Opinión

El salario del miedo

La ministra de Trabajo Yolanda Díaz

Como en la premiada película de H.G. Clouzot, con interpretación magistral de Yves Montand, la propuesta de subida del Salario Mínimo Interprofesional de la ministra Yolanda Díaz es, en el escenario actual de crisis económica y sanitaria, un camión cargado de nitroglicerina que amenaza con estallar nuestro mercado laboral provocando la muerte de miles de empresas pequeñas y medianas y la destrucción de muchos más puestos de trabajo.

Dando por sentado que las disputas entre las distintas facciones del Gobierno por esta subida no son más que otra nueva dispuesta por el poder y por la propaganda, es de justicia reconocer que cuando en los Presupuestos del Estado se ha incluido un aumento del 0,9 por ciento en las retribuciones de los funcionarios y los pensionistas debería ser obligado hacer lo mismo con el SMI. Sin embargo, también es justo y de sentido común acomodar las medidas sociales a las circunstancias económicas y sociales y a los recursos del Estado. Y los números muestran que la situación de nuestra economía y de nuestras empresas sigue en la UVI y no está para alegrías.

En los últimos días nos hemos enterado de que mientras el PIB del G-20 crecía un 8,1 por ciento en el tercer trimestre de este año, un avance récord, y el del conjunto de los países de la OCDE lo hacía en un 9,1 por ciento, el de España caía nada más y nada menos que un 16,7 por ciento. Hundimiento que contrasta también con el crecimiento de los países más próximos de nuestro entorno como Francia e Italia que para el mismo periodo registraban subidas del 18,7 y del 15,9 por ciento, respectivamente.

Pero hay más, el Banco de España ha confirmado que un 10 por ciento de las empresas españolas se encuentran ya en riesgo de liquidación y no pasarán de 2021, mientras que los datos de la actividad de fusiones y adquisiciones en nuestro país muestran un descenso del 22,6 por ciento durante la pandemia hasta sólo 1.812 operaciones. Desplome que se acompaña del fuerte crecimiento de las desinversiones de las empresas españolas en sus filiales en el extranjero hasta alcanzar 22.024 millones de euros, un 118 por ciento más que en 2019, entre las que destacan la salida del BBVA de EE UU.

La propuesta de subida del SMI de la ministra Yolanda Díaz es un camión cargado de nitroglicerina que amenaza con estallar nuestro mercado laboral

También el Radar empresarial de ampliaciones de capital correspondiente al mes de noviembre elaborado por Axesor, muestra que el tejido empresarial continúa sin ver la luz al final del túnel. Prueba de ello es que en los once primeros meses de 2020 las ampliaciones de capital apenas han alcanzado los 16.880 millones de euros frente a los 23.115 millones de euros del mismo periodo del año pasado lo que supone una caída del 27 por ciento, más de 6.234 millones de euros en el último año. Al tiempo que en el acumulado de 2020 el volumen de capital reducido se elevó hasta los 12.275 millones.

El Banco de España confirma que un 10 por ciento de las empresas españolas se encuentran en riesgo de liquidación y en febrero terminan los ERTE a los que están acogidos 800.000 trabajadores, de los que al menos la mitad irá a engrosar la nómina del paro

Y si hablamos de empleo, las cifras oficiales elevan ha 700.000 el número de españoles que han ido al desempleo en lo que va de año, lo que sumado a los autónomos que se encuentran en situación de cese de actividad por cierre de negocio nos coloca ya en la realidad de más de cinco millones de inactivos, un millón por encima de los parados que reconocen las cifras oficiales.

Y, para terminar, un dato. El próximo 1 de febrero se terminan los expedientes de regulación temporal de empleo, los ERTE, a los que están acogidos 800.000 trabajadores españoles de los que más de la mitad van a ir a engrosar la nómina del paro y que se sumaran a la, ya de por sí, dramática cifra que hoy tenemos.

Esta es la situación y estos los datos, y a la hora de decidir sobre cuestiones como el SMI, las posibles indemnizaciones por desahucios y otras ocurrencias podemitas, habría que sopesar si con las cartas que jugamos se pueden lanzar estos órdagos. Salvo que en un arranque de solidaridad y de vergüenza el Gobierno decida rebajarse el sueldo, como han hecho en otros países, o reducir el número de ministerios y de tantos asesores y amiguetes enchufados en cargos innecesarios o creados expresamente para ello. Pero eso, hoy, ni está en sus manuales ni se espera.

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