
El Comité Federal de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés), el órgano encargado de dictar el rumbo de la política monetaria en Estados Unidos, ha decidido dejar los tipos de interés sin cambios en un rango de entre el 2,25% y el 2,50%.
Eso sí, la decisión de mantener el precio del dinero sin cambios no fue unánime. De los diez funcionarios con derecho a voto, James Bullard, presidente de la Fed de San Luís, se mostró contrario a la decisión favoreciendo una rebaja de tipos de 25 puntos básicos. Los nueve miembros restantes apoyaron mantener los tipos sin cambios.
Aún así, la Fed eliminó como estaba previsto la palabra paciencia de su comunicado. Además dejaba la puerta abierta a futuros recortes. "El Comité supervisará de cerca las implicaciones de la información entrante para el panorama económico y actuará según corresponda para sostener la expansión", señaló el documento al hacer alusión al incremento de las incertidumbres sobre su escenario base.
De esta forma, en su declaración, los funcionarios del banco central rebajaron su evaluación de la actividad económica, que consideran avanza a un ritmo "moderado" desde el "sólido" empleado en su comitiva anterior en mayo. Cambios que el presidente de la Fed, Jerome Powell, consideró "significativos". "Muchos de los miembros del FOMC consideran que existe un caso más fuerte que justificaría una rebaja de tipos", señaló durante su rueda de prensa.
La decisión llegó acompañada del nuevo cuadro de perspectivas del banco central estadounidense, que se actualizó por última vez en marzo. La Reserva Federal mantiene su previsión de crecimiento para este año sin cambios, en el 2,1%, pero mejora la de 2020 en una décima hasta el 2%. La tasa de paro se mantendrá en el 3,6% este año, una décima menos de lo estimado en marzo. También rebaja en una décima el paro en 2020 y 2021 hasta el 3,7% y el 3,8% respectivamente.
De acuerdo a Powell, las perspectivas de un menor crecimiento global, "podrían lastrar la inflación a nivel global". Precisamente, en sus nueva previsiones, la Fed rebajó sus previsiones de inflación sobre el gasto de consumo personal (PCE) para este año desde el 1,8% al 1,5% y su lectura subyacente hasta el 1,8% desde el 2% previsto en marzo.
Según la media del diagrama de puntos (dot plot, en la jerga financiera), la Fed observa los tipos en el 2,4% este año. Cuando sí se observan cambios es en 2020, con la media situándose en el 2,1%, lo que implica al menos una rebaja de tipos de 25 puntos básicos y supone una rebaja de 0,5 puntos porcentuales con respecto a las previsiones de marzo. En 2021, la tasa se sitúa en el 2,4%, 0,2 puntos porcentuales menos que en marzo. Además la considerada tasa neutral a largo plazo, el nivel en que la política monetaria ni incentiva ni ralentiza la actividad económica, se rebaja en 0,3 puntos porcentuales hasta el 2,5% con respecto a lo estimado hace casi tres meses.
Si dejamos de lado la media, la división dentro del banco central es mucho más profunda. Ocho de los 17 altos funcionarios que componen el sistema de la Reserva Federal proyectan una rebaja de tipos para finales de año. No obstante, otros ocho no observan cambios y uno pronostica un alza, según las previsiones trimestrales actualizadas. De ahí que la media de los tipos federales se mantenga sin cambios en el 2,4% sin cambios con respecto al mes de marzo. Por su parte, la mayoría de los funcionarios proyectan que la tasa de referencia se situará por debajo del nivel actual a finales de 2020.
En lo que se refiere al frente comercial y las tensiones con China, el presidente de la Fed aclaró que cerrar un acuerdo con el gigante asiático no tiene que eliminar necesariamente la posibilidad de futuros recortes en las tasas de interés. "Las noticias sobre comercio han sido un importante impulsor de la confianza en el período entre nuestras reuniones, pero también estamos considerando el crecimiento global", explicó insistiendo en que la Fed no está enfocada "exclusivamente en un evento o un dato".
Nueve subidas de tipos desde 2015
El banco central estadounidense ha implementado un total de nueve subidas de tipos de interés desde que comenzase su ciclo de normalización monetaria en diciembre de 2015. La última vuelta de tuerca al precio del dinero se produjo en la última reunión del año pasado, cuando se optó por elevar las tasas en 25 puntos básicos hasta un rango del 2,25% y el 2,50%. Desde entonces, la Fed ha cambiado sensiblemente sus proyecciones. Si el 19 de diciembre de 2018 sus perspectivas llegaban a telegrafiar al menos dos subidas de tipos este año, en enero su mensaje viró profundamente.
Fue a partir de entonces cuando la palabra paciencia entró a formar parte del vocabulario de cabecera y sirvió de escudo para garantizar que los 10 miembros del FOMC no moverían ficha en lo que a tipos de interés se refiere este año. Una postura que animó al mercado hasta mayo, cuando la tregua comercial con China hizo aguas y ambas economías reanudaron su azote arancelario. Un revés que provocó que el S&P 500 borrase un 6,6%, cerrando así su peor mes en siete años y el segundo desde 1960.
El temblor en las bolsas sirvió de catalizador para ampliar el escrutinio de los datos económicos entrantes. Si la economía estadounidense se expandió a un ritmo del 3,1% en los tres primeros meses del año, el indicador GDPNow de la Fed de Atlanta indica un crecimiento del 2% en el trimestre en curso. Un debilitamiento que se ha visto magnificado por el traspiés del mercado laboral en mayo, cuando EEUU generó tan solo 75.000 empleos. En los últimos tres meses, la media mensual se situó así en los 151.000 puestos de trabajo mientras la tasa de paro se sitúa en el 3,6%, mínimos en casi medio siglo.
Todo ello en un momento en que las presiones inflacionarias continúan sin repuntar. En abril, su lectura más reciente, los precios de gasto de consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés), el indicador favorito de la Fed para medir la inflación, se situó en el 1,5% interanual en su tasa de cabecera y en el 1,6% en su lectura subyacente, que deja de lado los precios de la energía y los alimentos. Cifras que se alejan del objetivo del 2% fijado por el banco central estadounidense, cuyas metas son la estabilidad de los precios y el pleno empleo.
Las presiones de Trump y las expectativas del mercado
En estas circunstancias no hay que pasar por alto las continuas presiones procedentes de la Casa Blanca. El presidente de EEUU, Donald Trump, no ha desaprovechado ninguna ocasión para insistir en la necesidad de rebajar los tipos de interés. De hecho, esta misma semana, Bloomberg confirmaba que la administración comenzó a explorar a comienzos de este año la vía legal para destituir a Powell si fuera necesario. Powell sin embargo recalcó en su rueda de prensa del miércoles que la ley "es clara" y que tiene intención de cumplir "todo su mandato" de cuatro años en el cargo.
Todo ello ha fomentado que el mercado haya incrementado sus expectativas que atisban el fin del ciclo alcista de los tipos tan pronto como en la reunión del próximo 30 y 31 de julio con su primera rebaja de tasas en más de tres años.
De hecho, el consenso digiere claramente al menos dos recortes de tipos de 25 puntos básicos cada uno que se implementaran en los próximos dos encuentros del FOMC, llevando el precio del dinero a un rango de entre el 1,75% y el 2% al término del encuentro que culmine el 18 de septiembre, según indican los futuros del FedWatch elaborado por la CME. Algunos van más allá y no descartan rebaja adicional de 25 puntos en la última reunión del año.
Estas expectativas devolvían en el mes en curso el optimismo a la renta variable estadounidenses. El S&P 500 parece dispuesto a cerrar su mejor mes de junio desde 1955 acumulando hasta la fecha una rentabilidad de alrededor del 6%. El Dow Jones hace lo propio, con subidas de casi el 7%, su mejor junio desde 1938 mientras el Nasdaq Compuesto suma un 6,8%, lo que marcaría su mejor cota en el mes en curso desde el 2000.