
Dentro de lo que ha sido la Global Money Week 2021, días atrás en el Colegio de Economistas de Cataluña tuvimos una conferencia con varios centros de enseñanza de Barcelona en la que participamos el decano del Colegio, Oriol Amat, el director del Instituto de Estudios Financieros, Josep Soler, y este servidor. La Global Money Week es una iniciativa organizada por la OCDE con el objetivo de concienciar a los jóvenes, desde una edad temprana, de la importancia de la educación financiera. Así que nuestra ilustre audiencia eran alumnos de cuarto curso de ESO y de primero de Bachillerato, y a la que desde el Consejo General de Economistas se procura dar cumplida y entusiasta respuesta.
Esta propuesta anual destinada a nuestros jóvenes estudiantes que aún se encuentran en su etapa de formación y empiezan a barajar el enfoque que darán a sus estudios superiores, tiene por objeto formarles en el marco de una cultura financiera y económica, permitiéndoles disponer de unos mínimos de conocimientos. Sin embargo, como bien apuntaba Orio Amat, la economía no ha de ser todavía el eje de sus vidas. Ya llegará el momento. Ahora lo importante es formarse y acopiar conocimientos que moldeen la educación de las jóvenes generaciones.
Tras nuestras breves exposiciones de rigor hablando sobre economía, la actual coyuntura, política monetaria y otros temas, entramos en la parte sin duda más interesante, aquella en la que los jóvenes alumnos promueven un coloquio enriquecedor. Supongo que algunas preguntas se habían han preparado previamente con sus profesores y otras se improvisarían según nuestras explicaciones. El encuentro, como no podía ser de otra manera, tuvo que ser online, a diferencia de años anteriores cuando los chavales visitan la sede del Colegio de Economistas, lo que facilita que al acabar la sesión se entablen fluidos diálogos. Personalmente, disfruto de estas ocasiones del mismo modo que varios días por semana lo hago con mis alumnos de la Facultad.
Cuando arrancó el diálogo con los estudiantes, en seguida saltó el tema de moda y que, por lo visto, les apasiona: las criptomonedas, figura en boga en unos mercados financieros tangenciales, impregnadas de virtualidad y sobre las que solo se cuentan maravillas y gloriosas rentabilidades logradas en tiempos aciagos como son éstos. Se entiende, por tanto, ese fervor juvenil por el fenómeno de las criptomonedas.
Hay que ser consciente de que la noria encarecedora se detendrá y tal vez se venga abajo
Ahí los tres ponentes estuvimos de acuerdo: hay que andar con pies de plomo, no dejarse embelesar por esos tan jugosos beneficios que se airean, huir de mundos desconocidos y desconfiar de orígenes poco conocidos y con garantías inexistentes por parte de organismos financieros. A Warren Buffet, todo un referente a la hora de invertir, y conocido como el Oráculo de Omaha, no le gustan las criptomonedas. Afirma que el bitcoin es un engaño y "veneno para ratas al cuadrado", considera las criptomonedas como inversiones de alto riesgo y no como un valor refugio, carentes de valor y vaticina que esa historia acabará mal.
¿Qué hay detrás de las criptomonedas? ¿Qué activos las amparan? ¿Qué tangibilidad rezuma tras su virtualidad?
La experiencia está repleta de euforias bursátiles, de subidas imparables y vigorosas de los precios de determinadas cosas y, después, de caídas desde lo más alto del precipicio que conducen a la más pura ruina. El bitcoin no es una moneda como el dólar, el euro, el yen, el franco suizo. No goza de respaldo ni de garantías de ninguna clase, tampoco es una reserva. Pertenece a una atmósfera virtual. Detrás de las criptomonedas no hay un banco central, una autoridad financiera, un regulador, una normativa, unas pautas, unas reglas de prudencia, unos límites. Todo se basa en afanes especulativos que, como siempre, pueden salir bien o pueden saldarse con tintes trágicos. Las periódicas crisis inmobiliarias deparan desagradables experiencias. Empero, y si se actúa dentro de unas referencias lógicas, siempre permanecen unos activos tangibles. El problema es el ánimo especulativo, la efervescencia especulativa. Por eso, saber invertir y saber financiarse es primordial. Y ser conscientes de que en un momento dado la noria encarecedora se detendrá y tal vez se venga abajo.
El dinero digital equivale a menos libertad y a más control de nuestras vidas
No obstante, hay algo meridianamente claro. El dinero virtual está ganando posiciones. Las grandes tecnológicas están inmersas ya en esa rompedora faceta. Incluso Tesla negocia con bitcoins. Y aunque el dinero en efectivo no puede desaparecer, o al menos eso es lo que decimos hoy y aseveran los bancos centrales, el dinero digital llama a la puerta. El Banco Central Europeo ya está por la labor de poner en marcha el euro digital. Y la FED pisa el mismo terreno. Y el metálico de toda la vida va desapareciendo de nuestras vidas. Cada vez manejamos menos efectivo. El dinero invisible, que acuña el gasto invisible, que son esos pequeños pagos mensuales de unos pocos euros que cada mes nos cargan en nuestras cuentas bancarias por disfrutar de determinados servicios, gana posiciones. El euro digital sí será un vehículo de inversión que contará con el respaldo y la garantía del Banco Central Europeo. Aunque como es obvio, más dinero digital equivale a más control de nuestras vidas, a menos libertad de movimientos y, por el contrario, más dinero en efectivo se traduce en que menos controladas están nuestras vidas y nuestras finanzas.
En fin, sea como fuese, los chavales parecen más interesados en los juegos y ganancias de las criptomonedas que en la estructura del producto interior bruto y las políticas monetarias de los bancos centrales. De perder dinero con las criptomonedas solo hablamos Oriol Amat, Josep Soler y quien suscribe… Con todo, les explicamos las cautelas con las que hay actuar a la hora de invertir, sobre todo, en criptomonedas. Y añado a modo de postdata que si años atrás, en eses encuentros con jóvenes estudiantes y bachilleres, el debate ulterior discurría por cauces futbolísticos, hoy, y a los hechos me remito, enfila el mundo de las criptomonedas. Algo está cambiando…