Opinión

La recesión silenciosa de una economía dopada

  • El poder adquisitivo de los españoles es a día de hoy un 4,7% inferior a la media de la Unión Europea
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Fue la crónica de un discurso anunciado. Un capítulo más de las fantasías animadas de Sánchez y Moncloa Producciones. Sin autocrítica. Ni una palabra sobre los múltiples casos de corrupción que enfangan a sus más directos colaboradores y a su entorno familiar, ausencia total de anuncios y de propósito de enmienda. Sólo eso dio de sí el balance de fin de curso del Presidente del Gobierno.

Verborrea mitinera adornada por el falso triunfalismo sobre la, en su opinión, buena marcha de la economía. Que, si se analizan los datos reales desprovistos del maquillaje monclovita nos muestran la realidad social de una ciudadanía, empobrecida por la pérdida de poder adquisitivo, un mercado laboral contaminado por la precariedad y la temporalidad y por una fiscalidad esquilmatoria y abusiva. Como venimos reiterando la economía española está inmersa en eso que los economistas definen como "recesión silenciosa", con un crecimiento del PIB dopado por el desmesurado gasto público, la inflación y la llegada de los fondos europeos, además de camuflado por el efecto estadístico de haber sufrido la mayor caída durante la pandemia, lo que hace que se confunda recuperación con crecimiento.

Una economía que sigue con la asignatura pendiente de cambiar el sistema productivo, basada en el turismo y en servicios de escaso valor añadido, mientras continúa el declive de la industria cuya contribución al PIB, descontando la construcción, ha caído del 20% a sólo el 15%. Grave deterioro que se produce en paralelo al del PIB per cápita real de España que, con datos de Eurostat, se situaba en 27.740 euros en 2024, cifra que está muy lejos de los 36,670 euros de media en la eurozona por lo que España ha retrocedido hasta el puesto 14 en el ranking del PIB per cápita de los 27 estados miembros de la UE. Panorama similar se observa en los salarios reales que en España sólo han subido un 2,76% en los últimos 30 años, once veces menos que la media de la OCDE y que nos coloca como el segundo país peor de la UE, después de Italia. De hecho el salario más habitual en este país se sitúa en 14.586 euros brutos anuales con un descenso de 3.917 euros en el último año. Caída que añadida a la subida del 14% en la cesta de la compra hace que nuestro poder adquisitivo sea hoy un 4,7% inferior a la media de la UE y la capacidad de compra de los hogares españoles un 5,6% inferior a la de 2008, con un esfuerzo fiscal un 17,8% superior a la media de nuestros socios europeos.

Seguimos siendo los líderes del desempleo de la UE con 3,6 millones de personas registradas y que no están trabajando, más de un millón de las que oficialmente se reconocen. Eso, además de que el récord de la Seguridad Social del que también sacan pecho en el gobierno, es sólo un récord en el número de afiliaciones que no en el de personas afiliadas como refleja el hecho de que junio más de 30.000 personas firmaron dos o más contratos de trabajo. Lejos estamos también de nuestros socios europeos en productividad, un indicador clave para evaluar la salud económica de un país y en el que España está a la cola de Europa y de la OCDE. Situación que los economistas explican por la "peligrosa combinación de bajas tasas de empleo, falta de inversión e innovación en capital humano, barreras burocráticas, tamaño de las empresas y problemas de fondo de la estructura productiva. No es casualidad que la inversión extranjera en España se haya desplomado en el primer trimestre de este año, con una caída del 45,3% que se suma al descenso del 27,2% que experimentó la entrada de capital exterior en nuestro país el año pasado.

Y añadir a ello que la deuda pública española supera los 1,663 billones de euros y creciendo, que tenemos 12,7 millones de personas, uno de cada cuatro españoles, en riesgo de pobreza y exclusión, con una tasa de pobreza infantil del 33%, la más alta de la UE, y que la nómina del Ingreso Mínimo Vital llega ya a casi 700.000 hogares en los que viven más de dos millones de personas. Pues eso, que marcha si tiene la economía, pero patética tirando a fúnebre.

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