
La sorpresa económica de la semana, al menos en lo que llevamos de ella, ha sido la publicación por parte de Banco de España de la ratio de deuda pública. Esta ratio sitúa el peso relativo de lo que debemos sobre la suma de los beneficios económicos y los salarios incluidas las cotizaciones sociales, el conocido PIB, en un 125,3 %, de acuerdo con las cifras avanzadas por el Banco de España.
Por cierto señora Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, lo debemos los españoles, sí los españoles. Sabemos que cuando usted era la ministra de Educación, con Zapatero de presidente, dijo aquella frase para la posteridad "estamos manejando dinero público, y el dinero no es de nadie". Entonces si el dinero público no es de nadie, ¿cómo es que la deuda acumulada por parte de nuestra nación, que no Estado, la tendremos que pagar los ciudadanos españoles? Si no es de nadie, ¿cuál es la razón del enorme hachazo fiscal que nos van a dar?
Pero sigamos con la estadística. La cifra total acumulada marea: son 1,39 billones de euros lo que este país ha acumulado de deuda. Como publicaba este diario "se ha marcado un nuevo hito en términos relativos, tras superar el 125% del PIB, una cifra que no se veía desde 1881. Hay que remontarse al siglo XIX para encontrar un endeudamiento sobre PIB tan elevado, según la base de datos histórica del Fondo Monetario Internacional". Siguiendo con las frases y la hemeroteca hay que decir que tenía razón el presidente y doctor en Economía Pedro Sánchez cuando el día 3 de agosto de 2018, recién llegado a la Presidencia del Gobierno dijo que su llegada había supuesto "un cambio de época". Efectivamente el cambio es un retroceso hasta 1881, al menos en lo que las cuentas públicas suponen.
Este Gobierno, sobrepasado por todos los acontecimientos que estamos viviendo, negó desde el primer momento que el virus fuera a tener incidencia. Si volvemos a la hemeroteca Fernando Simón, coordinador de Emergencias Sanitarias, dijo al inicio de esa pesadilla que "España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado" y que esperan que "no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada". Todo un visionario el Dr. Simón.
Mientras que negaban que el virus fuera a tener incidencia, incluida la económica, formaron uno de los mayores Gobiernos por número de miembros del mundo, con el incremento en nóminas, coches oficiales, asesores, estudios y demás regalías que hemos tenido que soportar. Qué diferencia con alguien llamado Mario Draghi que ante la pandemia que ha asolado Italia, por cierto comparable a la española, ha decidido renunciar al sueldo que corresponde al cargo que ostenta desde el pasado enero. Claro que ya sabemos que rápidamente la actitud del Sr. Draghi será tildada de populismo. ¿Este Gobierno ha oído hablar de contener el gasto y de la eficiencia del mismo?
Ahora que parece que vamos viendo el final, de esta maldita pandemia vamos a descubrir la verdad de su gestión. La primera ya la estamos viendo: más deuda pública, más déficit, más impuestos, más carga para los españoles. Una carga que será especialmente gravosa para las nuevas generaciones en forma de menor crecimiento y más impuestos a pagar.
Todo este desaguisado al que nos ha llevado la actuación de aquellos viernes de barra libre de gasto, ¿lo recuerdan?, de cheques a independentistas, a filoetarras, al concierto vasco, a financiaciones de grupos residuales para el lenguaje inclusivo que ahora aflora en la factura. Una factura que vamos a pagar los españoles dado que el dinero público sí es de alguien, de los españoles, de los contribuyentes.
Ahora este Gobierno de camarote de los hermanos Marx va a meternos la mano en el bolsillo y bien metida. Son incapaces, lo han sido y lo seguirán siendo de recortar el tremendo gasto que dilapida nuestro dinero, sin ninguna eficiencia. Van a retrasar la recuperación por el descenso de la renta disponible La diferencia entre las rentas obtenidas y los impuestos que pagamos, como bien sabemos los economistas resta crecimiento. Un menor crecimiento del PIB, traducido a los ciudadanos, supone una menor caída del paro, salarios bajos y precarios, generaciones futuras hipotecadas pagando deuda...
Por cierto me hago preguntas: ¿qué pasará cuando el BCE deje de comprar deuda española? ¿Dónde se irá la prima de riesgo española? ¿Nos financiarán? ¿Cuál será la evolución de nuestro rating? Téngase en cuenta, por una vez, las previsiones del Banco de España que estima un déficit público del 7,7% este año, el 4,8% en 2022 y el 4,4% en 2023 en el escenario central, llevándonos en todos los años a desequilibrios altísimos y muy por encima de los niveles prepandemia.