ha detectado procesos de reduflación. Por ejemplo, la tradicional Caja Roja de Nestlé ha reducido el número de bombones que incluye en cada caja (42 en la que antes tenía 44, 21 en la que antes tenía 22), mientras ha aumentado los precios.
En el caso de los bombones Dark Sublime, también de Nestlé, aunque han aumentado el peso de sus formatos en 2 gramos, pero ha subido su precio de venta de manera desproporcionada, entre un 17% y un 20% de acuerdo a los ejemplos recogidos en diferentes supermercados.
En Dia, el turrón crujiente negro de su marca blanca pesa 50 gramos menos de un año a otro. Pero, además, se ha encarecido 14 céntimos, lo cual supone una subida del 7,5%, equivalente a un 43,45% por kilo. Algo similar ocurre con su surtido de pralinés, que pesa 130 gramos menos pero cuesta 35 céntimos más.
A pesar de que esta táctica se ha convertido en habitual, las asociaciones de consumidores, como Facua, no dejan de pedir que se promueva una ley que obligue a las empresas que incurran en reduflación a que tengan que anunciar durante un largo periodo de tiempo en el etiquetado de los productos. Así, los consumidores podrían conocer de manera clara cómo se ha modificado el envase, el formato o el precio de estos productos.