
Un dato mejor de lo esperado del IPC de octubre en EEUU impulsó la caída de la rentabilidad que los bonos llevan experimentado desde primeros de mes. Un buen ejemplo de ello es el T-Note a diez años estadounidense que pierde 40 puntos básicos en solo quince días ante el cada vez mayor convencimiento en el mercado del fin de ciclo de subidas de tipos. Los menores retornos en el cupón ha impulsado el precio de los activos (se mueve siempre en dirección contraria a la rentabilidad) hasta el punto de casi borrar las pérdidas que la deuda acumulaba en el ejercicio, y dejarlas en el 0,34%. Esto evidencia que la alta volatilidad no es exclusiva de las bolsas. El mercado de la deuda también cambia constantemente, lo que obliga a una adecuada gestión activa de las carteras.