Economía

Puigdemont, otra vez con la sartén por el mango catalán

  • El ex 'president' ha fortalecido su Consejo por la República
El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Reuters.
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El fugitivo de Waterloo sigue dándole al magín con la formación del nuevo 'Govern' de la Generalitat para que quede claro que quien sujeta la sartén por el mango, es él: Carles Puigdemont. La semana pasada y con una estrategia de presión permanente, evitó que sus más allegados se retrataran en el Ejecutivo de Esquerra, el primero para ellos desde la República de 1931. Poco a poco, sus hombres fuertes dijeron 'No' a Pere Aragonés. La intención -cuentan desde los cenáculos políticos catalanes- es manifestar que este Gobierno no durará mucho tiempo, y el poco que dure estará siempre en manos de los caprichos de Puigdemont.

Por si hubiera dudas al respecto, el prófugo convergente ha forzado a JxC a pasar por el aro de la formalización de un 'Acuerdo por la Amnistía y la Autodeterminación con los partidos y las entidades soberanistas', una suerte de organismo por el que tienen que pasar todas las directrices que se van a poner sobre el tapete de la Mesa del Diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez.

Es un ente que también influirá en el sentido de las votaciones que las dos formaciones independentistas catalanas manifestarán en el Congreso de los Diputados. Además del Acuerdo -que deja claro que el camino iniciado en la nueva ecuación ERC-JxC, con el soporte de la CUP, es la amnistía y la declaración de independencia, previo referéndum-, Puigdemont ha fortalecido su Consejo por la República, ese Gobierno en la sombra belga, que tendrá voz y voto sobre el desarrollo del 'procès'.

Para ahondar más en la relevancia que este hombre tiene en la trastienda de la política catalana, el papel de Laura Borràs, como contrapeso de poder desde la Presidencia del 'Parlament', es determinante en la jugada de Carles Puigdemont, muy pendiente de las actuaciones del contrario, de los tiempos, de los indultos, del desgaste de Esquerra Republicana -en el fondo eterno enemigo político-, para cortar el oxígeno cuando estime necesario, y volver de nuevo a las urnas e intentar revalidar el poder de la Generalitat. La exigencia de la CUP de una moción de confianza en dos años, le ayuda.

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