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Los 1.000 días de guerra en Ucrania: los precios se olvidan del conflicto

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Ucrania ha cumplido 1.000 días en guerra. Casi tres años tratando de resistir las embestidas rusas. El conflicto armado, que trastornó la alimentación mundial, no ha impedido que Ucrania, el granero de Europa, se mantenga como el primer proveedor de cereales y de girasol de España. Sin embargo, los agricultores de la Unión Europea denuncian que se han convertido en la competencia que está bajando precios.

Los mercados agrarios se han acostumbrado al conflicto y, salvo interrupciones puntuales, se mantienen los envíos. Un panorama que contrasta con aquel inicio de la invasión rusa, en febrero de 2022, que provocó una crisis por la incertidumbre sobre la oferta de materias primas y el alza de los abonos o los piensos.

Ahora que se han cumplido 1.000 días del comiendo de la invasión, el Comité de Organizaciones Agrarias de la Unión Europea (COPA) recuerda su impacto en la cesta de la compra. Porque, además de la pérdida de vidas, recuerdan, ha provocado especulación con los alimentos.

"Alguien está ganando mucho dinero, y no son ni los agricultores ni los ciudadanos"

La guerra ha provocado inflación, una fuerte especulación y efectos económicos, según explican. "Alguien está ganando mucho dinero, y no son ni los agricultores ni los ciudadanos", aseguran, en declaraciones a EFE.

El presidente del Comité, Massimo Giansanti, ha puesto el foco en la competencia que suponen los envíos ucranianos para los productores de aves, cebollas y ajos. Sobre todo para países como Polonia, Rumanía, Chequia o Bulgaria, donde los precios para el productor son muy bajos. "Tenemos los precios más bajos en 10 años, cuando hace dos estaban en máximos", rememora Giansanti, sobre los efectos de la escalada en la inflación motivada por la guerra.

En España, los productores se han sumado al descontento y en las tractoradas Ucrania también ha estado en el foco; por ejemplo, en Santander, hubo en septiembre concentraciones de agricultores para pedir medidas contra la competencia por la entrada de cereal ucraniano.

Evolución de los precios

Los precios del trigo blando en las lonjas españolas son en estos momentos un 23% inferiores a cuando empezó la guerra y un 39% inferiores a julio de 2022, momento de mayor encarecimiento, antes de que se llegara a un acuerdo entre Ucrania y Rusia, para la salida marítima de grano, con la mediación de la ONU y Turquía.

Por su parte, el maíz cotiza un 16% más barato que antes del conflicto, y un 37% por debajo de los precios máximos en julio de 2022.

España es un país deficitario en cereales y proteína vegetal, y Ucrania es su primer proveedor de grano y girasol. Las importaciones españolas de cereales de Ucrania entre enero y julio superaron los 7 millones de toneladas, un 60% más que el mismo período de 2023, según la asociación de almacenistas portuarios Unistock.

Un barco cargando cereal
Un barco cargando cereales en un puerto de Rumanía. | Imagen: EFE

Las compras de trigo ucraniano ascendieron a tres millones de toneladas, con un repunte del 47,7% y las de maíz sumaron cuatro millones, con un incremento del 65,7%.

Desde Unistock confirman que el tráfico es fluido, salvo algún ataque puntual de instalaciones portuarias. La incertidumbre sobre la oferta se superó, Europa nunca llegó a vivir escasez, como sí pasó en algunos países del norte de África y Oriente medio, se pudo vivir con los precios disparados, y el mundo ha acabado acostumbrándose.

Ahora, las conversaciones para la adhesión de Ucrania a la Unión Europea suscitan preguntas sobre su impacto en la Política Agraria Común o en el mercado interior. Un informe de la Fundación Schumann analiza esta circunstancia y sostiene que Ucrania podría tener su sitio, complementar y contribuir a reforzar el papel de la Unión Europea como suministrador de alimentos, además de amortiguar la competencia creciente de Rusia.

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