
Las necesidades y las prioridades de la sociedad a la hora de adquirir una vivienda han cambiado. Realidades de la población española -sobre todo de la más joven- como una mayor movilidad que, por ende, deriva en cambio de residencia, el impacto global de la pandemia generada por la llegada del SARS-CoV-2, la inestabilidad actual del empleo, una percepción diferente en las prioridades y disfrute del tiempo, entre otros factores, hacen que sea cada vez más común decantarse por el alquiler como fórmula habitacional. Una nueva mentalidad que ha de hacer frente a una más tradicional, que históricamente ha situado a la compraventa como la "única" mejor opción. Esta forma de pensar no tiene porqué ser la más acertada, ya que alquilar no implica anular la capacidad de elegir cómo queremos vivir y, menos aún, renunciar al confort de un hogar. Es más como un estadio intermedio inicial que da solución a una forma distinta de pensar y que se adapta a los nuevos estilos de vida.
Este y otros tópicos han de ser tumbados por el Build to Rent (BtR), una forma de concebir los proyectos pensando en su uso para alquiler desde el inicio, antes de la construcción, pensando en las expectativas de los explotadores, pero también en el inquilino y sus necesidades; ya que serán los que habitarán en esas viviendas y marcarán el ritmo de la construcción destinada a BtR en términos de oferta-demanda. En este punto, tenemos que elegir una tipología de construcción que permita ofrecer todas las comodidades y las ventajas de una nueva edificación, que ponga a disposición de la sociedad un parque de viviendas en alquiler de calidad y asequible, a la vez que rentable para el tenedor del inmueble; es aquí donde aparece la Construcción Industrializada como gran aliada del BtR, dado que consigue unos ahorros de tiempo desde el inicio del proyecto, permite iniciar la rentabilización del activo en un menor periodo de tiempo y da como resultado un producto de calidad, donde la gestión del activo, la sostenibilidad y eficiencia energética son protagonistas.
Con una reducción del 30% en los plazos de ejecución, la construcción industrializada permite establecer una fecha de entrega con mayor certeza -evitando que los costes se disparen para el inversor-, tiene menos exposición a la fluctuación de precios de las materias primas y a la volatilidad de los precios de la mano de obra y poner en rotación el activo en menor periodo de tiempo, contribuyendo a cumplir con los compromisos financieros. Todo porque cada proceso está minuciosamente medido para que encaje a la perfección con el siguiente, gracias a la digitalización y estandarización, factores intrínsecos a este tipo de construcción.
A ello se une, además, que el usuario está cada vez más concienciado con el entorno, con el medioambiente, y preocupado por el ahorro en su factura energética. Un hecho al que también da respuesta la construcción industrializada, reduciendo un 60% los residuos que se generan en las obras y aportando soluciones a los problemas relacionados con la huella de carbono en la construcción, que supone un 40 % de las emisiones de CO2 a la atmósfera; así como dando lugar a edificios mejor aislados que requieran de un menor consumo energético.
Asimismo, gracias a la construcción industrializada, estamos logrando evolucionar del build to rent, tal y como lo conocemos, al smart build to rent como solución idónea para cubrir las necesidades habitacionales de la sociedad actual, con un fuerte componente industrializado y de innovación, creando un hogar conectado a través de la sensorización del edificio y el IoT (internet de las cosas), que dará un servicio de valor añadido al tenedor del edificio y al usuario, optimizando las tareas de gestión y mantenimiento del activo.
Se perfila así el smart build to rent como una solución habitacional acorde con los tiempos actuales, con un cambio de mentalidad generacional que ha venido para quedarse, donde los proyecto BtR están pensados para la construcción de un edificio y su posterior explotación en el largo plazo, con un aprendizaje y mejora continua, ya que la construcción industrializada va a proporcionar una gran cantidad de información y también de cómo se comportan los edificios, lo que permitirá realizar ajustes con el paso de los años para adaptar la oferta a las necesidades cambiantes de inquilinos e inversores.
En definitiva, es el momento de apostar por esta fórmula, ya que existe una más que evidente evolución de tendencia hacía el alquiler y necesidad de renovar el parque inmobiliario destinado a este fin, la construcción tiene que adecuarse a ese avance, adaptarse a las nuevas condiciones que marca el mercado con la necesidad de alquileres más asequibles, sin renunciar al confort y la calidad. Pero, sobre todo, ir acorde a una sociedad moderna, nacida en un contexto de digitalización y que ha encontrado su expresión en el smart build to rent.