Opinión

La pesadilla económica del nuevo rebrote

Un nuevo confinamiento severo acabaría por hundir a sectores claves del PIB nacional

Nuevamente azota la pesadilla del bicho, la del maldito Covid; es prácticamente una maldición que no somos capaces de quitarnos de encima. Estamos metidos de hoz y coz en la tercera fase o rebrote de la pandemia y la verdad es que nunca nos la quitamos de encima. Desde nuestro penoso Gobierno se han lanzado mensajes que animaban a salir, cuando la situación no estaba nada clara. El Ejecutivo de Sánchez, pasada la primera pandemia y sus constantes mentiras, ante el problema del segundo y tercer rebrote se puso de perfil y transfirió a las comunidades autónomas las responsabilidad, de forma que la respuesta no era unánime. Ese Ejecutivo Frankenstein dejó de mirar, como en la primera ola, lo que estaba ocurriendo en los países de Europa y por supuesto no tomó ninguna decisión. El desaparecido Gobierno lo fio todo a la vacunación, algo que los expertos en pandemias ya avisaban que no sería una solución en el corto plazo, los contagios no pasarán a ser un problema marginal hasta bien entrado el presente ejercicio incluso con las vacunas.

Pero una vez más el virus hace acto de presencia y reclama los focos de protagonismo, nuevamente nos preocupamos por los enfermos y por la cifra de fallecidos. Pero a la vez surge la gran duda sobre la economía: ¿cómo afectará a la ya muy maltrecha situación de familias y empresas? La respuesta es mal, volvemos a hundirnos en los peores escenarios económicos, como dice el refrán: "A perro flaco todo son pulgas". La preocupación es un posible nuevo confinamiento y cómo sería.

Demos un pequeño repaso de la situación, aunque sea de sobra conocido. La economía española es después de la propia Reino Unido la que peor se comporta en esta coyuntura de los países desarrollados. La caída del PIB de 2020 nos devuelve a más de una década atrás, aun cuando las cifras de paro, morosidad, concursos de acreedores y otras variables están totalmente distorsionadas por las medidas dispuestas en marzo para afrontar la crisis. Desde organismos como el FMI se remarcaba que, en caso de un nuevo rebrote, la nuestra sería la economía más frágil ante el nuevo del virus. Nuestra estructura económica, dependiente de una extensiva mano de obra de baja productividad y valor añadido, difícilmente soportará una nueva embestida. A pesar de la recuperación observada en el tercer trimestre el impacto neto, a falta de conocer lo ocurrido en el cuarto trimestre, es muy negativo.

Nuestro PIB difícilmente soportará un nuevo confinamiento por la tercera ola

La posibilidad de restricciones a la movilidad (incluso no es descartable un nuevo confinamiento) extiende un gélido estremecimiento al analizar los posible escenarios. El problema, la clave, es si este nuevo confinamiento se extiende en el tiempo más allá de un mes y es general a todo el país; sin ello es difícil hacer previsiones. En el peor de los casos el perjuicio a la actividad económica se haría notar y es más que previsible que registrásemos caídas de actividad. Esa caída podría convertirse en recesión en caso de abarcar el confinamiento los dos primeros trimestres y que los mismos fueran severos. Pensemos que ya se da por perdida la Semana Santa y demás actividades hasta mayo; no se puede incluso descartar perder la época estival.

No estoy pensando en caída semejantes a las que vimos en el pasado ejercicio, sino en cifras mucho más modestas dado que la economía ya está en ritmos de crecimiento bajos. Pero no debe minusvalorarse la situación. Hay que añadir que en sectores, tan importantes para nosotros, como turismo, hostelería o todos los relacionados con movilidad de personas ya se da por perdido al menos el primer semestre de este año, lógicamente aumentaría la negatividad de cara al verano y se retrasaría aún más la recuperación de estas actividades. Debemos igualmente temer efectos sobre la ratio de deuda pública sobre el PIB, donde ya estamos en unos niveles muy altos. El gobierno ha mandado a Bruselas unas previsiones muy positivas e irrealizables, veremos si el trágala impera en Bruselas

En cuanto a previsiones, recordemos que el servicio de estudios del Banco de España en su peor escenario cifraba el crecimiento en un 4,2%, para este año. Si se acomete una revisión derivada de la imposición de nuevas restricciones nos situaríamos por debajo del 4%, algo preocupante dado el desplome del 2020. Buena parte de la recuperación deberá venir por el sector servicios en hostelería, turismo y movilidad pero esto va a ser complicado, como decíamos antes. Por cierto el estar por debajo del 4% respondería a escenarios de restricciones de movilidad laxos, nada exigentes.

Ya se da por perdida la Semana Santa y no se puede descartar perder la época estival

Con seguridad este desastroso gobierno lanzará cantos de sirena, todos ellos basados en la vacuna. En este sentido conviene retomar las recientes palabras de Jerome Powell, gobernador de la Fed como un faro a seguir: "Aunque las perspectivas de las vacunas contra el Covid-19 han apoyado el optimismo empresarial para el crecimiento de 2021, esto ha sido moderado por las preocupaciones sobre el reciente repunte del virus y sus implicaciones para las condiciones de negocio a corto plazo"

Dejemos de hablar de esperanzas y seamos realistas: un tercer rebrote es una de las peores noticias que pueden llegar a nuestra maltrecha economía. Un confinamiento parcial o corto nos llevaría a crecer menos del 4%, lo que en una situación como la nuestra es no poder asumir el levantamiento de los Ertes y por tanto ver tasas de desempleo inasumibles para un país que se denomina desarrollado y que es la cuarta economía de la zona euro. La brecha entre clases se acrecentaría y la clase media, ya de por sí fuertemente deteriorada después de la crisis de deuda y la llegada de la pandemia, sería la más damnificada.

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