La banca europea retrocede en bolsa hasta los mínimos de los días posteriores al referéndum del Brexit. Su caída, del 24%, deja en papel mojado la recuperación que estas entidades mostraron en el inicio de 2020.
Es el resultado de una desafortunada circunstancia: el sector financiero sufre la crisis del coronavirus en dos frentes. Por un lado, al ser un sector muy internacionalizado es imposible que se inmune a una pandemia mundial. Pero, además, es la víctima colateral de las nuevas acciones de los bancos centrales. Aunque no están actuando de modo coordinado, es ya inevitable que el BCE replique a la Fed y baje otra vez tipos. Todo crecimiento de los márgenes de la actividad crediticia queda así descartada, y el aumento de la rentabilidad va a seguir siendo un reto.
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