
La Reserva Federal subió los tipos de interés por novena vez desde 2015 en la reunión del pasado miércoles. Además, rebajó a dos (en lugar de tres) las subidas de tipos para 2019. El tono de Jerome Powell, presidente de la Fed, fue más blando que en las pasadas reuniones, pero los mercados esperaban una laxitud aún mayor. Las bolsas mundiales han reaccionado con fuertes caídas, y contra todo pronóstico, este tono más hawkish (restrictivo en jerga monetaria) de lo que se esperaba ha lastrado al dólar frente a las principales divisas del mundo.
Citi: "Estamos viendo un dólar débil como respuesta a una Fed hawkish. Por ahora, el mercado parece estar vendiendo de forma amplia activos estadounidenses ante la percepción de que la Fed ha cometido un error"
Esta reacción de los mercados recuerda a la vivida tras la subida de tipos del BCE en 2008, un movimiento que se produjo cuando la Fed ya se encontraba inmersa en una bajada sin frenos del precio del dinero. Tras el movimiento del BCE, el euro corrigió con fuerza contra el dólar a pesar de las divergencias monetarias entre ambos países (la Fed bajando tipos a gran velocidad y el BCE implementando una subida hasta el 4,25%).
Una subida de tipos suele interpretarse como un signo de fortaleza económica. El banco central eleva el precio del dinero para evitar que la economía se recaliente demasiado a través de la inversión y el consumo. Además, unos tipos más altos suelen hacer más atractivos a gran parte de los activos del país en cuestión lo que suele provocar una entrada de capitales que aprecia la divisa. Pero si ese incremento del precio del dinero se interpreta como muy perjudicial para la economía (porque el momento no sea el adecuado o haya miedo a una desaceleración económica), los inversores pueden trasladar sus capitales presionando a la baja el tipo de cambio de la divisa, como ha ocurrido en este caso con el dólar y en 2008 el euro.
Por ello, los economistas de Citi se preguntan en una nota si ahora estamos viviendo otro 'Momento Trichet', protagonizado por el que era presidente del BCE (Jean-Claude Trichet) por entonces. Por ejemplo, cuando la Fed comenzó a subir tipos en diciembre de 2015, los mercados reaccionaron de forma brusca, "pero la mayor diferencia con 2015 es que ahora hemos estado viendo un dólar débil como respuesta a una Fed hawkish. Por ahora, el mercado parece estar vendiendo de forma amplia activos estadounidenses ante la percepción de que la Fed ha cometido un error", aseguran los expertos de Citi.
Las bolsas y el dólar caen
Tras la subida de tipos, el S&P 500 ha registrado dos sesiones con caídas superiores al 1,5%. Por su parte, el dólar se depreció un 0,12% el miércoles y un 0,7% el jueves. Aunque son solo dos sesiones, la depreciación del dólar deja entrever que la confianza en el futuro de la economía de EEUU se ha deteriorado levemente tras la reunión de la Fed.
Los economistas de Citi explican que el alza de tipos en Europa se produjo a principios de julio de 2008, "cuando la curva alemana estaba casi invertida, y fue recibida por una caída de los rendimientos de los bonos, una caída de las acciones europeas y un euro más débil. Aunque no es sencillo, cuando se mira a los datos económicos, dibujar un panorama suficientemente bajista para explicar completamente estos movimientos, los mercados están sugiriendo que no todo está bien", sostienen los analistas del banco estadounidense.
La reacción de los mercados y del dólar sugiere que el discurso de Powell y la reducción a dos de las subidas de tipos previstas para 2019 fue un posicionamiento de la Fed más restrictivo del que se esperaba. Quizá los mercados hubieran preferido escuchar algo respecto a la reducción del balance (una parada o disminución del ritmo) o que la Fed hubiera sorprendido manteniendo los tipos sin cambios.
No obstante, otro factor que puede estar lastrando al dólar en estos días posteriores a la Fed son las malas previsiones de crecimiento que prestó el organismo. En el cuadro de proyecciones, los expertos de la Fed han reducido el crecimiento económico hasta el 3% para este año (frente al 3,1% previsto en septiembre) y hasta el 2,3% para 2019 (frente al 2,5% vaticinado en septiembre). Un menor crecimiento también puede ahuyentar a los inversores hacia otros activos fuera de EEUU.