
El lema Winter is coming de la casa Stark en Juego de Tronos es toda una oda a trabajar duro, es una llamada a pensar que lo que acontecerá será difícil y sumamente complicado.
Saber que por delante viene una situación compleja ayuda a poder atajarla o, al menos, a estar preparado para tomar medidas y soluciones. Pero esto no ha pasado en España, más bien hemos padecido todo lo contrario.
El 2020 fue el segundo peor año económico de los que hay referencia estadística, solo por detrás del año del inicio de la Guerra Civil española en 1936. Ese 11% de desplome de nuestra economía requería análisis, seriedad y exigía sobre todo medidas apropiadas para poder revertirlo.
La principal política económica de un gobierno son sus Presupuestos General del Estado y en ese último trimestre de 2020 debatimos los PGE para 2021 en nuestro país.
Y fue un debate estéril. Como ya pasó en España en 2007 cuando Solbes negaba la importancia de la crisis que venía por delante. Durante meses estuvimos diciendo que el cuadro macro para 2021 presentado por el Gobierno era irrealizable. Durante meses dijimos que si el FMI, la Airef, el Banco de España, Funcas o la Unión Europea preveían de media un crecimiento para 2021 en el escenario más creíble del entorno del 6,5% el Gobierno no podía prever un 9,8%. Y no podía hacerlo porque sencillamente era falso y esa falsedad contaminaba todas las cuentas, dejaba para más adelante las reformas estructurales que todos los organismos nos instaban a realizar con premura y dopaba artificialmente unas cuentas con unas perspectivas de crecimiento que no iban acorde con la situación que se estaba viviendo en el país.
Hasta la saciedad, incluido en este medio, repetimos en la Comisión de Presupuestos que se debía escuchar al Gobernador del Banco de España o a la Presidenta de la AIReF. Pedíamos que se hiciera un análisis de previsiones correcto y que a partir de ese análisis se elaboraran unos presupuestos adecuados para la situación actual. Les incidimos hasta la saciedad que la recaudación fiscal de 2020 bajaría más de lo que preveían (un 8,8% frente al 7,6% previsto) y que su recuperación en 2021 en ningún caso alcanzaría cifras históricas de recaudación dado que con un PIB que se hunde un 11% en 2020, con un incremento del 6,5% en 2021, aún nos encontraríamos con 4,5% de PIB menos que a finales de 2019. A pesar de todas estas advertencias, los presupuestos salieron adelante con una cifra de ingresos absolutamente irreal e irrealizable para poder dar cabida a unos gastos con los que contentar a sus múltiples socios.
La misma reflexión hicimos con los Fondos Europeos de Recuperación y Resiliencia. Los 27.000 millones de euros que incluían los PGE de 2021 eran imposibles de ejecutar por cuanto, como estamos viendo, su tramitación llevaba unos plazos y unos procedimientos que lo harían inviables, amén de que la selección de proyectos a ejecutar, el diseño y gobernanza de los mismos, suponen un calendario legal que, aunque acortados por el famoso decreto en el que gracias a VOX el Gobierno obtuvo carta blanca, siguen siendo trámites incompatibles con la ejecución de esa cantidad de fondos europeos en este año. Imposible.
De igual manera hicimos mucho hincapié en el multiplicador fiscal de estos fondos, que el gobierno situaba en el 1,1% y nosotros ,apoyado en las reflexiones del Banco de España, entendíamos al igual que lo hace ahora el propio gobierno, que la falta de evidencia empírica, de experiencia y de diseño de proyectos tractores haría que no alcanzase más del 0,1-0,2%.
La misma conclusión podemos alcanzar con las previsiones de empleo, de deuda pública, de déficit, de consumo privado o con las previsiones de ingresos por algunas nuevas figuras impositivas o de la lucha contra la elusión fiscal.
Eran unos Presupuestos que nacieron heridos de muerte y que apenas han durado tres meses. El propio Gobierno les ha puesto el sello de caducados el 9 de abril. Eran lo que eran, valían lo que valían. Un proyecto más de ilusionismo de la factoría Redondo que no tiene recorrido alguno, que son papel mojado, que no han servido para generar confianza en nuestra economía. Más bien al contrario, han supuesto una nueva frustración de los agentes económicos que otra vez ven como con un gabinete socialista España no es capaz de encontrar soluciones para la salida de una crisis económica y sus decisiones nos hacen debilitar nuestra economía hasta el punto de complicar la salida de la misma alcanzando los 1.311 billones de euros de deuda en 2020.
Con este gobierno, " Winter is coming". Estoy convencido que las cosas siempre pueden ir a peor, que siempre van a anteponer su ideología a lo que necesita el país, que nunca van a reconocer que la economía necesita medidas inmediatas que generen certidumbre y seguridad a los operadores, que sus hipotecas con sus socios presupuestarios generan todo lo contrario , y que esa inseguridad es un lastre inasumible para una economía que no aguantará por mucho tiempo las políticas nefastas de este gobierno.
Cuando acaben con el autobombo y los fuegos de artificio y miren su gestión, esa de la que se sienten tan orgullosos, verán que no solo dejaron atrás a un país entero, sino que lo habrán situado en medio de la peor crisis de nuestra historia y tendremos que ser otros los que habremos de solucionar sus meteduras de pata. Definitivamente, España no les importa.