
La crisis de la COVID-19 y sus respectivas consecuencias ha sido un acicate para replantearnos el comportamiento del escenario económico actual. Cada día más empresas establecen como prioridad en sus agendas estratégicas cuestiones como la transformación digital, un factor que ha demostrado ser crucial durante este primer año de pandemia. De hecho, aquellas economías con mayor capacidad de digitalización, tuvieron un mejor desempeño en términos de absorción del choque que supuso la crisis sanitaria. Es decir, las compañías que fueron capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías pudieron afrontar con mayor holgura el reto que supuso a todos los niveles la pandemia para sus negocios.
Los países cuyo entorno era más propicio a la digitalización de las empresas, teniendo en cuenta variables como una buena conectividad, tamaño del mercado, regulación, logística y conocimiento, pudieron responder mejor a la crisis gracias a la aceleración de la digitalización en diversos ámbitos de su negocio. Algunos ejemplos concretos que apoyarían dicha hipótesis serían la transformación digital implementada en los procesos burocráticos administrativos (planes de ayuda financieros o asistencia sanitaria), en la demanda (consumo con la ayuda de plataformas web) y en el lado más corporativo de las empresas (trabajo a distancia, almacenamiento e intercambio de datos, etc.).
Sin lugar a dudas, la digitalización ha desempeñado un rol determinante en este año de pandemia. Las compañías que han adoptado la tecnología digital han demostrado una mayor resiliencia, así como predisposición a superar los retos futuros, más allá incluso de la crisis de la COVID-19. Es una realidad, existe una correlación entre ambas variables. También en Solunion hemos sido capaces de responder con una fortaleza digital a los retos durante la pandemia.
Según un estudio sobre esta materia elaborado por Euler Hermes, uno de nuestros accionistas en Solunion, el 80% de las empresas muy digitalizadas conoce a sus proveedores de segundo nivel, frente al 61% de las menos digitalizadas. De este modo, como se enfrentan a riesgos más diversos y complejos, también tienen un mejor sistema de gestión de la información y un mejor análisis de los riesgos. En otras palabras, la capacidad de digitalización de las empresas se traduce en agilidad y proactividad: aquellas compañías muy digitalizadas han podido tomar medidas más rápido con el objetivo de mitigar las interrupciones de la cadena de suministros durante este 2020.
Respecto a la situación de España en términos de digitalización, los resultados del índice de digitalización EDI (Enabling Digitalization Index, por sus siglas en inglés) elaborado por Euler Hermes, indican una mejora relevante de las capacidades de nuestro país, que ha escalado cuatro posiciones en la clasificación hasta ocupar el vigésimo puesto. Este índice mide la capacidad y agilidad de los 115 países analizados para ayudar a las empresas digitales a prosperar y a las empresas tradicionales a aprovechar el dividendo digital. Estados Unidos lidera la clasificación debido al tamaño competitivo de su mercado, a su mejor sistema de conocimiento y a una regulación favorable; seguido por Dinamarca y Alemania, que continúa contando con la mejor red de conocimiento e infraestructura para el comercio. Por otro lado, es importante destacar el ascenso imparable del gigante asiático, que en los tres años anteriores al estallido de la pandemia de COVID–19, pasó del puesto 17 al 4.
Para estos países con altas puntuaciones en el EDI, la variación media del PIB fue de -3%. Estos datos radican en el impacto que sufrieron durante la crisis al adoptar medidas muy estrictas de confinamiento y restricciones. No obstante, consiguieron limitar las pérdidas económicas gracias a su alto potencial de digitalización.
Hoy por hoy, el nivel de digitalización de las compañías ya supone incluso un valor diferencial y se ha convertido en una herramienta imprescindible para garantizar la supervivencia de las mismas. El tejido empresarial apuesta cada vez más por la transformación digital de sus negocios, convirtiendo los desafíos que una crisis como la del COVID-19 puede suponer, en oportunidades para seguir creciendo.