Opinión

El monólogo social

La vicepresidenta Yolanda Díaz reunido con los sindicatos y las patronales

Mientras la ministra Yolanda Díaz presentaba a los agentes sociales su proyecto de reforma de la reforma laboral, el presidente de la asociación de autónomos ATA y vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, ponía el dedo en la llaga al asegurar que "la mesa del diálogo social se ha convertido en una mesa de monólogo social porque el Gobierno, que tiene el BOE, te dice esto es lo que hay". Y lo que hay es esa propuesta de eliminar los contratos de obra y limitar los temporales, contraria a los objetivos de convergencia con la UE en materia de temporalidad y que al limitar la capacidad de adaptación de las empresas va a suponer un obstáculo más a la creación de empleo.

Y esto sucede en un país en el que el número real de trabajadores en paro se eleva a 5.528.126, sumando a los 3.718.250 del paro registrado, los 542.142 trabajadores que permanecen en los Erte, 434.856 con disposición limitada, 311.521 catalogados como "otros no ocupados" y 458.357 autónomos en cese de actividad. Donde la Seguridad Social confirma que se han cerrado 89.351 empresas desde el inicio de la pandemia, y en el que los datos del último informe de Axesor muestran como las insolvencias "continúan en línea ascendente", hasta alcanzar 2.509 procedimientos en los cinco primeros meses de este año un 76,4% más que en el mismo periodo de 2020.

Cifras escalofriantes que se refieren a personas con nombres y apellidos a las que la ministra Díaz y su equipo ignoran o no escuchan cuando insisten en derogar esa reforma laboral que entre 2014 y 2019 ha propiciado la creación de medio millón de empleos anuales, y cuando plantean en su documento de contrarreforma que ningún empleo de carácter estacional se podrá cubrir con un contrato temporal sin reparar, que los sectores productivos de la economía española son heterogéneos y que no es lo mismo la industria que el comercio, la hostelería, la construcción, la logística o la agricultura.

Eso, sin tener en cuenta que, como recordaba también Lorenzo Amor, en los desayunos de The Experience Club, uno de cada tres contratos temporales que hay en el sector público es temporal, lo que supone en torno a un millón de temporales en la Administración y sus empresas.

Cierto es, y estamos a favor, que hay que eliminar los abusos y mejorar la calidad del empleo y los salarios, pero con casi cinco millones y medio de parados la prioridad absoluta del gobierno, de los agentes sociales y de la sociedad entera debe ser la creación de puestos de trabajo para acabar con esa lacra social que nos sitúa como los campeones del desempleo de la UE.

Pero no. Este gobierno de la propaganda prefiere decir que hay que "correr a gorrazos" al gobernador del Banco de España, ofendidos porque el último informe de esta institución constata que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) a 900 euros redujo el empleo entre 92.000 y 174.000 puestos de trabajo, justo cuando la ministra de Trabajo, prepara un nuevo aumento sin atender a los empresarios que son quienes crean el empleo y la riqueza en cualquier país democrático y con respeto al libre mercado y a la libertad de empresa. No hace falta ser doctor en Economía, aunque te hayan hecho otros la tesis, para saber que, si sube el SMI sin acuerdo y de forma desproporcionada a la situación real de la economía y de las empresas, favorece a aquellos trabajadores que ya tienen un puesto de trabajo, pero supone un muro casi infranqueable para el empleo de los parados y de los jóvenes.

"Si este gobierno dedicara a gobernar la mitad del tiempo que dedica a la propaganda sería un gobierno homologable con la media de la UE y no el mayor desastre que ha gobernado España desde la Transición" reflexionaba un ex alto cargo socialista tras analizar el citado informe del Banco de España Pues a ver si se enteran y se ponen a trabajar en serio de una vez por todas, en lugar de tirarse, y tirarnos, al barranco.

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Yolanda Díaz Pérez, afamada podemita, hija y nieta de sindicalistas, política por interés económico ya que antes intentó sin éxito montar un bufete de abogados que le duró tres meses, hete aquí que quiere resolver el paro por decreto confabulaba con los sindicatos de su misma laya marxista comunista. Así de fácil. Ella o sus asesores deben saber que el 55,7% de las empresas no tiene ningún trabajador, por lo que su decretazo no les incumbe. Que un 38,3% tiene entre 1 a 9, que al ser la distribución muy asimétrica de media pueden ser 3, y a este tipo de Pymes se les llama microempresas; que hay un 5,04% consideradas pequeñas con entre 10 a 49 empleados, pongamos 15 de media, a las que se conoce como pequeñas; entre 50 y 249 empleados tan solo está el 0,8% de las empresas, y se las considera de tamaño medio; y solo un raquítico 0,16% superan los 250 trabajadores y se las denomina grandes. En fin, pretender abusar de las micro empresas y de las pequeñas que son las que concentran con diferencia mayor número de empleados es atentar directamente contra el raquítico tejido empresarial español, algo que ya lo hace sobradamente el Ministerio de Hacienda aplicándoles un impuesto de 25% más el robo legal de la doble imposición al distribuir los magros beneficios obtenidos entre sus socios. Caray con los comunistas y su odio desesperado a las Pymes y al trabajo. Ellos que por cobardía personal no se han atrevido a crear una pequeña Pyme en su vida, se erigen en defensores del puesto de trabajo de cara a la galería y a las televisiones, cuando saben perfectamente que sin apoyar a las empresas el problema del paro no se va a resolver nunca, pero ahora dan un aldabonazo más, ya que pretenden que las Pymes que nacen, crecen, se desarrollan y mueren hagan el milagro de hacer fijos a sus trabajadores para siempre, hasta el fin de los tiempos en términos bíblicos o religiosos. Anda Yolandita, empieza por tu propio ministerio, y por tus asesores que están deseando que los hagas fijos para cobrar toda la vida del estado incluso cuando tú ya no te encuentres al frente de esa institución, pero ellos querrán agarrase a la teta del estado de la misma forma que tu jefe Pablito Iglesias se aferra al suyo. Qué cara más dura Yolandita, y que carotas los sindicalistas Álvarez y Sordo que te arropan mientras se reparten entre ellos el maná de los cursos de formación que tal como están no sirven para nada. Vergüenza del comunismo y de vosotros, arrabaleros de la política y aprovechados del estado, al menos deberíais tener la dignidad de atreveros a crear una Pymes aunque sea para enteraros de que va el asunto, caraduras, y después, por supuesto, podríais hablar del tema.

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#1
yomismo
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Al 1. A cualquier cosa le llamas comunismo, la fijeza en el puesto de trabajo era la norma en los años sesenta, setenta y ochenta en España.

Lo que pasa, es que desde la perspectiva de un ultra liberal, todo lo que no sea la libertad más absoluta para contratar y despedir (al estilo de la época del capitalismo salvaje del siglo XIX), le parece comunismo.

Si de verdad fuera comunista, el empresario no tendría el problema de hacer fijos a sus empleados, porque el empresario estaría prohibido.

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#2