Opinión

¿Perdurará la herencia de Merkel?

Angela Merkel

Tengo un amigo que dice que pediría votar en las elecciones de EEUU y las alemanas, después en su ayuntamiento y, luego en las de su autonomía y las españolas. Su argumento es sencillo. Se trata de elegir por orden a aquellos gobernantes cuyas decisiones, según él, puede influir más en su vida y la de los que le rodean. Primero al césar del imperio, luego a quién manda en la UE, posteriormente al alcalde (a lo mejor igual el primero), más tarde a los demás.

Este domingo los alemanes han votado su canciller, el ejecutivo y el legislativo. El resultado no es indiferente a Europa, menos aún para la Unión Europea y, por tanto a los españoles.

Después de lo de Puigdemont está claro que la UE para España es sobre todo un acuerdo económico, que se tambalea en lo político. Por tanto, Alemania pinta mucho al ser la entidad económica más fuerte de los Estados que la componen. Así que las elecciones alemanas nos importan.

En estas elecciones se eligió entre Merkel y Merkel. Tanto el candidato Democristiano, Laschet, como el psocialdemócrata, Schulz, se presentaban como sus herederos. De hecho ella era la jefa de la gran coalición (CDU/CSU-SPD) y Schulz su ministro de economía. Claro está, que las copias no son el original y arrastran menos votos. El hecho es que la CDU/CSU no ha recibido todo el apoyo que tenía Merkel que en parte ha ido al SPD. Ha ganado el centro.

No es que Merkel sea de centro: es el centro. Es democristiana, en teoría conservadora, pero venía de la RDA (la parte comunista de la Alemania de la postguerra). Determinó cerrar las centrales nucleares, algo que los verdes hubieran promovido. Defendió la entrada de emigrantes, lo que le alejaba de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) y es partidaria de la economía de mercado frente a la izquierda radical.

El resultado electoral aboca, como ya se sabía, a un Gobierno de coalición. Un Gobierno que, en gran parte, seguirá las políticas de Merkel. Dieciséis años de Canciller han convertido a Alemania en Merkalia. Alemania seguirá siendo Merkalia de momento, con ciertas diferencias según la coalición resultante ¿Es posible una Merkalia sin Merkel?

Al principio sí, luego veremos. Por tanto, a España no tiene por qué pensar en que cambien ni la política de Bruselas en las ayudas de reconstrucción europea, ni las medidas del BCE. Pero los herederos siempre acaban queriendo tener su propia personalidad. Es decir, Sánchez puede estar tranquilo durante un tiempo al menos. ¿Después?..

La vieja Europa sigue igual desde que Roma la creó como unidad política. No podemos vivir los unos sin los otros; unas veces aliados, con un proyecto conjunto; otras peleados.

Eso lo vio Merkel. Ella prefiere una Europa unida, por eso le debe doler el Brexit. ¡Lástima que no podamos elegirla como presidenta de una UE en la que la unión política converja con la económica! Ahora, que incluso se habla de crear un ejército europeo, que es lo que de verdad crea soberanía.

Por todo ello, de momento, no importa cuál sea la coalición que dan los números de estas elecciones. Probablemente será la el SPD socialdemócrata, con los liberales y los verdes. Aunque si las negociaciones fracasasen también podría haber otra encabezada por la CDU/CSU o, ¿por qué no?, la gran coalición con un canciller del SPD. Pero en todo caso cualquier fórmula se alejará poco de la filosofía de Merkel al principio. Sobre todo porque ni la izquierda radical, ni la extrema derecha parece que puedan entrar en el gobierno.

Así pues Merkalia puede durar lo suficiente para que Sanchez reciba los 140.000 millones de euros en su cuenta y los tipos de interés sigan bajos. Tendrá fondos para venderlos electoralmente y evitar su gran riesgo: que el déficit público se desboque aún más de lo que sus políticas lo están agrandando. Además los verdes están en sintonía con las políticas que propugna parte del Gobierno Sánchez y estarán casi con seguridad en el alemán. Una sintonía más.

Más allá, en un futuro indefinido, la influencia de estas elecciones dependerá de cuan fiel sea el nuevo canciller a la herencia recibida. De momento, Sánchéz tranquilo.

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