Opinión

Bolsa: la importancia de los márgenes

Los sectores que dominan el Ibex no tienen márgenes elevados

Resultados, beneficios netos y beneficio por acción. Frecuentemente esto es todo lo que les interesa a los analistas. ¿Cuántos beneficios ha declarado la empresa? ¿Ha cumplido las previsiones de las agencias de AZCA o las Cuatro Torres? A partir de ahí empiezan a predecir los resultados para el año siguiente. Todas estas preguntas están muy bien, pero se enmarcan en un punto de vista miope que obvia un indicador del crecimiento futuro más adecuado: los márgenes brutos. Su irrelevancia mediática es lo que les da poder, sobre todo en la última fase del mercado alcista, como la actual. En las próximas líneas veremos cómo los inversores españoles pueden sacar partido de estos ingentes márgenes.

Los resultados proporcionan una información valiosa, pero no pueden utilizase para predecir los resultados futuros, ya que las empresas maquillan sus resultados a corto plazo mediante trucos contables. No me refiero a escándalos como el de Pescanova, sino a prácticas completamente legales, como reajustar depreciaciones, sanear activos, recomprar acciones o reformar instalaciones. Los gastos en materia jurídica o regulatoria pueden repercutir en los ingresos netos en un trimestre determinado, pero puede que no se vuelva a incurrir en ellos en los trimestres siguientes, por lo que es una partida que puede distorsionar la información publicada y ocultar la fortaleza del negocio principal de la empresa y su potencial de crecimiento a largo plazo. Además, la desmedida atención que concitan los resultados empresariales hace que los mercados los reflejen en las cotizaciones casi al instante, por lo que el inversor medio no tiene tiempo de reaccionar a esta nueva información.

¿Qué puede hacer cuando las noticias ampliamente conocidas y descontadas no le dan ninguna ventaja? Analice a los fanáticos de los datos y encuentre lo que pasan por alto o descartan. Para ellos, los márgenes brutos son hoy un vestigio de la era predigital anterior al Big Bang, aquella época en que los traders lanzaban las órdenes a grito pelado y las cotizaciones de las cuatro bolsas españolas no estaban unificadas. Los gestores de datos creen que estos instrumentos tan rudimentarios son ineficaces ante los complejos algoritmos modernos. Sin embargo, cuando empecé hace cincuenta años, el atractivo de los márgenes brutos radicaba justamente en su simplicidad. No hacía falta ningún superordenador para restar los costes de los bienes vendidos a las ventas y luego dividirlo por las mismas ventas. Así de simple.

Como señalé en febrero, el actual mercado alcista parece muy avanzado pese a ser técnicamente joven. Los abultados márgenes brutos nos permiten identificar a las empresas de alta calidad y con características de crecimiento idóneas que suelen liderar las subidas en los últimos compases de los mercados alcistas. Asimismo, nos permiten determinar su capacidad para autofinanciar su expansión mediante sus gastos en marketing, ventas e I+D, además de mediante sus gastos de capital y las fusiones y adquisiciones realizadas, entre otros muchos factores.

Los amplios márgenes brutos facilitan la rentabilidad de las empresas aunque aumenten los costes o caiga la demanda. Los inversores anhelan la seguridad que desprenden estas empresas en el último tramo del mercado alcista: la buscan tanto aquellos que han invertido durante todo el rumbo al alza y temen que la llegada de un mercado bajista les quite sus ganancias como aquellos recién llegados que esperan que su cartera crezca gracias a la estabilidad que aportan estas empresas. Ambos grupos de inversores pueden beneficiarse de la relativa seguridad que brindan estos grandes márgenes brutos.

Los márgenes brutos medios del mercado español (15%) son exiguos comparados con el promedio mundial (30%). No es un demérito de España, sino que simplemente refleja el sesgo sectorial que comenté en junio. A escala mundial, el sector tecnológico (46 %) y el sanitario (39 %) son semilleros de compañías de márgenes amplios, pero apenas suponen el 8,6 % de la capitalización bursátil española. Las empresas con un alto componente tecnológico de la industria de servicios y medios interactivos (pertenecientes al sector de servicios de comunicación) son las que más despuntan (64 %). Las compañías de artículos de lujo promedian márgenes del 55 %. En España todos ellos brillan por su ausencia.

¿Y qué ocurre con los títulos orientados al valor que impulsan la bolsa española? Sus márgenes dejan mucho que desear. El sector de los suministros públicos solo promedia márgenes del 18 % a escala planetaria, pero representa el 25 % del mercado español. Otra cuarta parte de la capitalización bursátil en España corresponde a la suma de los sectores industrial, energético y telecos tradicionales, pero todos ellos reportan unos márgenes inferiores a la media mundial. El hecho de que a estos sectores suela irles mejor al principio de los mercados alcistas, tras dejar atrás las recesiones, explica el peor comportamiento que actualmente registra España.

El sector financiero es el predominante en el IBEX 35, pero su modelo de negocio socava significativamente sus márgenes brutos. Los bancos se endeudan a tipos de interés a corto plazo para financiar préstamos a largo. El diferencial entre ambos tipos representa sus márgenes de interés netos, que son decisivos para sus beneficios. La combinación de unos raquíticos tipos a largo plazo en todo el mundo (como el 0,32 % al que rinde el bono español a 10 años) y tipos a corto casi a 0 generan márgenes insignificantes.

Por lo tanto, las empresas con grandes márgenes hay que buscarlas a lo largo del globo. Un buen lugar para empezar es EE. UU., donde las empresas tecnológicas y de servicios de comunicación constituyen más de un tercio de su mercado. Si quiere sacar provecho de los abundantes márgenes del sector sanitario, inclínese por las farmacéuticas británicas (71 % de margen bruto); Europa, con las numerosas opciones que brindan Alemania, Francia, Suiza y Dinamarca (56 % de margen bruto), tampoco sería mala idea.

En el sector del lujo Francia es el rey, pero también hay oportunidades interesantes en EE. UU. y Suiza.

Deje que otros se centren en nimiedades y complicaciones y ríndase a la velada sencillez de los márgenes brutos de explotación. No olvide pensar a escala global si desea "abultar" su cartera.

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