
Trabajo mantiene su intención de elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) en 2021. No existe una propuesta concreta aunque ya es previsible que el alza no llegará al 5% inicialmente barajado y se quedará en el nivel de la inflación prevista, el 0,9%.
Aunque se trate de una cuantía menor, el incremento que el equipo de la ministra Díaz persigue, ahora más que nunca, continúa siendo indefendible. Toda medida que eleve los costes salariales no debería tener cabida en un escenario económico tan difícil para las empresas como el actual. Pero, sobre todo, con esta medida se transmite el mensaje equivocado a los más damnificados por la crisis. En lugar de fomentar la creación de empleo, el Gobierno parece más preocupado por mejorar las condiciones de quienes aún tienen la suerte de conservarlo.