Opinión

El milagro de los peces, los panes y las pensiones, según Escrivá

PV

La inflación comienza a hacer estragos. El INE confirmó esta semana que el índice de precios al consumo alcanzó cerca del 10% en marzo, la tasa más alta en casi cuatro décadas. Los gastos domésticos crecen a tasas superiores al 30%, sobre todo los relacionados con el gas o la electricidad, que duplican ese porcentaje.

El euribor, el tipo de interés interbancario utilizado como referencia para los préstamos hipotecarios, se colocó en positivo por primera vez desde 2016. La consecuencia inmediata será un encarecimiento de la financiación a empresas y a particulares.

La mayor preocupación del Gobierno, al igual que del Banco de España, es evitar el llamado efecto de segunda ronda, que el alza de los precios desborde el consumo y se traslade a los salarios, provocando una espiral inflacionista. Sánchez convocó hace unas semanas a los agentes sociales (patronal y sindicatos) al Palacio de la Moncloa para conminarlos a alcanzar un pacto de rentas, que facilite subidas de sueldos moderadas, de en torno al 2%, a cambio de que los empresarios reduzcan sus márgenes.

Sin embargo, tanto el presidente del Gobierno como el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, insisten una y otra vez en que los pensionistas no verán reducido su poder adquisitivo, pese a la elevada inflación. ¿Por qué esta doble vara de medir?, ¿Por qué Sánchez defiende la moderación para los 20 millones de asalariados activos y no para los nueve millones de jubilados? No se me ocurre ninguna otra explicación que la carrera electoral que se abrirá a partir de junio con los comicios andaluces.

Sin duda, esta falta de coherencias fue uno de los motivos que propició el fracaso de la convocatoria de Moncloa. Esta semana Fedea, el órgano de estudios financiado y tutelado por el Banco de España, hizo público un estudio, cuya lectura recomiendo encarecidamente, para advertir del boom que experimentará el déficit de la Seguridad Social si las pensiones se actualizan con el IPC, como pretende el Ejecutivo.

En menos de una decena de páginas su autor, el profesor Miguel Ángel García, describe la artimaña que utiliza Escrivá para reducir el déficit de la Seguridad Social en los próximos años, cuando en realidad está teniendo un crecimiento explosivo. El ministro acuñó la expresión de gastos impropios, en cumplimiento del punto del Pacto de Toledo sobre la separación de las fuentes de financiación, de manera que partidas como las de orfandad, el cuidado de menores o las subvenciones al desempleo se cargan al Presupuesto en vez de a la Seguridad Social.

Fedea denuncia que no existe un criterio objetivo para determinar qué es gasto impropio o qué no lo es, de forma que éstos quedan al arbitrio del titular de turno de la cartera, en este caso el ministro José Luis Escrivá, sin atenerse a una metodología precisada. Así, la Seguridad Social cerró el año pasado con un saldo negativo del 0,93%, el menor porcentaje desde 2013 y tres décimas por debajo de lo previsto. ¡Oh, magia! ¿Y cómo es posible cuando solo el dinero destinado a financiar las pensiones contributivas se incrementó el 5,4% y el gasto total el 6,8%? Escrivá lo atribuye a dos factores: el aumento de las cotizaciones sociales hasta el 11% del PIB, un récord histórico, y a los 13.800 millones aportados por el Estado en concepto de gastos impropios. Una cuantía superior al déficit del sistema, que fue de 11.192 millones.

Pero aquí no acaban los milagros, el ministro ratificó en una entrevista concedida a La Razón el sábado pasado, que el desajuste en las cuentas de la Seguridad Social se reducirá este año a la mitad, hasta el 0,5% del PIB. De nuevo, se recurre a otro incremento de los gastos impropios aportados por el Estado de 4.500 millones, al pasar de 13.800 a 18.300 millones este ejercicio.

Fedea, sin embargo, pone en duda que se cumplan las previsiones del ministro por el impacto de la guerra de Ucrania y los efectos que aún arrastramos de la pandemia, como la ruptura de las cadenas de suministro.

El problema gordo viene en 2023, cuando se debería alcanzar el equilibrio presupuestario, según Escrivá. ¿Cómo lo conseguirá si las pensiones deberían subir este año en torno al 7,5% si nos creemos las previsiones del Banco Central Europeo (BCE)?

Aun asumiendo un incremento de la inflación del 6% y de que las cuotas de la Seguridad Social no recogerán toda la subida de los precios al consumo, como pide el Gobierno, el organismo vinculado al Banco de España dispara todas las alarmas al situar el gasto público en pensiones en 188.500 millones (14% del PIB), frente a 174.000 millones de este año, con un crecimiento del 14,5%.

El estudio concluye que el saldo negativo (diferencia entre ingresos y gastos de la Seguridad Social) se situaría en 15.200 millones, 3.330 más que el año pasado. Y eso sin contar los gastos impropios. Con ellos, ascendería a 33.600 millones (el 2,3% del PIB). ¿Dónde está el equilibrio presupuestario que predica Escrivá?

En ninguna parte. Según el informe Fedea, el Estado tendrá que aportar más de 15.000 millones adicionales para evitar que la Seguridad Social vuelva a arrojar números rojos el año que viene.

La única alternativa que tiene el ministro es recurrir a la parábola de los panes y los peces descrita por San Mateo, que utilizó Jesús para dar de comer a una multitud, si quiere fortalecer la fe de sus seguidores, en este caso los millones de ciudadanos españoles.

Curiosamente, la mejor manera de que Escrivá multiplique los ingreso en cotizaciones es que los salarios suban como la inflación, justo lo que se pretende evitar, porque eso hundiría la competitividad y el empleo.

El IPC español está ya dos puntos por encima de la media europea. El plan de choque aprobado hace unas semanas por el Gobierno, cuya principal medida es la subvención de 20 céntimos de los carburantes, apenas recortará unas décimas los precios, algo inapreciable. La esperanza del Ejecutivo está en una rebaja del recibo de la luz de hasta el 50%, que puede quedar en agua de borrajas.

Europa está dando largas a la propuesta de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, de topar el coste del gas en el mercado mayorista para rebajar la tarifa. Actualizar las pensiones al IPC no hará más que encarecer la financiación y empobrecer la economía.

El Banco de España, mucho más pragmático, advierte al Gobierno de que el alza del 6% de las pensiones desequilibrará las cuentas públicas, dinamitará el acuerdo salarial y desatará una espiral inflacionista.

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Comentarios 11

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Juan
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Aboga para que a un asalariado que cobre mil euros le suban un 2 y a un pensionista que cobre 4000 un 10, buen socialismo es ese.el socialismo de pillar votos, solo son basura.

Puntuación 33
#1
Menudo milagro
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Menudo milagro .. Saquearon la hucha de las pensiones para pagarlso gastos de la corrupcion politica y delincuencia economica ,, y ahora quieren privatizarlas y dejaralas en manos de la delincuencia economica internacional y delincuencia bancaria

Puntuación -12
#2
Se los comieron
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Se los comieron todos la panda mangantes corrupto y chorissos .. que no son pocos ..

Puntuación 17
#3
Blur
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O sea a un pensionista con casa propia y otras dos alquiladas y pongamos 1800 de pension le subimos un 7% y a un trabajador pagando hipoteca y con 2 hijos ganando 1300 solo un 2%. Brillante esta dictadura del pensionariado

Puntuación 27
#4
Usuario validado en elEconomista.es
andyboo
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La magia del comunismo ultra radical, no hablan de reducir, hablan de que llevara al colapso y al final lo paga el de siempre, con los 20.000 mil millones de solo un ministerio ya habría y sobraría según el articulo de esos 15.000.

Eso sin contar los de los otros 22 ministerios de los cuales se añadieron 11 mas y todos con sus respectivos restaurantes con la factura de 800.000 mil euros en comida y bebida acompañado del Falcon que se lleva otros 200.000 en cacahutes y bebidas al año y las obras de la residencia de Doñana para vacaciones y invitados de 2 millones en la que no puede faltar solarium de rayos uva.

Para sindicatos si hay 100 millones para obras de sus sedes a cada uno mas los 8 millones que se llevan de presupuestos sin contar las autonomías para el apoyo requiere miles de millones y claro si los números no cuadran la culpa la tiene el trabajador y pensionistas que ganan mucho y han pagado toda la vida.

Que empiecen a reconocer la mie-rda gestión del gobierno y por aquí los escribientes de las pensiones que sepan no tienen culpa de nada.

Puntuación 31
#5
Fran
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Como muy bien han dicho anteriormente, de vergüenza, el peso de la crisis la seguimos pagando la clase media y asalariada, además de tener que pagar las pensiones actuales tenemos que soportar su ipc, y mi sueldo congelado.

Puntuación 11
#6
Derry
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El ministro más idiota que ha tenido la Seguridad Social se llama Escrivá.

Puntuación 15
#7
Jaime
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Como no, el diario ultra liberal catastrofista contra el estado de bienestar

Puntuación -14
#8
Carmen
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Yo tampoco entiendo esa querencia por los pensionistas cuando son los que menos votan a la izquierda. De acuerdo que las pensiones mínimas sufren con la inflación, pero las pensiones altas que hay no sólo no sufren con la inflación sino que la aumentan. Creo que daría un mensaje de seriedad y control encontrar la manera legal para no subir ni sueldos públicos altos ni pensiones altas.

Puntuación -5
#9
Intruso
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El milagro sería que El Economista dejara de demonizar las pensiones creando una opinión contraria a ellas entre los estólidos de la LOGSE día tras día, y desglosara por ejemplo cuánto nos ha costado rescatar Comunidades Autónomas y Ayuntamientos a través del FLA y del pago a proveedores. Antes de hablar de pensiones, hay que hablar de televisiones autonómicas, coste de MENA,s y del menú de gambas, langostinos y carne de primera del Ministerio de Trabajo, donde se hacen cosas chulísimas.

Puntuación 8
#10
alosbobos
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Salario minimo en Francia 1645 euros , no hay mas preguntas

Puntuación 0
#11