
Una vez aprobado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, Bruselas ha confirmado el primer desembolso de prefinanciación de 9.000 millones de euros de los fondos europeos a España. A este primer desembolso se le sumará otro de 10.000 millones de euros en la segunda parte del año. En total, entre los años 2021 y 2026, España recibirá una financiación de 140.000 millones de euros en transferencias y créditos.
De toda la inversión recibida por España, el 28 % irá destinado a la digitalización de las pymes, el 40 % a la transición ecológica, y el resto a mejorar las competencias digitales de las Administraciones Públicas y la eficiencia del gasto público. Las pymes suponen un 99,8 % de nuestro tejido industrial y emplean al 72 % de la población, por lo que es vital que reciban el dinero de los fondos. Se trata de una oportunidad única en la vida que España no puede dejar pasar.
La transformación digital del país es, sin lugar a duda, uno de los principales objetivos marcados para los próximos cinco años. Si bien los grandes proyectos de inversión público-privada serán una de las principales vías para canalizar parte de los 140.000 millones de euros entre créditos y ayudas, es importante que el gobierno desarrolle alguna fórmula para que las inyecciones europeas puedan fluir de abajo arriba, con la ayuda de una red de intermediarios que trabajen con las Pymes. De esta forma, la inversión llegará donde se necesita.
Algunos países han tomado la delantera al crear una Oficina Técnica de Apoyo a las Pymes, con el objetivo de informar sobre los procesos de licitación pública y ayudar a los pequeños empresarios con los trámites burocráticos. De esta manera, les proporcionan un lugar donde poder plantear sus proyectos y necesidades. Llegados a este punto, necesitamos que el Gobierno establezca un nuevo modelo de gobernanza, más fácil y simple, para las Pymes.
Hay que tener en cuenta que las pequeñas y medianas empresas españolas pierden más de 35.000 millones de euros al año debido a la gran cantidad de tareas burocráticas y administrativas, incidiendo directamente en la tasa de productividad. En concreto, según uno de los informes elaborados por CA Technologies y McKinsey, la digitalización incrementa en un 29 % la eficiencia y en un 12 % la rentabilidad. Además, mejora la gestión del negocio en un 19 % y reduce los tiempos operativos en un 16 %.
El objetivo último de estos fondos es reactivar la economía, que ha sido muy dañada por la pandemia. Para referirnos a la recuperación económica a través de la digitalización, en Sage hemos acuñado el término digitivación, que nace, precisamente, de la suma de digitalización y reactivación económica, dos conceptos que están dominando —junto a la sostenibilidad— el debate público pospandemia. La sostenibilidad tiene también otras dimensiones esenciales, en especial, la dimensión social: reducir la brecha digital y hacer que la digitalización llegue a todas las personas, con independencia de su situación personal, económica o social.
Pero la digitivación es mucho más. Es un proceso integral que lleva implícito una transformación cultural que facilite la evolución hacia un nuevo modelo de gestión de las Pymes y de nuestra economía. Es, además, actitud y mentalidad innovadora, dos conceptos clave con los que afrontar la reactivación económica. Para que las pymes puedan crecer y competir, en un entorno cada vez más digital y global, es necesario dotarlas de las herramientas necesarias, potenciando su eficiencia y su sostenibilidad financiera.
Además, es importante que la Administración se digitalice de verdad y que haya un plan nacional de capacitación del talento, en especial de los más jóvenes, porque las cifras de paro en menores de treinta años son escandalosas. La recuperación económica requiere de la incorporación de tecnología al cien por cien, en todos los ámbitos de nuestro sistema socioeconómico, maximizando la eficiencia del sistema productivo y haciéndolo también, no olvidemos esto, mucho más sostenible, buscando el bienestar de las personas, del conjunto de la sociedad y del planeta.
El éxito empresarial solo se consigue con la suma de la transformación, el talento y la tecnología, las tres "t". Sin el talento de las personas, la transformación del negocio no sería viable. Pilotar la transformación de nuestras organizaciones requiere de un compromiso férreo con la formación constante del equipo, la atracción y retención del talento, la asunción de riesgos y la perspectiva estratégica y sosegada del largo plazo.