
La sentencia del TJUE sobre el índice IRPH parece haber sentado bien a la banca y ha evitado el peligro de un pronunciamiento claro contrario al índice en sí mismo, cuya transparencia debe ser determinada por los tribunales españoles, al estar sometidas las cláusulas contractuales donde se establece el índice, a la directiva comunitaria sobre cláusulas abusivas en los contratos celebrados con consumidores.
Los consumidores, es decir, básicamente los despachos de abogados que están excitando todo tipo de reclamaciones sobre el sector bancario, también parecen estar satisfechos por la sencilla razón de que la sentencia supone un espaldarazo para litigar, por más que el resultado sea incierto a la luz de una sentencia del Tribunal Supremo sobre esta materia en la que se declaraba que al tratarse de un índice oficial publicado por el Banco de España no cabía considerarlo abusivo.
¿Es posible que un índice oficial, sometido en sus reglas de cálculo a la normativa vigente y publicado por el Banco de España sea poco transparente? A mi juicio y al criterio hasta ahora del Tribunal Supremo, no. Hay razones de toda índole para considerarlo así, entre otras que está ampliamente publicitado y se publica en el BOE y al ser calculado por el Banco de España es obvio que no puede estar sometido a la manipulación que podría derivarse de un cálculo meramente privado.
El índice es transparente al estar su cálculo sometido a la normativa vigente
Por otra parte, la elección del tipo de interés que una entidad financiera ofrece a un cliente no solo se deriva de su política crediticia sino de la posición de riesgo del propio cliente. En el estudio de concesión de una operación crediticia el retorno que ofrecerá a la entidad es asunto fundamental. Posiblemente a un cliente de primera fila no se le haya ofrecido el IRPH y no todos los deudores hipotecarios han de ser tratados por igual ni son de primera fila.
¿Es necesario que un consumidor comprenda un índice de referencia hipotecario? A mi juicio no y básicamente la mayoría de los clientes no podrán comprender cómo se forman, porque para eso deberán tener unos conocimientos y estudios de los que la mayoría carecen. ¿Debe un banco ser una academia que prepare a sus clientes sobre cuestiones técnicas irrelevantes, al margen de la evolución de los diferentes precios de este tipo de índices? Vuelvo a responder que no, puesto que si un cliente quiere conocer cómo se forma técnicamente un índice, algo francamente ridículo para suscribir una operación financiera, tiene a su alcance todo tipo de información y cursos que puede realizar, aunque probablemente no le van a convertir de la noche a la mañana en un experto financiero. ¿Puede un cliente conocer la evolución de los índices hipotecarios? Obviamente sí, dado que se publican oficialmente. Y la pregunta que cabe hacerse es cómo es posible que haya falta de transparencia o abuso en algo tan transparente como un índice oficial.
Se está ya rizando el rizo de la reclamación bancaria. Es obvio que hay casos más claros que otros sobre falta de transparencia en las operaciones bancarias y en particular en las hipotecas. Pero también es obvio que, tratándose de dinero se hace el tonto hasta el más letrado. Una vez firmado el contrato, oídas las explicaciones del notario y recibido el dinero, muchos clientes declaran no haber entendido nada. Han sido capaces de entender una compraventa de un inmueble, de comprender los trámites que hay que realizar, de tener la habilidad de conseguir el préstamo y ganar el dinero suficiente para entregar una entrada, pero, oh cruel destino, es el banco el único en colarles un engaño sibilino, aunque supieran qué cuota tenían que pagar, pudieran conocer la evolución de los tipos de interés y acertaran a emplear el dinero que se les puso en las manos.
Un banco no puede ser una academia que forme a sus clientes sobre cuestiones técnicas
No todos los clientes han de ser tratados por igual por una entidad financiera. Unos pagan más y otros pagan menos por el dinero. Esa suposición de que si me hubieran puesto el Euribor hay que ver lo que me estaría ahorrando, no tiene lógica en una economía de mercado, por muy social que sea. A diferencia de otros bienes o servicios, el dinero no tiene por qué tener el mismo precio para todos sus demandantes.
Hay que estar atentos a cómo evoluciona esta cuestión en los próximos meses y años. De momento la banca ha alejado el peligro de tener que devolver de forma inminente miles de millones, aunque, francamente, creo que el peligro de un gran quebranto para el sector está mucho más lejos ahora que antes.