Opinión

Estrategia farmacéutica europea: trabajemos todos juntos

Oportunidad para impulsar la investigación en el Viejo Continente

Desde el comienzo de la pandemia, los esfuerzos de la industria farmacéutica para luchar contra ella se han multiplicado. Proteger la salud de miles de millones de personas en el mundo ha exigido un suministro continuado de medicamentos en condiciones muy difíciles y a la vez volcarse en el desarrollo de vacunas y otros medicamentos contra el coronavirus. Afortunadamente, gracias al esfuerzo de colaboración sin precedentes entre el sector farmacéutico, la comunidad científica y las agencias reguladoras, se ha conseguido desarrollar varias vacunas en un tiempo récord, lo que nos está permitiendo combatir eficazmente a este fatídico virus.

Pero, más allá de su papel en la protección de la salud, la industria farmacéutica es un sector que genera un alto valor añadido en términos de empleo, investigación, producción y comercio exterior. Los datos tanto para España como para Europa así lo evidencian. En España, la industria farmacéutica invierte más de 1.200 millones de euros anuales en I+D; emplea de forma directa a más de 42.000 personas (casi dos tercios, titulados) y a 210.000 si sumamos los indirectos e inducidos; produce anualmente medicamentos por un valor superior a los 15.000 millones de euros en sus 80 plantas, y es líder en producción y exportación de alta tecnología.

Ahora bien, para continuar protegiendo la salud de los ciudadanos europeos poniendo a su disposición, de forma rápida y asequible, vacunas y medicamentos innovadores y seguir contribuyendo a la generación de valor económico en nuestro continente se requiere que la Unión Europea ejerza un liderazgo en el ámbito de la innovación biomédica y la apoye de forma decidida. Y ello porque las amenazas en Europa de que este círculo virtuoso de salud y economía se quiebre son cada vez mayores: entre 2014 y 2018, el 47% de los nuevos medicamentos tuvieron su origen en Estados Unidos frente a sólo el 23% en Europa. La participación de Europa en la inversión mundial en I+D disminuye: entre 1990 y 2017, la inversión europea en I+D creció 4,5 veces, mientras que la estadounidense aumentó en más de 8. Esto representa un cambio de tendencia radical en comparación con la situación existente hace 25 años, cuando el liderazgo era europeo.

En el actual contexto, con una preocupación compartida por mejorar el acceso y la asequibilidad de los medicamentos, pero también con el objetivo de convertir a la UE en un referente en investigación biomédica, el pasado mes de noviembre, la Comisión Europea hizo pública la Estrategia Farmacéutica Europea, documento que marca las líneas generales de la política farmacéutica de la Unión para los próximos años. Representa una oportunidad única para reforzar el papel de la industria farmacéutica innovadora en Europa ante futuras amenazas en materia de salud, y algunas de sus propuestas son prometedoras, como la adaptación del sistema regulatorio europeo para acomodar las innovaciones de la industria farmacéutica a las necesidades médicas no cubiertas, las medidas para apoyar el uso eficaz de los datos sanitarios o el fortalecimiento de la preparación biológica frente a futuras amenazas sanitarias.

Sin embargo, el documento genera dudas sobre cómo conseguir el otro gran objetivo: fortalecer la innovación biomédica europea. Hay iniciativas dentro de la Estrategia que pueden debilitar más que fortalecer la nuestra posición en la búsqueda de recuperar ese liderazgo internacional, y dejar sin abordar cuestiones fundamentales para la región en el ámbito del acceso y la asequibilidad de medicamentos innovadores. A este respecto, hay áreas que preocupan, como la falta de un sistema conjunto de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (HTA) para toda la UE, la reducción de los incentivos para el desarrollo de medicamentos huérfanos y pediátricos o el uso de políticas regulatorias, como la reapertura de la legislación farmacéutica básica europea, para abordar los problemas de acceso a la innovación.

En el marco de la Estrategia Farmacéutica Europea, la industria farmacéutica innovadora quiere trabajar con todas las partes interesadas para desarrollar soluciones colaborativas y abordar el reto de fortalecer la capacidad innovadora de Europa asegurando un acceso más rápido, equitativo y sostenible a la innovación farmacéutica. Y para ello propone conformar en el seno de la UE un Foro de Alto Nivel que reúna a autoridades nacionales y europeas, comunidad científica, pacientes e industria para debatir de forma constructiva e identificar propuestas que ayuden a alcanzar los loables objetivos recogidos en la Estrategia, que la industria comparte con las autoridades nacionales y europeas.

Son muchos los asuntos que requieren un diálogo y reflexión conjunta y que este Foro puede abordar: causas de los retrasos y de la falta de disponibilidad de medicamentos innovadores en algunos países europeos, nuevos modelos de precio y reembolso que aceleren el acceso de los pacientes a la innovación, equidad en el acceso entre países basada en precios diferenciados o transparencia sobre la puesta en los mercados de los medicamentos aprobados por el procedimiento centralizado de la Agencia Europea de Medicamentos.

Todas estas iniciativas tienen, además, un alcance industrial y económico muy relevante, pues van a condicionar el futuro de la industria farmacéutica implantada en la UE. Nos jugamos mucho con esta Estrategia; no podemos dejar pasar esta oportunidad. Por ello, constituir un Foro de Alto Nivel, que involucre a todos los agentes concernidos, resulta crucial para garantizar el necesario equilibrio entre la investigación, el acceso y la sostenibilidad.

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