
Según la estimación de GAD-3 publicada el último domingo, entre el PP (138 diputados) y VOX (40 diputados) el centro derecha estaría ya en la mayoría absoluta, de lo cual puede deducirse que Pedro Sánchez intentará como sea llegar al final de la legislatura, para lo cual tendrá que pactar con los separatistas: PNV, Bildu y ERC. ¿A qué precio?
Empecemos por ERC, que por primera vez desde la vuelta de la Democracia va a presidir la Generalidad de Cataluña en la persona de Pedro Aragonés García (dos apellidos tan catalanes como los míos). Nacido en Pineda de Mar, Barcelona, tiene 38 años y procede de una familia acomodada del Maresme. La riqueza de su familia proviene de la industria textil crecida a la sombra del franquismo, y después del negocio hotelero. Entre sus antepasados hay inmigrantes de Almería. Su pareja, Janina Juli, militaba en las juventudes de Convergencia. Se casaron hace cuatro años y tienen una hija de dos. Aragonés tardó ocho años en acabar la carrera de Derecho, comenzada en la Pompeu Fabra y acabada en la UOC. Aún no ha leído su tesis sobre la deuda de la Mancomunidad de Prat de la Riba. Parece que Mariana Mazzucato es su economista de referencia.
Como tantos separatistas, es de una familia "muy catalana": inmigrantes hechos a sí mismos mientras adoraban a Franco, pujolistas más tarde y finalmente separatistas mentirosos ("España nos roba"); toda una saga de incongruencias ideológicas y de aprovechamiento político. Gentes que ahora odian a los españoles mientras piden una independencia como si Cataluña fuera una colonia.
En el debate de investidura se comprometió a sacar adelante el referéndum de "autodeterminación". En el ámbito institucional, hay dos episodios que dejan patente el aislamiento de la Generalidad. El primero, que se enterara por los medios de comunicación de la fusión de CaixaBank con Bankia para crear el gigante bancario español. El segundo, que no asistiera en marzo a la visita que Herbert Diess, el presidente del Grupo Volkswagen, hizo a Seat, la mayor industria de Cataluña, por el veto del Govern al rey Felipe VI.
Si Pedro Sánchez cede ante los separatistas entrara electoralmente en barrena en España
Sea como sea, será Aragonés quien acuda a la "mesa de diálogo" a pedirle a Pedro Sánchez un par de cosas: el mencionado referéndum "pactado" y la libertad para los golpistas. Y ahí te quiero ver Pedro Sánchez, porque estos separatistas (vascos o catalanes) no negocian, imponen. Lo ha escrito el profesor Francesç de Carreras: "¿Alguna novedad? Ninguna. Todo sigue y seguirá igual, impasible el ademán". Pero el indulto tendrá un precio para Sánchez: millones de votos que su partido perderá entre Coruña y Almería. Entre Santander y Cádiz.
El "proceso" no ha traído sino confrontación entre los españoles y una división suicida entre catalanes. A la vez, un desgaste social y también económico, porque Cataluña ha entrado en decadencia.
En cualquier caso y si Pedro Sánchez cede ante los separatistas catalanes entrará electoralmente en barrena en el resto de España y dejará al PSOE en la funeraria. Porque –y volviendo a Francesç de Carreras-, "el catalanismo que va de Prat de la Riba a Jordi Pujol, pasando por Maciá y Companys y ahora por Puigdemont, Junqueras y Aragonés, es tóxico y quien se arrima a él sale achicharrado".